Monster ❬ Baekhyun. ❯ ┆Editando.

Capítulo VI

Cuando empecé a caminar por los pasillos, sentía algunos pasos detrás de mí, que ligeramente me causó escalofríos. Haciendo que me estremeciera un poco.

Me giré para ver quién era, con cierto disimulo. Sin embargo sus cabellos de color rubio ocultaban su rostro, aunque su risa tan terrorífica me hicieron dar cuenta quien era.

Kim TaeYeon.

Suspire y me giré, encarándola.

— No hagas eso, maldita. –Le dije y seguí caminando.–

— Ah! No le viste la cara ¿No? – Susurro y empezó a carcajearse con fuerza, atrayendo la mirada de todos hacia nosotros.–

En cuanto dijo eso, me imaginé la expresion que pudo haber tenido la idiota de SunHee. Y gracias a mi imaginación me uni a la carcajada de TaeYeon. Pero obviamente mas discreta, vaya que esta chica tenía una risa fuerte.

Después de eso, las nubes cubrieron el cielo despejado y por lo que se veía, iba a llover. Un asco.

En la última clase de Literatura, los truenos se escuchaban realmente fuerte, casi ni oíamos a la profesora. Y como es media anciana.

— Oye Baek, ¿Te llevo? –Me dijo TaeYeon en cuanto acabo la clase, tenía una sonrisa de oreja a oreja, aterrador.–

— Bueno..–Acepte y mire a la idiota, quien pedía a los demás quien la llevara a su casa, ¿En serio, SunHee? Jaja.

TaeYeon y yo, salimos después de SunHee. Uno de los motivos por el cual me quiso llevar Taeyeon, fue porque tenía planeado algo, pero tenía que pasar por mi consentimiento.

Y obvio que fue así.

En vez de que ella se subiera en el asiento de conductor lo hice yo. Y ella se sentó en el asiento del copiloto.

— Baek! Ahí hay uno! –Dijo TaeYeon señalando un charco enorme de agua sucia.–

Y Dios es tan generoso, que apareció la idiota caminando por ahí. Intentando cubrirse con su mochila para evitar que se mojara.

Empecé a conducir un poco rápido, ya que su cuerpo sin figura pasaba ya, cerca al charco.

Acelere con fuerza y todo el charco mojo por completo su cuerpo.

Me detuve, bajando la ventana para burlarme indirectamente.

— Perdón, amor, no te vi.

Volví a conducir y junto con la enana, empezamos a reírnos.

Quien diría que la lluvia podía ser tan divertida.