Un cliente especial. EXTRA

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AVISO: ALTO CONTENIDO SEXUAL.

ESTE CAPÍTULO EXTRA SERÁ NARRADO DESDE EL PUNTO DE VISTA DE ALEC POR COMPLETO.

ESPERO QUE LES GUSTE.

- Lo único que quiero ahora es estar contigo idiota - Le dí un toque en el hombro.

- ¡Ay! Que daño me has hecho - Magnus intentaba fingir que le dolía, cosa que hacía muy mal - Entonces será doble castigo - De un salto de sentó encima de mis muslos en el sofá. Sus codos estaban apoyados algo más atrás de mi cabeza, y su rostro estaba cerca mientras esbozaba una sonrisa.

- Te añoré - Me dio un corto beso en los labios.

- ¿Cuánto? - Otro beso.

- Mucho - Y otro.

- ¿Mucho? ¿Cuánto es mucho, mi pequeño nefilim? - Esta vez sonrió de nuevo.

- Pues del 1 al 10, un millón - Entrelacé mis manos por detrás de su cuello. Le miré a los ojos - Un millón en negativo - La sonrisa de su rostro se transformó en una línea fina. Después dio un chasquido y nos encontrábamos en el dormitorio principal encima de la cama - Pero...

- Nunca hagas enfadar a un brujo, y mucho menos si es tu novio - Se levantó de encima mía y fue a buscar algo a la cómoda que se encontraba enfrente nuestra - No intentes escapar, las puestas y ventanas todavía están selladas con magia, no las puedes romper - Cuando volvió a mí traía con el un bote de lubricante de color lila. De pronto dejé escapar una pequeña risa.

- ¿Y por qué escaparía de ti? - Estaba sonriendo como idiota mientras me quitaba las zapatillas y los calcetines. Él hizo lo mismo, dejó el bote sobre una mesilla de noche y se situó a mi lado.

- Porque soy muy malo - Se quitó la camiseta permitiéndome ver su torso desnudo. Enganché un dedo en el borde de sus pantalones y lo arrastré hacia mí.

- Con que malo eh... - Cuando estábamos a punto de besarnos aproveché esa debilidad para ponerme encima de él, con una pierna a cada lado de su cadera - Me temo que yo lo soy más - Pasé el dedo índice por su pecho.

Magnus pasaba sus manos por debajo de mi camiseta mientras nos besábamos. El roce de las yemas de sus dedos en mi piel repartía descargas de electricidad por toda mi espalda. No aguantó más y retiró la prenda. Fue solo un pequeño segundo en el que nuestros labios se separaros, pero cuando se juntaron de nuevo de devoraban con ansias de más. Soltaba pequeños gemidos al sentir sus manos masajear mi trasero con delicadeza. Cambiamos de posición, y el brujo se situó sobre mí y entre mis piernas, haciendo un roce entre dos erecciones que comenzaban a aflorar bajo nuestra ropa. Agarraba su cabello con suavidad con una mano, mientras que con la otra intentaba desabrocharme los pantalones.

- No me digas que ya te aprieta - Susurró a mi oído y besó mi cuello apasionadamente.

- Ngh - Agarró mis dos manos con las suyas y las colocó a ambos lados de mi cabeza. Estaba desprotegido.

- Pues aun falta.

Comenzó un lento vaivén con sus caderas contra las mías. Se sentía muy bien ese roce, y poco a poco se volvió más profundo mientras iba dejando marcas en mi cuello y susurrándome cosas entre beso y beso. De pronto, se separó y me quitó los vaqueros. Yo también quería quitarle los suyos, pero no me dejó. Tomó el lubricante y echó un poco desde mis labios hasta el borde de los boxers formando una línea de mejunje transparente. Comenzó a lamer mis labios e introdujo un poco su lengua en mi boca, rozando la mía, e inició otro lento y apasionado beso. Sabía a mora el lubricante. Nuestras bocas se separaron de nuevo y continuó su recorrido por mi mandíbula y cuello hasta llegar a mi pecho y comenzar a lamer mis pezones. Su boca succionaba, mordía, y de vez en cuando miraba mi cara mientras me retorcía sobre la cama. Con su mano pellizcaba mi otro pezón. Ya sabía a lo que se refería con castigo. Terminó su tarea en mi pecho y continuó bajando, dejando una línea de besos por mi ligeramente marcado torso. Llegó al borde de los boxers que llevaba, los agarró con sus dientes y los comenzó a bajar lenta y tortuosamente mientras me miraba con sus profundos ojos.

Ya estaba completamente desnudo y mostrando mi vergüenza al amor de mi vida. Se tumbó sobre la cama, mordía, lamía y acariciaba mis muslos. Con su lengua, recorrió la forma de una runa que tenía en la cadera. Volvió a mirar mis ojos. Sonrió. Recorrió de nuevo con su lengua lo largo de mi pene erecto. de arriba a abajo, y de abajo a arriba. Esto era una tortura. Poco a poco lo introdujo completamente en su boca y empezó a moverla. Al cabo de unos minutos yo estaba jalando su cabello mientras el apretaba mis muslos y seguía chupándomela. Succionó el glande por última vez y se separó de mi cuerpo. Estaba de rodillas frente a mí. Todavía llevaba los pantalones puestos. Sabía perfectamente lo que quería, así que fui a gatas hasta él y me senté sobre mis piernas. Con mi boca lamía y besaba la erección bajo los vaqueros; finalmente desabroché el cinturón, quité el botón y bajé la bragueta. Repetí lo mismo de antes, hasta que Magnus, al no aguantar más, se bajó los boxers y me "obligó" a chupársela. Sentía todas y cada una de sus venas palpitando. Se había aguantado demasiado.

Empecé con un lento vaivén que poco a poco aumentó de velocidad. El brujo movía las caderas a la vez, y pequeños gemidos se desprendían de su boca. Con su mano jalaba mi cabello y empujaba mi cabeza contra él. Me echó para atrás, y por la debilidad que sentía acabé tumbado sobre mi espalda en la cama.

- Ponte a cuatro cariño - Me dijo e hice lo que pedía. Esa era una de las posturas que me hacían sentir mucha vergüenza - Y relájate.

Con su magia trajo hasta él el bote de lubricante. Escuché con lo destapaba. Ya me imaginaba lo que vendría. Uno de sus dedos estaba masajeando mi ano, y entonces entró despacio. Ya estaba muy acostumbrado a esto así que el segundo dedo fue a continuación. Simulaba pequeñas embestidas con sus dedos. Se sentía demasiado bien. Y así continuó hasta el cuarto dedo, y en ese momento mis gemidos se comenzaban a descontrolar. Mi pene reclamaba atención así que dirigí una de mis manos hasta él, pero fue parada.

- Te prohíbo masturbarte. Forma parte de tu castigo - Sacó los dedos y me giró hasta dejarme tumbado bajo él.

- Aun... no entiendo por qué estoy castigado.

- Por ser altamente violable - Y con eso se deshizo el mismo con el resto de su ropa - Elige. Con condón o sin.

- Como si me pudiera quedar embarazado - Reí. Abrí mis piernas y Magnus se posicionó entre ellas, pero no sin que antes echara mas lubricante sobre su miembro.

Pasé mis manos por su espalda y relajé las caderas. Entró despacio. Sentía como mis entrañas ardían. Era un dolor al que me había hecho adicto. Esperó unos segundos completamente dentro para que me acostumbrara, y tan rápido como volvió a salir me volvió a penetrar con fuerza. Esa vez solté un alto gemido que le hizo sentir satisfecho. Después de eso comenzó a penetrarme a una buena velocidad. Entre que estaba lamiendo la runa de mi cuello, dejándome chupetones y cambiando el ritmo me sentía en el séptimo cielo. Sin darme cuenta había colocado mis piernas sobre sus caderas y arañaba su espalda dejando pequeños rasguños. Los gemidos de ambos ya eran muy sonoros. Me daba miedo ver la cara que estarían poniendo los vecinos con ese alboroto. El cabecero de la cama estaba golpeándose contra la pared. Ese sonido lo amábamos sin razón. Magnus se separó de mí, se puso de rodillas, agarró mis muslos y siguió penetrándome. No sabía donde agarrarme así que me aferré con mis manos a las sábanas. Mis gemidos eran lo que más se escuchaba en toda la habitación.

- ¡Ahí! ¡Nah! - Al cambiar un poco el movimiento estaba golpeando en el punto exacto.

Estábamos en nuestro límite ya. Finalmente volvimos a la posición anterior y acabamos besándonos justo antes de corrernos al mismo tiempo.

Las respiraciones alborotadas. Salió de dentro mío y se colocó a mi lado, abrazándome.

- Alec...

- Dime - Me giré para verle.

- Te amo.

FIN

ESTE ES EL FINAL DE ESTA MINIHISTORIA. ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO MUCHO. SEGUIRÉ HACIENDO MÁS HISTORIAS MALEC EN ESTA OBRA, ASÍ QUE VUESTRAS IDEAS SERÁN BIENVENIDAS. MUCHAS GRACIAS POR TODO EL APOYO ^^. ADIÓS.

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