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Cuando la luz se apagó todo se convirtió en una nube de tolchocós interminables

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Cuando la luz se apagó todo se convirtió en una nube de tolchocós interminables. Aquello no era una bitba como las que yo acostumbraba a tener, y menos teniendo en cuenta que era una débochca quien nos estaba ganando a mi nueva schaica y a mí.
Aquella china manejaba la usy y la britba, incluso mejor que yo mismo. Ya apenas sentía algo más que dolor en todo mi cuerpo, cuando me tolchocó en los yarboclos sentí que iba a snufar, desearía haberlo hecho para no sufrir tanto. Porque creedme que era tan horrible que no podía ni pensar en lubilubar, ni con esa débochca ni con nadie.

Cuando noté que la pititsa andaba cerca, agarré sus scharros con mis dos rucas y resbalé mi lengua sobre su litso. Pero me mordió el plecho y alzó su golosa masculina.

——Vonoso besuño. Soy yo, tu drugo.—— no tenía intención de practicar el unodosunodos con aquel glupo que acababa de conocer, así que le empujé para apartarle de mí. La cheloveca  volvió a smencar haciendo que me cabreara, quería agarrar su schiya hasta que no pudiera placar más.

Un último tolchocó en el litso me dejó despistado, más que si vuestro amado narrador se hubiera hartado de velocet. Cuando ella me ató las rucas y los nogas estaba muy ocupado Vvideando caer mi cobro formando un charco en el suelo, como para oponer resistencia.

——Buenos días, vonosos trozos de cala. Mi nombre es Sigma.—— la cheloveca descubrió su litso al dejarse videar bajo la luz.

Desde el primer momento supe que era hermosa. Sus glasos del color del cielo al anochecer son como
synthemesco, y los brillantes subos hacen que su sonrisa se clave cual briptba que no brenda sino que cura.

——Necesito vuestros nombres.—— dice ella apartando su gloria del litso, con un movimiento de su schiya.

——Alexander DeLarge.—— Criché lleno de rabia y curiosidad.

La naranja mecánica: El regreso de AlexWhere stories live. Discover now