Miss Fortune: The new hero?

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En ese momento lo único que Marinette quería era desaparecer o mejor dicho a la que quería desaparecer era a Ladybug, a su alter ego. Todos los acontecimientos de ese día habían rebalsado el vaso y todo gracias a la amada heroína de París que irónicamente se trataba de ella o más bien la versión mejorada de ella misma; o eso era lo que todo ciudadano e incluso sus amigos y familia pensaban.

A decir verdad ya llevaba un tiempo sintiéndose incómoda cada vez que alguien nombra a Ladybug y la traía a colación en las conversaciones, siempre que su nombre aparecía no tardaban en llegar los halagos, adoración y sobre todo admiración por la misteriosa chica del antifaz. Tal vez Marinette podría sentirse bien con todo lo que sus amigos, familia y demás ciudadanos decían sobre su alter ego, de hecho en un principio se sentía orgullosa de que estuviera haciendo un buen trabajo como heroína, pero con el tiempo todo aquello comenzaba a hastiarle y a incomodarla; el motivo, la idealización que todos tenían sobre ella, o más bien Ladybug.

A los ojos de todos, Ladybug era perfecta y eso ya la estaba abrumando, porque la realidad es que Marinette era todo lo contrario a la perfección. Era alguien torpe, con frecuencia llegaba tarde a clases; a veces resultaba ser tímida con las personas en especial con Adrien terminando de alguna forma siempre de avergonzarse a sí misma frente al rubio, en conclusión todo lo contrario a la heroína más amada de París.

En ese momento de verdad desearía nunca haberse convertido en ella, ese día no sólo sus padres la habían retado por volverse a quedar dormida si no que en medio del regaño habían alegado que podría ser un poco más como Ladybug y ser más responsable como era la heroína; luego su amiga Alya no dejaba de decirle lo increíble que era la catarina y que no podía imaginarse quien podría ser tan perfecta como para encontrarse bajo ese antifaz, luego se les unieron Nino y Adrien, quienes también admiraban demasiado a su alter ego pensando lo mismo que su amiga, quien estuviera bajo esa máscara de seguro era alguien perfecta.

Aquello la había hecho realmente enojar ¿por qué todos tenían ese concepto de Ladybug? ¿A caso no podían pensar que quien se encontraba debajo de aquel antifaz era alguien común y corriente o incluso que podría llegar a ser todo lo contrario a lo que ellos imaginaban?

— ¿Saben que la están idealizando a alguien que ni siquiera conocen? —había dicho con cierto fastidio captando la atención de sus amigos —Incluso yo podría llegar a ser Ladybug y ninguno lo sabría —agregó aún hastiada para marcar su punto, aunque se había arriesgado a revelar su identidad, porque de hecho ella era la chica del antifaz. Ante su arranque y sus palabras lo único que había logrado es que sus amigos estallaran en carcajadas alegando que ella jamás podría llegar a ser la heroína, que ella, Marinette no se acercaba en nada a la personalidad heroica que su alter ego poseía.

Sin duda eso había dolido. Que tus propios amigos te menosprecien de esa forma, aunque de hecho todos lo hacían, sobre todo Chloé que la odiaba a muerte siendo Marinette, pero siendo su alter ego la amaba a más no poder.

Pero todo aquello no se comparaba con el dolor que sintió al saber que su amado Adrien se encontraba enamorado de Ladybug, sí, sé que muchos se preguntarán cuál es el problema, bueno este era que al igual que el resto este se encontraba amando sólo un antifaz, sólo un ideal y no a la persona bajo el traje, no a Marinette.

Nunca nadie miraría a la verdadera chica tras el antifaz, nadie la querría tanto como aman a su alter ego.

—Si tan sólo dejara de existir... —se dijo para sí misma. En ese instante una idea pasó por la cabeza y rápidamente se fue hacia su terraza, desde allí la ciudad de París lucía tranquila y hermosa con las luces nocturnas de las casas y calles. Sin duda era una noche hermosa, sobre todo para llevar a cabo su idea.

Lentamente se fue acercando hacia el barandal de su terraza, nada la detendría. Ya había puesto el primer pie en la baranda, luego el segundo manteniendo así el equilibrio para no caer todavía —Se que Tikki encontrará a alguien más para ser Ladybug y luego yo la superaré, de una vez por todas Marinette superará a la amada Ladybug, ya no escucharé sobre lo perfecta que es, ni lo valiente que es, ni lo heroica que es, todos al fin podrán verme...lo siento Ladybug, pero es hora de que Marinette tome el lugar que merece —luego se dejó caer.

Sin embargo jamás llegó el impacto contra el frío concreto, ya que había aterrizado con gracia sobre este. Ahora en lugar de la torpe parisina se encontraba una joven con traje como el de Ladybug, pero con los colores invertidos y una sonrisa un tanto inquietante.

—Bien París, espero que estén preparados para olvidarse de Ladybug, porque ahora Marinette tomará su lugar...o mejor dicho Miss Fortune —dijo con una sonrisa como las que solía dar siendo la heroína de dicha ciudad pero ahora era un poco más perturbadora.

Luego de un salto volvió a su terraza, destransformándose volviendo a sus ropas habituales, luego se adentró a su habitación y se recostó más tranquila en su cama, no sin antes volver a sonreír con esa mueca un tanto siniestra en su rostro.

Al otro día, despertó sobresaltada ¿a caso todo había sido un sueño? Ella no se sentía distinta. Sin darle mucha importancia comenzó a cambiarse, pero algo llamaba su atención, Tikki no había aparecido por ningún lado; fue entonces cuando en su ventana vio posada una mariposa negra, al verla no pudo evitar esbozar una sonrisa como la que había hecho anoche; sin duda alguna ese día iba a ser interesante.

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