Capítulo 1

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-Te estaba esperando. Tenemos que hablar. – le dijo él de forma seria, sin mirarla.

-Está bien. Pero... ¿Qué pasa? – pregunto y ambos se sentaron en un banco mientras ella observaba como florecía la primavera en esa plaza. El día era precioso y el sol iluminaba angelicalmente todo el lugar.

-Siento que... ya no te amo, – dijo pausadamente – conocí a alguien, y creo que lo mejor es separarnos. – dijo él mirándola fríamente.

-No, por favor no. – ella tomo una de sus manos. – Danos una oportunidad.

– No puedo, lo siento. – el soltó la de ella y comenzó a caminar, comenzó alejarse.

Ella se paro e intentó retenerlo, pero le era imposible; cada vez que tomaba una de sus manos sentía como se desvanecía junto a su alrededor. En un instante ella quedo en la plena oscuridad buscándolo con desesperación en ese infinito plano negro.

Observo una luz y pudo sentir que le decían:

-Peaches, despertate. – la zamarreaban.

-Fue un sueño... Fue un sueño. – susurro Maya mientras abría los ojos y observo el reloj de su celular, eran las 6:30 de la mañana y llegaba tarde al trabajo.

-¿Soñaste con él de nuevo? – le pregunto su amiga y compañera de departamento, mientras abría las ventanas de la habitación.

-Sí, Riley. – respondió levantándose para buscar ropa en su enorme placar. – Estoy tan cansada de soñar siempre lo mismo...

-Te está costando olvidarlo. Pero vos tampoco te esforzas, no salís desde que te dejo. Del trabajo a tu casa y de tu casa al trabajo. ¡Hasta dejaste la facultad!

-Hablando de trabajo, vamos a llegar tarde. Mejor me voy a bañar. – dijo Maya sin mirarla con la ropa en mano; no se encontraba de humor para escuchar los sermones de su amiga.

-¿Te preparo el desayuno? – le pregunto Riley mientras se observaba en el espejo de la habitación.

-No, deja. Me llevo una manzana para el camino.

-Maya, tenes que desayunar mejor.

-No tengo ganas Honey. – dijo y se dirigió al baño.

································

Esa noche, como todas las anteriores, le había costado dormir.

Esos extraños sueños mezclados con recuerdos inundaban su cabeza dando como resultado ese mal humor ante cualquier situación y persona. Generalmente, luego de un largo baño y unas cuantas lágrimas, esa nube negra sobre su cabeza se diluía junto al agua.

Luego de ducharse, se miro en el espejo del baño, tenía los ojos hinchados del sueño y de llorar. Se lavo los dientes, se arreglo su pelo y se puso un vestido azul francia con breteles finos. "Que la tristeza no deje que seas un desastre" pensó esa mañana, como siempre.

Maya salió del baño y abrazo a su amiga que la esperaba en la puerta del departamento; sabia que su actitud no había sido la mejor.

-Perdóname, te trate muy mal.

-No seas tonta, se que estas mal. – Maya la soltó sintiéndose aliviada y se sentó en el sillón del living para ponerse sus zapatillas de verano. – Pero tenes que salir, conocer chicos, personas y volver hacer lo que amabas. Olvidarte de ese tarado.

-Ya se, Riley. Pero no tengo ganas.

-Mira, este fin de semana hay una fiesta de la facu. – propuso su amiga luego de un silencio.

Mi Otra Mitad |LUCAYA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora