Un cliente especial. PARTE 4

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Se recomienda leer despues de "Ciudad de Cristal" y la cita Malec de "Las Crónicas de Magnus Bane", por spoilers.
Gracias, y disfruten :).

Narra Alec.
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Cerré la puerta del baño ignorando los gritos de Magnus. Me metí en la ducha y encendí el agua caliente. Al principio siempre sale fría,como es obvio, pero a los pocos segundos está calentita, ¡qué suerte!
Me encanta dejar correr el agua sobre mí y así poder pensar, pero hoy no es el día ni el momento.
Tengo miedo. Mucho miedo. Apenas he tenido contacto con niños desde la muerte de Max. ¿Qué voy a hacer? No es que no me gusten los niños. Es más. Los adoro. Pero tengo miedo de derrumbarme y parecer débil delante de la persona que amo.
Cuando Magnus me preguntó que si me gustaban los niños se me ocurrieron todo tipo de disparates, entre ellos el tema de "la adopción".
Estoy asustado.
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Narra Magnus.
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Cuando mis oídos percibieron que había encendido el agua dejé de dar esos gritos. Me volví a tumbar en la cama. Hacia calor a pesar de ser tan temprano, bueno, estamos en agosto, es normal.
Debería ir preparándome. Como va a venir esa niña será mejor que me ponga algo sencillo, mejor dicho, parecer Alec. Además tengo que guardar mis libros de magia. Que pereza...
Me levanté de la cama y fui directo al armario. Veamos... Unos vaqueros negros, una camiseta de manga corta blanca y unas deportivas azul eléctrico. No está TAN mal.
Entré en el baño mientras Alec se duchaba. No me iba a meter con él, parecía que se había levantado un poco malhumorado hoy. Supongo que será el calor.
Saqué de un cajón un estuche rojo, el cual tenía las cuchillas y la espuma de afeitar.
-¿Magnus?- Era Alec desde la ducha.
-Dime - Le contesté mientras extendía la espuma por mi cara.
-Ah. Nada nada - Hubo un largo silencio - Hoy no te puedes maquillar - Soltó una pequeña carcajada.
-Es verdad...

¡Oh por toda la purpurina! ¿Qué horror voy a estar hecho? ¡¿Qué pensará mi medio ángel cuando me vea?!

El pánico se apodera de mí lenta y dolorosamente. Mejor empiezo ya a afeitarme.

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Narra Alec.
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Bien, ya acabé de aclararme el pelo. Apagué el grifo y abrí un poco la mampara de la ducha para tomar una toalla púrpura que dejé encima de la pequeña cómoda vintage blanca de al lado. Una vez en mi mano la metí conmigo dentro de la ducha y cerré. Primero me deshumedecí el pelo con ella y después me la enrollé en la cintura. Salí.

Magnus justo acababa de terminar de afeitarse y estaba guardando la espuma de nuevo en un estuche turquesa. Me acerqué a él y lo abracé por detrás. Se sorprendió cuando posé mis brazos alrededor de su cintura.
-¿Qué harás con tus ojos?
-Creo que me pondré unas gafas de sol... - Mientras me miraba en el espejo.
-¿Incluso dentro de casa? - Sonreí en su hombro.
-Es que tengo mucho swag - Soltó una pequeña carcajada.
-¿Qué? - Pregunté confuso.
-Olvídalo cari.
-Da igual - Le dí un beso en la mejilla y salí del baño para ir a por la ropa.

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Narra Magnus.
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¡Menudo monumento que acaba de salir por la puerta! Nunca dejaré de emocionarme al ver ese torso y espalda llenos de runas y blancas cicatrices.
Es hora de ducharme. Me quité el boxer de dinosaurios bailarines y lo tiré al cesto. Tomé una toalla lila y la dejé sobre la cómoda que estaba al lado de la ducha. Entré y la encendí.

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Narra Alec.
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Es la primera vez desde hace mucho que no se qué ponerme. La última y primera vez fue en nuestra primera cita, aun recuerdo cuando me tuvo que dejar una suya porque me manché la que llevaba.
Me dirijí a mi armario, ya que Magnus tenía dos enormes para él.
Mmmmm... unos vaqueros negros con una raja en cada rodilla, una camiseta gris de manga corta en la que pone "Soy quien quise ser desde que quise ser alguien" y unas playeras negras. La verdad es que desde que me mudé con mi chico he pasado de llevar jerseys llenos de agujeros, a sudaderas de marca.
Me vestí y al entrar en el baño para peinarme me encontré a Magnus enfrente del espejo observando un bote verde pistacho de gomina en la mano derecha.
-¿Qué haces...? - Dije mientras me apoyaba en el marco de la puerta y cruzaba los brazos sobre mi pecho.
-No sé como peinarme garbancito... - Posó su mirada sobre mí y sonrió - Vas muy guapo. Ten cuidado no se enamore la niña de ti.
-Trae y agáchate - Tomé el bote y eché un poco de gomina sobre mi mano izquierda. Se lo devolví y extendí la sustancia sobre la palma de mis dos manos para luego alborotar el pelo de Magnus con ellas - Ya está - Se enderezó y fue a mirarse al espejo. Siempre me pareció curioso que él fuera más alto que yo, y me encantaba.
-Me gusta. Mucho. Gracias mi amorcito - Me miró y sonrió. Después se acercó a mí y depositó un beso sobre mi frente.
-Pues voy a arreglar este nido de pájaros que tengo por pelo.

Tomé un cepillo del armarito de al lado del espejo y que hacía juego con la cómoda.

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Narra Magnus.
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Dejé a mi Alec peinándose en el baño. Observé la habitación, que estaba hecha un desastre. La cama completamente deshecha, unos boxers blancos de Calvin Klein de Alec en cima de una lamparita roja.
Di un chasquido y todo volvió a estar ordenado.
-No me gusta que uses tu magia para estas cosas - Dijo el cazador de sombras mientras apagaba la luz del baño.
-Es que anoche lo dejamos todo hecho un desastre.
-O es que eres un vago. Venga vístete.
-Vaaaaaale "mamá" - Agarré la toalla que cubría mi cuerpo de cintura para abajo y mire a mi chico - Pero no mires. No seas pervertido...
-¿Perdona? No se que te habrá dado pero voy a hacer café.

Justo cuando Alec ya casi se había ido me quité la toalla y se la tiré a la cabeza.

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Narra Alec.
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Colgué la toalla sobre mi cuello para luego acordarme de dejarla de nuevo y me dispuse a preparar el desayuno. Puse la cafetera y fui a la despensa a por unos cereales y galletas.

Una taza con bigotes negros rebosante de café con tres cucharadas de azúcar para Magnus y otra taza en la que pone "I am not a mundane" llenita de café sin azúcar para mí. Las dejé sobre la encimera junto al boll de cereales para mí y las galletas de chocolate para el brujo.
Magnus salió de la habitación.
Me quedé pasmado mirándolo. Estaba guapísimo. Tenía el cabello negro ligeramente despeinado, su piel parecía más pálida sin nada de maquillaje, pero había conservado sus pendientes.
-Alexander no me mires así. Ya sé que voy horrible - Me miró preocupado.
-Estás muy guapo - Me fui hacia él, saqué la toalla de mi cuello y la coloqué sobre el suyo. Le besé y tiré de la toalla para profundizar más el beso.
Nos separamos.
-Mi Alec. Mi Alexander. Te quiero.

MALEC-MiniHistoriasWhere stories live. Discover now