Capitulo 24.

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  -Narra Julian-

Miré la televisión en mi sofá, tenía sueño. Mientras sostenía una botella de licor sobre mis manos, me reía de las cosas más estúpidas.

Aquel 'chico bonito' tuvo su merecido. Recuerdo la manera en la que gritaba y gritaba mientras lo lastimaba con mi navaja. Qué momento tan magnifico, qué risa.
Tuvo suerte de no estar muerto, tuvo suerte de que no lastimé su cara bonita. Tuvo suerte de que no terminé de asesinarlo ahí mismo.
¡Oriana es solo mia!

Bebí de mi botella de whisky hasta dejarla ya casi vacía, qué día el de hoy. Le cambiaba a los canales de la televisión hasta que dí con las noticias, tenía un título en grande que llamó mi atención.

"~ Adolescente de 16 años fue encontrado apuñalado a medio día cerca de un callejón.~"

Mis ojos brillaron con anticipación, amaba la manera en que la gente gritaba, por lo asustada que estaba. Amaba la forma en que pensaban que iban a seguir viviendo... que gente más estúpida.
Creo que visitaré a Oriana en la mañana. Mi hermano se quedó en Universal City mientras yo iba a disfrutar 3 días de descanso. Y aquí estaba, agotado, agotado, demasiado agotado. Agotado sobre mi sofá... sobre el sofá gris en el que alguna vez tuve a Oriana.
¿A quién puedo engañar? Jamás en mi vida iba a cambiar. Tomé otro trago y dejé mis ojos caer en el sueño.

-Narra Oriana-

Mi mamá me recogió del hospital 3 horas después, en esas tres horas me la pasé en la sala de espera, preguntándole a cada doctor o enfermera que pasaba si Nathan estaba bien, pero no obtuve respuesta. Aún estaba llorando cuando mi mamá llegó.

- Siento mucho lo de Nathan cariño.- me dijo en un tono suave.

Yo solo asentí, no podía hablar o rompería en llanto de nuevo. Llegué a mi casa, subí por las escaleras y caminé hacia mi habitación. Me sentía tan ligera y transparente como un fantasma. Me dejé caer en mi cama.

¿Por qué lloraba? ¿Estaba llorando por Nathan? ¿O tal vez por Julián?
La realidad llegó a mi mente, estaba llorando por ambos.

Todos esos pensamientos se enredaban en mi mente, de una manera terrible. Todo tenía que ver conmigo. Todo era mi culpa.
Escuché a alguien dejar algo sobre mi mesa, después cerraron la puerta. Mi madre me había llevado comida, un sándwich y una malteada de chocolate. Pero no había nada que pudiera comer ahora.
De repente, un extraño pensamiento quedó atrapado en mi cabeza, ir a ver a Julián.
Eran casi las 10 p.m, aún tenía tiempo. Acomodé mi cama de manera que pareciera que estaba dormida, puse 3 almohadas de manera vertical y las cubrí con una manta. Me salí por la ventana, me trepé al árbol, tomando la misma ruta que había tomado la otra vez que los policías estaban en mi casa.
Salté hacia el jardín y me arrastré por las plantas para salir. Cuando estuve lista, comencé a correr. Corrí por aquellas calles como un fantasma. Llegué hacia las calles que sabía que me llevarían hacia su casa.
¿Por qué estaba tan desesperada por verlo? No... No era desesperación, era enojo.

Corrí aún más rápido hasta que mi coraje se convirtió en energías. Minutos después llegué a su casa. Estaba igual como la recordaba, silenciosamente miré por la ventana de su habitación ya que él siempre la dejaba abierta. Eché una mirada por dentro, todo estaba obscuro pero la luz de la luna hacía que todo brillara.
Julián no estaba ahí. Caminé hacia su puerta y entré silenciosamente de puntitas, no escuché nada. Cuidadosamente entré por su vestíbulo y llegué hacia la sala.
¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Por qué mierda estaba en esa casa? ¿Qué hará Julián? Pero de algo estaba segura..no le tenía miedo.

Con ese último pensamiento en mi cabeza lo vi. Estaba dormido con su camiseta negra y sus jeans obscuros. Las líneas blancas de sus converse brillaban contra la luz.
Estaba dormido boca abajo en el sofá con una almohada bajo su cabeza. Sus pies colgaban del sofá, su mano izquierda colgaba también como si hubiera estado agarrando una botella que estaba sobre el suelo, a un lado de él.
Se veía tan tranquilo... tan pacífico, todo lo contrario a lo que él era. Después el arrepentimiento llegó a mi mente, una idea de último minuto comenzaba a quemarme la cabeza. Tal vez no había sido Julián.
Me acerqué y vi hacia la botella que estaba sobre el piso. Había estado bebiendo, caminé después hacia la cocina, me paralicé. Su navaja estaba cerca del lavabo, lleno de sangre. Sí fue él.
El miedo se apoderó de mí como si me estuviera quemando, y los latidos de mi corazón se aceleraron a un ritmo increíble. Por primera vez tenía miedo de estar ahí.

En ese momento escuché a alguien caminar detrás de mí.  

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Sky.

Enamorada de un criminal (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora