Capítulo 4

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Nada de esto tenía sentido. No tenía ningún sentido que después de dos décadas sin delitos nos estuvieran preparando para saber defendernos. ¿Defendernos contra qué? Deberían enseñarnos a cómo defendernos del gobierno y a sus lavadas de cerebros. Aunque ya hasta los que supuestamente hacen el bien y cumplem las leyes lo hacen todo mal. Como matar a personas inocentes. Harry...

Rita se había ido hace 10 minutos, eran increíbles las ganas con las que se levantaba. La envidiaba muchísimo. Me había contado que últimamente todas las peticiones para salir al exterior y poder visitar a los familiares estaban siendo rechazadas. Este sitio se estaba revolucionando y se notaba en el ambiente, pronto se convertiría en una cárcel, con barrotes y todo.

Llegaba 10 minutos tarde a clase pero la verdad es que me importaba bien poco, ¿alguien tenía ganas de hacer deporte a primera hora? Decidí vestirme, me iba a caer la bronca del siglo en cuanto pisase el gimnasio y pusiera de excusa que "me había quedado dormida" Programé mi ropa de deporte y salí con prisa de nuestro dormitorio. 15 minutos tarde. Bajé las escaleras de todos los pasillos con rapidez mientras me hacía una cola. No había tenido tiempo ni para peinarme. Llegué al gimnasio y me puse en la placa de identificación rogando para que no hiciese demasiado ruido. Nunca tenía suerte. Escuché la palabra "confirmado" y un ruido horrible de la puerta ascendiendo. Todas las cabezas se giraron hacia mí y el calor no tardó en acudir a mi rostro.

-¿Aurora Stark?- y ahí estaba Aiden y los guardias de la otra vez. Mirándome con el rostro completamente enfadado. No sabía si salir corriendo de allí o adentrarme en el gimnasio y dar la cara. La primera idea sonaba tan bien...

-Lo siento, me quedé dormida- algunos compañeros se mofaban con sus sonrisas de superioridad. Ya era hora de que cambiase de excusa, esta estaba demasiado vista.

-Se mandará un aviso al gobierno- me dijo Aiden, yo lo fulminé con la mirada, ¿cómo se atrevía a seguir hablándome? Aiden movió su mano con delicadeza y rápidamente unos guantes se acomodaron en mis manos-. Seguid con el entrenamiento- ordenó con voz grave. Ese tono era nuevo. Todos los beskermers estaban en parejas, excepto yo. Me puse a mirar por todos los rincones buscando a alguna persona que estuviera sola. Me rendí y me posicioné al lado de una pareja, esperando mi turno. Pronto los guardias nos avisaron para el cambio.

-¿Preparada para una paliza?- fruncí el ceño, entre tanta protección no lograba verle. Su voz no me sonaba de nada. Él se deshizo del casco al notar mi confusión, haciendo que su cabello rubio se pegase a su frente sudorosa. El beskerm con poderes.

-Si no haces trampas te daré yo la paliza- elevó una ceja. Dios, era muy sexy para ser un beskerm.

-No sé de qué hablas- le sonreí abiertamente. Ambos sabíamos que me refería a sus poderes. Eché un vistazo hacia abajo.

-Eh, espera, yo no tengo protección- de repente un casco, rodilleras y todo tipo de protección me rodearon. Miré hacia mi izquierda y ahí estaba Aiden mirándonos fijamente. Solté un suspiro exagerado-. Dime tu nombre antes de que te de una paliza- el chico extraño me sonrió.

-Shane.

-Aurora. Nombre sexy- sonreí con picardía mientras simulaba ajustar mi casco.

-Nombre de niña buena- rodé los ojos. Aurora no era un nombre de niña buena, al menos no para mí.

-¿Listos?- la voz de Aiden retumbó en toda la sala, inmediatamente todos nos pusimos en posición separando las piernas-. ¡Pelead!- al principio ninguno de los dos nos atrevíamos a atacar primero, yo no era buena atacando, si no defendiéndome, eso es lo que mi madre me enseñó. Se escuchaban golpes limpios en toda la sala mientras que Shane y yo solo nos movíamos en círculos.

-¡Ataca ya, dormilona!- me gritó Aiden. ¿Quién se creía para darme órdenes? Me giré hacia él para contestarle un par de barbaridades pero justo en el momento en el que giré mi cabeza Shane me propinó un puñetazo en la parte izquierda del casco. Perdí el equilibrio y caí de culo en el suelo. La protección pesaba demasiado pero después de varios intentos y ánimos de algunos compañeros conseguí levantarme. Notaba la sonrisa de superioridad de Shane a través del casco cosa que solo me dio ganas de propinarle un buen puñetazo. Intentó darme varios puñetazos pero yo los esquivaba rápidamente, observándolo. Intentó darme otro puñetazo pero rápidamente lo agarré y le obsequié una patada en mitad de la pierna, perdió completamente el equilibrio y cayó de espaldas. Rápidamente me senté encima de él, con las rodillas apoyadas en el suelo. Me deshice del casco y sonreí como una niña pequeña.

-Con lo fácil que sería mandarte por los aires con un movimiento de mano- me quejé, aún sentada encima de él.

-Y que lo digas- él también se deshizo de su casco, imitándome. Tenía unos ojos bonitos. Algo me agarró del brazo, levantándome a la fuerza. Me quejé por la presión de los dedos sobre mi piel, seguro que me dejaba marca. Visualicé los ojos verdes de Aiden y no pude contener un suspiro de exasperación, ¿por qué siempre hacía que mi vida pasase a peor? Los guardias y todos los alumnos, menos Shane, salieron del gimnasio. Suponía que tocaba otra clase, intenté deshacerme del agarre de Aiden, pero no lo conseguí. Iba a llegar tarde a la siguiente clase.

-Tú ven conmigo- Aiden me arrastró hacia otra sala que estaba justo al lado. Shane me miraba confuso, seguro que mirada estaba igual de sorprendida. Aiden cerró la puerta en cuanto estuvimos los dos dentro de la minúscula sala. Pasó a quitarse la protección y la puso en una especie de banco apartado. Se giró hacia mí e hizo lo mismo conmigo, dejándolo todo en el banco.

-No estoy interesada en usted, si eso es lo que quiere- sus ojos verdes me fulminaron por completo. Noté como mi piel se erizó con tan solo la intensidad de su mirada, ¿qué había hecho ahora? Pulsó una tecla de su pulsera y se acercó a mí. Apareció un holograma del edificio por la parte exterior.

-Observa esa ventana- me señaló con el dedo una de las doscientas ventanas. Espera, ¿esa era la ventana de Jasper? Pude observar una chica con cabello rubio, Rita. Volando por el edificio rápidamente y metiéndose en su habitación. Dios, no, no podía ser. Después de un segundo me visualicé a mí misma, tratando de subir hacia mi habitación, y como me rendí y acabé usando el poder de volar. Abrí los ojos como platos y conecté mi mirada con la de Aiden, rogando por su silencio-. ¿Tienes alguna idea de lo que supone esto?

-¿Mi muerte?- pregunté en voz baja aterrorizada. Él me miró con pena y negó con la cabeza rápidamente.

-Tienes suerte de que me tocase a mí revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad. Si algún otro guardia lo hubiese visto...- Toda mi piel volvió a erizarse. No quería ni pensarlo.

-¿Por qué no se lo dice al gobierno?- recorrió todo mi rostro con su mirada, escaneándome y dudando sobre si contarme la verdad.

-El gobierno tiene unas ideas muy estrictas y equivocadas sobre estos temas. Que un protetgat y un beskerm tengan relaciones, sexuales o sentimentales, no es tan raro. Es ilegal. Muchas cosas son ilegales. Pero tú no tienes la culpa de eso. Tus padres se equivocaron. Pero si el gobierno descubre de algún modo que eres una beskerm con poderes...- en ningún momento apartaba la mirada de la mía. Como si tuviese miedo a que me derrumbara.

-Mataste a mi amigo por lo mismo.

-¡No! No es lo mismo. Cuando tus padres te tuvieron eran otros tiempos. No se castigaba con la muerte, si no con unos latigazos- me quedé horrorizada al ver como su expresión cambiaba radicalmente al enfado.

-Estoy harta de esconder lo que soy. Soy una persona más- Aiden juntó los labios, dudando.

-Incumpliré la ley por ti. Ten cuidado, a la próxima lo diré todo- asentí, completamente en shock.

-Gracias, Aiden- él solo asintió y salió de la saña. Yo también salí tras un par de segundos. Me encontré con Shane, esperándome en el mismo sitio donde estábamos antes.

-¿Me esperabas?- me sonrió coqueto y estiró su mano, yo la acepté sin ninguna duda.

-¿Pasa algo malo?- me preguntó mientras saliámos del gimnasio.

-Algún día te contaré.


Shane en multimedia =D

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