Capítulo Uno

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Mayte lee:
“Es difícil encontrar al hombre ideal. ¿Aún no has encontrado al tuyo? No desesperes. Merece la pena esperarlo. Lo reconocerás por su aspecto elegante y cortés, su actitud resuelta y su confianza en sí mismo. Créanme, hay un hombre ideal para cada una de nosotras esperando a la vuelta de la esquina”.
Artículo “49 Cualidades Del Hombre Ideal”, Revista Hombre Real, Abril, 1964.

M: Debo estar mirando en la esquina equivocada (murmuró para sí)
Mayte estaba sentada en la alfombra bordó del despacho de Fernanda, hojeaba la revista que tenía delante. Era la edición de Mayo de 1964 de la revista Hombre Real, el primer número cuidadosamente protegido en su funda de plástico. El artículo que estaba leyendo se titulaba “49 Cualidades Del Hombre Ideal”. 
El título estaba escrito en grandes letras en la parte izquierda de la página. En el lado derecho se veía una fotografía en blanco y negro de una mujer joven mirando a un hombre también joven vestido con traje. La chica tenía unos ojos grandes y soñadores, lo cual no era de extrañar por lo guapo que era el chico al que miraba.
M: O es eso o hace tiempo que desaparecieron con los nuevos planes de urbanización.
Fernanda Meade, ayudante editorial de la revista, levantó sus ojos marrones y miró a Mayte.
F: ¿Cómo dices? (le contestó)
M: Esto es lo que dice el artículo: “Hay un hombre ideal para cada una de nosotras esperando a la vuelta de la esquina”.  Te aseguro que yo no lo he encontrado, Fernanda. He estado en muchas ciudades y he dado la vuelta a muchas esquinas, pero el único hombre que me estaba esperando era un asaltante de carteras.
F: No entiendo...
M: No fue así en realidad.  Escucha. “¿Eres una mujer a la que le cuesta decidirse? No te preocupes. La capacidad de tomar decisiones es una de las cualidades del hombre de verdad. Ya se trate de decidir qué comer, qué ponerse o dónde ir, tu hombre de verdad no tendrá problemas para saberlo” (Continuó leyendo) Bien, ¿cuándo fue la última vez que te encontraste con un hombre así?
F: No recuerdo...
M: Yo tampoco (dijo dando media sonrisa) El único hombre que he conocido que podría parecerse al que describe el artículo es mi padre. El sí que era un hombre de verdad: encantador, educado, distinguido (suspiró con nostalgia)
Su padre había muerto hacía varios años pero se acordaba mucho de él.
M: Nunca he conocido a ningún hombre como el que describe la revista que tenga por lo menos ochenta años.
F: ¿No? (preguntó dudando de la palabra de May) Bueno, estoy segura de que lo harás cualquier día. Y ahora, te estaba diciendo...
M: Desde luego no fue el sábado pasado (se quejó) No te lo vas a creer. Daniel parecía perfecto cuando lo conocí, pero no lo era. No era encantador, ni educado, y menos aún decidido. Me llevó de un restaurante a otro buscando el que tuviera el menú más pequeño. Dijo que se mareaba de leer todas aquellas largas listas de aperitivos.
F: Vaya, es fascinante (le comentó de manera irónica)
Mayte hizo una mueca.
M: Nada de eso. Ir de un restaurante a otro pidiendo el menú para verlo y devolviéndoselo al mozo diciéndole simplemente que no servía tal o cuál comida, no es mi idea de la cita perfecta.  Además, estaba hambrienta.
F: ¿Hambrienta?
M: Muerta de hambre, sí sabes como me pongo si no como... (añadió con un movimiento de cabeza) ¿Y sabes dónde terminamos cenando? En una pizzería porque Daniel finalmente recordó que sólo le gusta una clase única de pizza (dijo Mayte tamborileando con el dedo sobre la foto del hombre en la revista) Este hombre no parece el tipo que llevaría a una mujer a cenar a una pizzería en su primera cita. Haría algo más romántico... con velas, y vino... (Mayte suspiró porque en su cita no había habido nada de eso) Daniel quería que pagáramos la cuenta a medias. Seguro que el hombre de la foto no haría algo así.
F: Seguro que no, cariño (dijo levantando las cejas) Ese hombre debe tener ochenta años ahora. Seguro que te invitaría a comer, aunque no creo que te invitara a salir teniendo en cuenta la diferencia de edad (añadió frunciendo el ceño)
Estaba tan seria que Mayte no sabía si aquello era una broma. Entonces recordó con quién estaba hablando y decidió que no. Fernanda era la ayudante editorial, un modelo de eficiencia pero con un poco de sentido del humor negro.
Isabel puso la revista sobre el cristal de la mesa.
M: No tengo previsto salir con este hombre, Fer, te estoy hablando enserio. Sólo pretendía que sirviera de ejemplo para explicarte que nunca he conocido a un hombre que tuviera las cualidades que menciona el artículo.
F: No me sorprende (dijo sacudiendo la cabeza sin despeinarse) Ese artículo se escribió en 1964. Las cosas han cambiado bastante desde entonces, Mayte, ya estamos en el Siglo XXI. Los hombres han cambiado, es otra generación.
Fernanda le echó otro vistazo a la foto del hombre del traje. No sólo era guapo, sino que además parecía elegante, cortés, y con experiencia.
M: Claro (asintió de acuerdo) Los hombres que yo conozco podrían decirse que son más bien torpes, no muy corteses y mal vestidos.
F: Y aquí es donde tú entras (dijo Fer, tenía la piel del rostro suave y perfecta, como si estuviera retocada por ordenador) Como has indicado, creo, esta lista de cualidades está pasada de moda. Queremos que arregles eso.
Mayte llevaba trabajando para la revista Hombre Real casi tres años, pero aún le costaba seguir el hilo del pensamiento de Fernanda.
M: No creo que pueda cambiar a los hombres, Fer, al menos no he conseguido cambiar a ninguna de mis citas. Es algo con lo que tienes que aprender a vivir.
Fernanda ni siquiera sonrió.
F: A los hombres no, niña. La lista. Queremos que la pongas al día, que la actualices a la época actual, quiero decir el 2014.
M: ¿Quieres que encuentre las 49 cualidades del hombre de verdad de la actualidad?
F: No, no. Quiero que encuentres cincuenta (dijo Fernanda con los ojos resplandecientes) Fue idea de Amanda, claro. Uno de los actos para celebrar el 50th aniversario de la revista.
M: Debía habérmelo imaginado.
Amanda Larios era la Directora Editorial de la revista y quería asegurarse de que hasta los nuevos lectores supieran la revista Hombre Real estaban celebrando el 50th aniversario.
Todos los meses aparecería un artículo relacionado con el aniversario de la revista, por pequeña que fuera la relación con el tema. Había pedido la opinión de muchos de los periodistas que trabajaban en ella, a Mayte también, pero no se había esforzado mucho por dar una respuesta. 
No era que tuviera nada en contra de la revista. Hombre Real era una revista que la mayoría de sus artículos iban dirigidos a la mujer elegante, sexy y moderna, y además, le pagaban muy bien. 
Sin embargo, llevaba tiempo pensando que le gustaría escribir algo de otro tipo, algo con más profundidad que los artículos que había escrito como “El dormitorio que incita”, “Prendas que te hacen sentir atrevida” o el que estaba escribiendo: “Las mejores recetas sensuales”.
Redactar una lista con las cincuenta cualidades del hombre perfecto no era el cambio al que aspiraba.
M: Parece interesante (dijo, después de pensarlo un momento) pero no estoy segura de que yo sea la persona idónea para hacerlo. Quiero decir que no he conocido a ningún hombre así...
F: Ah, no te preocupes por eso. Los hemos buscado por ti.
M: ¿Neta? (preguntó sorprendida)
F: De veras (asinrió abriendo una carpeta y le entregó el documento de varias páginas) Hay un montón de hombres en esta lista.
M: Ernesto Soto, Harry Báez, Tom Miró (Mayte alzó la vista) ¿Quiénes son?
F: Hombres Reales de verdad, por supuesto (dijo mirando su copia) Ernesto Soto es ecologista, Harry Báez es profesor de latín en la universidad y Tom Miró posee una pequeña galería de arte y, por supuesto, contamos también con un programador informático, el dueño de una boutique para hombres, un par de empresarios, un asesor financiero...
M: ¿Un ecologista, un profesor de Latín y unos cuantos programadores informáticos? ¿Y esos son ejemplos de los hombres que las mujeres buscan hoy en día? (Mayte sintió un escalofrío) Se parecen bastante al tipo de hombres con los que salgo habitualmente, Fer, y, créeme, no son un buen ejemplo.
F: Según las mujeres encuestadas, sí lo son (contestó ella encogiéndose de hombros) Solicitamos un informe y una encuesta para saber sobre qué línea nos teníamos que mover.
M: ¿Y esto es lo que han averiguado? (preguntó con un gesto de desprecio mirando la lista) Aquí no hay ningún «hombre de verdad». Ya sabes, hombres como Brad Pitt, George Clooney, guapos y bien vestidos.
F: Pasados de moda, hija, pasados de moda. A las mujeres modernas ya no les interesan los héroes que aparecen en el momento adecuado para rescatarlas. Las mujeres de hoy en día son muy capaces de cuidarse solas.
Mayte pensó en los muchos peligros con los que se había encontrado desde que llegó a la ciudad: un atracador en la calle, un tipo raro que la siguió por el metro, y los pasos que escuchó una tarde dentro del estacionamiento cuando iba a recoger su carro.
M: Puede ser que seamos capaces de cuidarnos solas pero eso no significa que no nos guste que nos ayuden un poco de vez en cuando.
F: Las mujeres de ahora quieren hombres que sean más... ya sabes, modernos. Y ése es el tipo de hombre que tú vas a conocer. ¿No es emocionante?
M: Estoy encantada (mintió) Pero, ¿por qué es necesario que los conozca? ¿El mismo departamento que ha elaborado la encuesta no podría hacer las entrevistas?
F: Lo mismo pensé Yo (dijo Fer asintiendo vigorosamente con la cabeza), pero Amanda no me quiso escuchar. Ella piensa que el artículo será mucho más interesante y atraerá a más lectores si tú los conoces en persona; información de primera mano para tu artículo, incluyéndole las fotografías de los hombres en cuestión.
Mayte dudaba mucho que unas fotografías de programadores informáticos y ecologistas pudieran causar más interés entre las lectoras, y menos a su carrera de periodista. Tal vez debería rechazarlo. Había decidido no aceptar más trabajos superficiales y aquél lo era. Claro, que había otros factores que considerar, como el montón de facturas pendientes que aguardaban en la mesa de la cocina, o el elevadísimo alquiler de su nuevo apartamento.
M: Supongo que si lo dice Amanda, no tengo más remedio... pero, ¿Están seguras de que soy la persona adecuada para hacerlo? Me halaga que hayan pensado en mí pero aún estoy trabajando en el artículo de “Las mejores recetas sensuales”.  Además, para serte sincera, no he hecho muchos trabajos de investigación, así es que...
F: Amanda cree que eres la persona más adecuada y yo estoy de acuerdo. Posees todas las credenciales necesarias.
M: Si te refieres a mi licenciatura en periodismo...
F: Mayte, no es eso (se apresuró a decir) Escribes bien, Mayte, pero no es eso a lo que me refiero, sino al hecho de que has madurado y no estás comprometida.
M: Sólo tengo treinta y dos años.
F: Lo sé. Treinta y dos años y no tienes ninguna carga. No estás casada. Tu situación es muy similar a la de la mayoría de nuestras lectoras... buscan desesperadamente ese hombre especial que les brinde un real significado a sus vidas.
M: Yo no me describiría como desesperada.
F: Ya sabes lo que quiero decir. Tienes experiencia. Has salido con muchos hombres. De hecho, cada vez que te veo estás con alguien nuevo (dijo levantándose en señal inequívoca de que la reunión se había terminado) Entonces, todo arreglado. Te agradezco que te ocupes tú del tema, y estoy segura de que tu artículo será estupendo. Fíjate si no en el estupendo trabajo que hiciste sobre la ropa para ir al trabajo. Mi armario mejoró gracias a él.
M: ¿De veras? (preguntó Mayte observando el traje azul celeste que llevaba Fernanda, muy parecido al que llevaba el día que se conocieron)
F: Por supuesto (dijo rodeando su escritorio para acercarse a Mayte y darle un breve apretón de manos) Estoy deseando ver a qué nuevas y chispeantes conclusiones llegas.

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