Evolución

2.6K 179 14
                                    


(Breath me/ SIA)

Cuando pequeña era muy valiente, quizás porque a los cinco años no tenía realmente internalizado el temor. Es muy probable que la inocencia y la ignorancia era tal, que mi frágil mente no podía dimensionar las consecuencias de mis actos. Pero conforme uno crece, el mundo te enseña a temer, el mundo te muestra que hay cosas que traen sucesos horrorosos y que si no piensas bien lo que haces, puede que las consecuencias sean fatales.

También aprendí en mi adolescencia que las cosas cambian, y gracias a la naturaleza humana nosotros casi siempre nos adaptamos,  si cambiamos de entorno hacemos nuevos amigos, si trabajamos bajo presión generalmente rendimos más, si nos hace falta alguien buscamos el modo de reemplazarlo. 

La cosa es que en ese momento de mi vida, era cuando más patente estaban todas esas lecciones. Tanto así que me adapté a la situación con toda la rapidez que fue posible, al punto de olvidar los temores que me habían inculcado, para convertirme nuevamente en la Lepbinia valiente de cinco años, ignorando la idea de que la muerte me seguía el paso tan de cerca que al despertar podía sentir su tenebrosa aura, su gélido perfume... Tenía que lograrlo, tenía que hacer lo que fuese necesario.

No me arriesgaría a un golpe, no estaba siendo inteligente, no estaba jugando bien mis cartas con ese chico, debía aprovecharme de su paciencia al máximo, y sacarlo de casillas era por lejos la peor jugada, por ello dejé que pasaran unos minutos sin perturbarlo.

 El silencio más grande llenaba la sala, no dije nada, ni siquiera me moví aún con la sensación de que me venía una bofetada, sonreí mirando al frente algo complacida, ese capullo se lo merecía.

No estoy segura de cuanto tiempo pasó, pudieron ser segundos o minutos en los que mi cuerpo se sumió en la amargura más grande, pero el oscuro hastío por la vida se vio interrumpido por pasos en el pasillo que daba a la habitación, mi cuerpo se tensó inmediatamente mientras todo atisbo de petulancia se iba para ser reemplazado por terror, volteé a ver a Harry para saber cual era su estado actual, pero era más rápido que yo, sus manos ya estaban subiendo la venda para cubrir mis ojos. Fue hasta la puerta justo a tiempo para abrirla y recibir a quien fuese que estaba entrando, me quedé en silencio para prestar atención al recién llegado.

—¿Qué pasa? —preguntó Harry y por su voz supe que aquel individuo no representaba ninguna amenaza, mi espalda se relajó al instante.

De alguna forma creía su discurso y su extraño interés por mantenerme "a salvo", me hacía sentir protegida y si él confiaba en alguien ¿por qué yo no?

—Nada, Jamie me mandó a cuidarla. —Reconocí la voz del chico que antes había estado conmigo.

—No es necesario —respondió Harry, se oía el roce de las prendas como si se moviera.

—Dijo que lo necesitabas —insistió el otro—. Además yo solo sigo órdenes —agregó luego de unos segundos, las manos me empezaron a sudar de los nervios mientras intentaba captar cada sonido para imaginar el movimiento de sus cuerpos al hablar. Habrían pasado diez o veinte segundos antes de que alguno soltara prenda—. ¿Qué te está pasando? —No se si sonaba molesto o solo curioso, quizás una mezcla de ambos.

—Nada ¿Por qué me pasaría algo? —Harry sonaba tranquilo, como si realmente no entendiese por qué le preguntaba eso. Sentí que caminaban hasta estar en el pasillo, lo noté porque las voces se oían lejanas y con un leve eco. La puerta chirrió y asumí que estaban semi cerrándola para que yo no oyera, así que haciendo acopio de toda mi capacidad auditiva intenté tomar la conversación que estaban desarrollando.

—Sabes a qué me refiero capullo, somos amigos ¿no? —El acompañante de Harry se oía enojado, o eso me hizo pensar.

—Louis —dijo Harry deteniéndose unos segundos para aumentar la tensión—. No se de que hablas. —Comprendí que aquel chico era el mismo que debió llevar mi ropa de cambio.

CautivaWhere stories live. Discover now