Falling in Love

Capítulo 5: La fuerza de un abrazo.

Cuando llega mi turno, le escupo mi nombre a la señorita Blueberry, presa del enfado, y la secretaria enarca su perfecta ceja depilada, anota mi nombre en su maldito portapapeles lila y me deja pasar sin decirme nada. Camino con paso firme hacia el interior del establecimiento, hacia mi casillero, en el segundo piso, y saco de él el libro que voy a usar en la primera hora. Trigonometría. ¡Genial!

Todo es tan injusto, pienso irritada, cerrando de un golpe mi casillero. Me recuesto contra él, un poco mareada porque no he dormido la cantidad de horas necesarias, y miro absorta en mis pensamientos como en cámara lenta pasan todos los alumnos del instituto Oest High hacia sus respectivas clases. Inmediatamente, me saca de mis pensamientos una cabellera rubia, que se pasea entre las personas de camino hacia su clase de Literatura. Lo sé, porque se todo de él. Y lo reconozco, porque puedo reconocerlo a kilómetros de distancia. Su cabello, su complexión, su altura, su andar.

Es Adam. Mí Adam. El chico que rechazó mi amor el día anterior.

Me agacho con rapidez para que no me vea cuando pasa junto a mí. Me pongo roja como un tomate en un santiamén y el corazón comienza a latirme a mil por hora. Estoy tan avergonzada de que me reconozca, que considero la idea de arrastrarme cuerpo a tierra como un soldado hasta mi clase. Realmente lo considero.

Adam está con sus amigos, Kyle y Jordan, del equipo de fútbol, y con su amiga Darla, tan alta y delgada como un esparrago, y de un inusual cabello rojo brillante. Kyle, rubio y casi tan alto como Adam habla con Jordan, un chico moreno y más corpulento que ambos. Y Adam charla con Darla, que parece ser la que más habla en la conversación. Adam solo se limita a escucharla y a… sonreírle. De forma radiante. Sus ojos no se apartan de ellas y de pronto, todo se paraliza a mí alrededor. Siento como un balde de agua helada cae sobre mi espalda.

¿Cómo es que he sido tan ciega?

¿Cómo es que he sido tan estúpida?

He estado tan sumida en mis sentimientos todos estos años, creyendo o queriendo creer que Adam gustaba de mí, que nunca vi la realidad ante mis ojos. Siempre he imaginado saber todo de él, pero lo que era realmente obvio lo he pasado por alto. Es eso o que en el fondo siempre lo supe pero me negué a creerlo.

A Adam le gusta Darla. Viendo ahora como le sonríe, como se ríe de sus chistes, como intenta, sin ser demasiado obvio, rozar su cuerpo con el de la chica mientras caminan, no me cabe ninguna duda.

Adam gusta de Darla.

Quiero huir, correr lejos, pero mis pies son dos bloques de cemento y no puedo moverme. Ni siquiera puedo apartar la vista de ellos. Estoy completamente aturdida. Una cosa es ser rechazada por el chico que te gusta, pero otra cosa muy distinta es ver que aquel chico está dedicándole aquella atención que tanto añoras a otra chica. Es completamente destructivo. Me siento ahogada, necesito aire para respirar, pero me siento demasiado débil como para moverme.

Los estudiantes siguen arremolinándose a mi alrededor, y ya he perdido de vista las espaldas de Adam y Darla, pero aún sigo tirada en el suelo. Y no dejo de pensar:

¿Cómo es que me pasa esto a mí? ¿He sido tan mala?

He perdido un amor, he perdido un hogar, he perdido la compañía de mi madre y me he ganado a un enemigo que no le importa atacarme donde más me duele cuando más débil me encuentro.

¿Qué he hecho yo para merecerlo?

¿Por qué todas las personas que quiero se alejan de mí? ¿Por qué las personas no pueden quererme como yo las quiero?

De pronto, estoy sollozando como una tonta. Siento las lágrimas caer torrencialmente por mis mejillas y no puedo contenerlas, a pesar de que las limpie una y otra vez. Y al rato estoy llorando desconsoladamente. Hipando. Me debo de ver horrible, pero todos pasan de mí, como si fuera invisible, como si no supieran que existo.

He llegado a mi límite. He explotado, como lo hace una bomba, dejando que la onda expansiva arrase con todo a mí alrededor. También lo deseo. Deseo que todo a mí alrededor se pierda, desaparezca.

Aquí, tendida en el suelo de un corredor escolar, que ha quedado desierto, me he quedado sin fuerzas. Por un breve minuto, también deseo desaparecer.

—¡Anna!

Un par de pequeñas y delicadas manos me rodean, y aunque estoy demasiado perdida como para darme cuenta de quién es, reconozco su tacto, suave, amable.

De pronto, todos los malos pensamientos se alejan y me siento tan tibia, tan en paz, que me dejo llevar. Y comprendo, en aquel instante, que no estoy sola.

Pero que también aún me queda muchísimo camino por recorrer.

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Bueno, primero que nada, siento mucho todos estos meses de no haber actualizado, y haber desaparecido de la faz de la tierra, pero he pasado por una situación personal que me ha devastado, y me había quitado las ganas de absolutamente hacer todo en mi vida. Poco a poco he logrado salir adelante, pero obviamente no lo hubiese logrado sin la ayuda de las personas que me quieren y que siempre están conmigo cuando las necesito. Porque nunca estamos solos. Este capítulo refleja un poco lo que he sentido...

En fin, espero sepan perdonarme, pero aquí lo importante es que ¡he actualizado! :D Cantemos junto al coro de los ángeles. Jajaja, bueno...

Anna al fin colapsó, llegó a su límite, como todo ser humano, pero en el peor momento y lugar. Quizás los hechos no son "nada" comparados con los graves problemas que tienen otras personas, pero Anna ha sufrido otras cosas también, que más adelante se sabrá. Lo siento si es demasiado corto, pero el capítulo así lo requería. Pero al final ¿no ha sido todo tan malo para ella, no? Al menos, no está sola.

¿Qué sucederá a partir de ahora? 

Recuerden, y quiero decirles algo cursi:

¡Todos debemos seguir luchando, a pesar de que nos inunde una terrible oscuridad, y mucho más si alguien está dispuesto a luchar a nuestro lado! Eso vale mucho la pena.

Mis palabras. jajaja

Hasta pronto! Furo-Chan :)♥ GRACIAS