☽ | Chapter 66.

Start from the beginning
                                    

Anastacia se encontraba junto a la puerta, poniendo a prueba mi paciencia y autocontrol. ¿Acaso Derek pensaba hablar conmigo teniéndola a ella aún con nosotros, escuchándolo todo?

Me quedé sentada en uno de los sofás que había en su despacho, aguardando a saber la decisión de Derek sobre la presencia de Anastacia en aquella reunión que había creído que iba a ser privada. Los ojos azules de Derek se desviaron hacia la vampira, que seguía pegada a la puerta.

-¿Te importaría dejarnos a solas, Annie? –le preguntó con amabilidad.

La susodicha se despidió del vampiro con una sonrisa y salió en silencio de la habitación, dejándonos a nosotros dos solos. Derek se arremangó las mangas de su camisa, soltando un suspiro cansado; la superficie de su escritorio se encontraba abarrotado de documentos y volúmenes cuyos títulos parecían estar en distintos idiomas. Me recosté sobre el respaldo del sofá.

-¿Desde cuándo la llamas Annie? –pregunté con retintín.

Por Dios, si su diminutivo me resultaba empalagoso al pronunciarlo.

Derek alzó la mirada de los papeles que estaba ojeando, con una expresión que indicaba que mi pregunta lo había puesto en alerta, sospechando que debía cuidar bien lo que quería decir; apartó con cuidado unos documentos de la mesa y me observó, intentando encontrar una respuesta que no me hiciera saltar.

¿Qué nos estaba pasando? Al principio todo había ido bien entre los dos. Habíamos tenido algunos pequeños desencuentros, pero habíamos encontrado la solución... habíamos podido con ello; pero la cercanía de una guerra civil entre los vampiros de Londres nos había afectado a todos y sabía que la posición de Derek como líder del aquelarre se había convertido en una presión enorme, más incluso que antes. Y eso nos había afectado a nivel emocional; Derek arrastraba hacia nuestra relación todo lo que sucedía en el ámbito profesional y yo hacía lo mismo con mis propios fantasmas.

Derek se masajeó la frente con actitud agotada.

-Intento que se sienta cómoda –explicó-. Galatea, tú mejor que nadie, deberías saber cómo se siente cuando lo pierdes todo y te topas con alguien que te proporciona una salida...

Me crucé de brazos.

-Ella no ha pasado ninguna noche en las mazmorras –hice notar, quizá sonando demasiado rencorosa-. Ni siquiera su llegada a la mansión fue como la mía, Derek. Anastacia no ha tenido que pasar por lo mismo que yo; jamás te atrevas a compararme con esa vampira.

Resopló.

-Te recuerdo que habías asesinado a humanos, Galatea, poniéndonos en riesgo a todos los vampiros.

No mentía... pero las cosas no habían sido del todo así.

-Yo no era la única neófita suelta por Londres en aquel entonces –le corregí con suavidad-. Kenneth también participó activamente en ello...

Derek hizo un aspaviento con la mano, sin dejar de observarme. Ambos estábamos sumidos en los primeros meses de mi llegada a la mansión, cuando no paraba de meterme en líos mientras trataba de encontrar una vía de escape; Derek tampoco es que hubiera sido todo amabilidad conmigo. Nuestra relación había sido tirante y tensa, lo que había afectado al resto de la mansión.

-Galatea, quizá no fue la forma correcta de tratarte, pero tú tampoco lo ponías fácil.

Lo sabía perfectamente. Mi comportamiento había sido pueril y, ahora que podía verlo todo en perspectiva, me avergonzaba de algunos episodios que había vivido en aquella misma mansión; me levanté del sofá con lentitud, acercándome a la silla de Derek con una sonrisa que pretendía asegurarle que no tenía intenciones de empezar ninguna discusión con él.

MidnightWhere stories live. Discover now