Fuerte de corazón ❀ KaiSoo

✨ Parte única

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¿Qué es a fortaleza?

Do KyungSoo se lo preguntaba a diario. Lo había hecho desde que recordaba, desde que era pequeño... cuando todos se burlaban de él por tener sobrepeso. Por supuesto que no era que fuese un obeso, simplemente estaba un poco más rellenito que los demás... y eso al parecer a todo el mundo le molestaba. Su madre siempre le dijo que debía ser fuerte, que debía ser valiente y que tuviera el coraje suficiente para hacerles frente a todos sin soltar una lágrima.

Cuando asistió a la escuela primaria, no solía tener demasiados amigos... era demasiado serio y taciturno, se le daba demasiado mal el congeniar con la gente, y ni se diga de tener que establecer una conversación; porque hasta la fecha KyungSoo no sabe cómo iniciar una.

Por supuesto que tuvo buenos y contados amigos, con quienes jugaba de vez en cuando como todo niño sano, pese a que por su casa no hubiese niños de su edad. Su madre le decía que no le hacían falta, que estaban él y sus juguetes... No necesitaba que vinieran otros niños a su casa para que terminaran peleando por un muñeco y que para colmo, desgreñaran a KyungSoo.

Sin embargo, recuerda perfectamente bien la tarde en la que Kim JongIn se mudó a la casa de enfrente. Su madre, como él... no era demasiado sociable y poco le importaba la vida de los demás. Por lo que aunque no era demasiado hospitalario con el resto de los vecinos, KyungSoo había aprendido buenos modales. Saludaba a las personas cuando pasaba en algún lugar público, con una ligera inclinación de cabeza si es que estos eran mayores.

Así que, aquel día... cuando los rayos del sol fulminaban el pavimento viejo de la calle, KyungSoo sintió que algo se le removía dentro... y no sabía con exactitud como describirlo. Observó a un pequeño salir de aquella casa y no pudo evitar observarlo con curiosidad, porque nunca había visto que alguien tuviese ese tono de piel tan diferente del suyo. No era que el niño fuese como el carbón, por supuesto que no... era más bien como aquellas caras barras de chocolate que están en el supermercado. Esas que a él tanto le gustan y que su madre casi siempre se las niega porque no pueden darse el lujo.

KyungSoo siempre fue un niño comprensivo y desde pequeño se enseñó a no pedir cosas que no estaban al alcance del presupuesto económico de su familia, que sabía que nunca habían tenido dinero para desparramar; pero en ese momento sintió la curiosidad de querer acercarse y probar un poco de aquella piel tostada para saber... si era de chocolate en realidad.

—¿Tú quién eres? — el niño de piel bronceada le preguntó con el ceño demasiado fruncido para esos ojos tan dulces que llevaba en su bonito rostro.

A KyungSoo se le colorearon las mejillas, y bajó la vista... era de mala educación permanecer viendo a una persona por demasiado tiempo, él había sido descuidado y había sido descubierto. Estaba realmente apenado.

—Me llamo KyungSoo... — murmuró dulcemente en voz baja mientras escondía la mirada de aquel niño tan tierno y frágil a la vista. Se observó las agujetas de sus zapatos deportivos y esperó en silencio sin saber qué agregar.

¿Qué podría preguntar? ¿Cómo era que las conversaciones se iniciaban?

Había escuchado a los mayores comenzar a hablar sin ningún problema y él se preguntaba cómo podían hacerlo sin esfuerzo alguno, él no podía.

—Soy JongIn... acabamos de mudarnos. — Vociferó entonces el pequeño de piel morena y KyungSoo levantó la vista en automático cuando observó la mano del pequeño extenderse hacia la suya. Estaba sonriendo y tal como imaginó... tenía una encantadora sonrisa.

Todo en él parecía demasiado enigmático, era como si su personalidad fuese demasiado fuerte y a la vez... fuese una persona muy frágil.

KyungSoo sonrió y gustoso tomó la mano del pequeño al tanto que sus labios carnosos se curvaban al cielo. No le importó que los rayos del sol calaran sobre su piel blandita, ni que las gotitas de sudor fueran amontonándose sobre su frente, se dedicó a regalarle la mejor de sus sonrisas a aquel niño que sin saberlo, cambiaría por siempre su vida.