Capítulo 05

1K 116 57
                                    


 * * *

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 * * *









Nuestros ojos temblaban. Bajé mi mirada hacia sus labios, él nuevamente los humedeció. Era una noche llena de magia y especialmente dentro de nuestros seres. Podía sentir cómo ese sentimiento dentro de mí crecía cada vez más y con mucha rapidez.

Hace años que no sentía una cosa así ya que mi última relación no tuvo un buen final, por así decirlo...

Pero era él, Michael, a quién conocía perfectamente y quién ama y respeta a una mujer, no es nada parecido al último hombre que tuve a mi lado; Mike era todo lo contrario. Sus ojos brillaban con intensidad. Sus manos tomaban mi nuca delicadamente sin lastimarme ni nada, al contrario, me sentía bien sobre sus manos. Me sentía especial para él como si sintiese las mismas suaves caricias del agua.

—Eres una hermosa y valiosa mujer —susurró sobre mis labios—, no entiendo cómo él te ha dejado. No ha visto lo especial y maravillosa que eres.

A "él" se refería a mi última pareja. ¿Cómo me dejó? ¿Cómo fue que acabé con él? Más bien dicho, él acabó con mi corazón y me destinó a estar varios días sin comer ni beber hasta incluso sin dormir, pensando en lo que me había hecho, recordando todas esas palabras que me decía y prometía las cuales totalmente falsas.

¡Falsas!

Cuando comenzamos a ser una pareja, le había contado que yo no podía tener relaciones antes del matrimonio; era, y soy, una mujer que respeta ello.

Hubo unos momentos en que había intentado realizarlo, no obstante, yo podía contra esa tentación. Hasta que un día había comenzado a comportarse indiferente conmigo... Semanas después, fui a su casa para darle una sorpresa con mi presencia, y entonces..., allí fue cuando noté que una mujer estaba durmiendo a su lado, los dos cubiertos únicamente con las sábanas. Esa imagen, como piedra, logró romper mi corazón como si este fuese de vidrio.

Fue tan doloroso que mis lágrimas no tardaron en aparecer... ¡Idiota! Solo pensaba en eso..., en nada más.

Michael fue el único que me había apoyado en aquellos días, intentando convencerme en comer y demás. Fue el único que me había animado a seguir adelante ya que la vida no siempre es justa, siempre se presentan dolores en donde debes ser fuerte para poder resistir a cosas peores que pueden estar esperándote.

No me rendí gracias a él.

Desde ese entonces, no he tenido nada con ningún hombre hasta esa noche.... Él, la persona que no pensé jamás que iba a lograr despertar esas sensaciones que me gustaban, hacía saltar a mi corazón dentro de mí, lleno de alegría y felicidad; podía sentirlo vivo después de todo. Feliz. Sus caricias lograban iluminarme y relajarme, y me hacían sentir viva.

—Pequeña —murmuró—, quiero besarte...

Mi cuerpo tembló plenamente. Su voz profunda y las palabras que entonaron me colocaron nerviosa.

Yo también lo quería pero lo que no quería era perder a mi mejor amigo, no, no lo podría soportar. Él era la única persona que estaba mi lado; sin embargo, en esos momentos, estaba cegada por sus caricias y el hecho de que su aliento esté tan cerca de mis labios. ¡Tenía tantas ansias de juntar los míos con los suyos y sentir su suavidad y calidez!

—Es que, Michael... —No terminé cuando sentí sus dulces labios me callaron.

Tan dulces y adictivos... Tan suaves... Se movían lentamente. Ese roce me hacía tocar las nubes y poder sentir que estoy sobre una en ese momento; donde sólo existíamos nosotros dos, nadie más.

Rodeé su cuello y correspondí a ese beso. Michael besaba con cariño y amor. Mi corazón estaba feliz de lo que mis labios vivían, tocaban. Sentía cómo me derretía en sus labios y entre sus brazos. Estos se movían con suavidad. Es tan difícil describir todo lo que mi cuerpo experimentaba pero era hermoso y uno ya se lo imagina.

Sus besos vendaban cada herida de mi corazón. Endulzaba mi sangre que corría hacia mi corazón. Estaba dentro de ese mundo que sólo las parejas conocían, ese mundo lleno de amor.

Michael comenzó a agacharse sin despegar sus labios de los míos, esto ocasionaba que yo cayera lentamente de espaldas sobre la manta. Él quedó encima de mí. Comenzó a besar mi mejilla hasta mi cuello, todos esos contactos de sus labios con mi piel, curaba cada herida de mi ser y me hacían renacer, me limpiaban de toda tristeza y dolor. Me estaba convirtiendo nuevamente en mi yo de antes.

Sus manos se deslizaban sobre mis brazos, dándoles una tierna caricia. Yo estaba con los ojos cerrados disfrutando de cada contacto que Michael hacía con mi piel. Pero un propósito tenía todas esas acciones y comportamientos dulces.

No podía..., no podía hacerlo.

Me senté sobre la manta dejando a Michael confundido.

—¿Qué sucede? ¿Te molesté? —Su rostro demostraba preocupación, parecía un niño asustado con temor a oír un reclamo o algo.

—No..., esto es realmente hermoso pero tú sabes... que yo no puedo, te lo he contado. Perdóname.

Tomó mis manos y las unió con las suyas. Se acercó a mí y dijo—: ¿Qué sientes por mí, pequeña? Porque yo te amo. Este amor tardó en aparecer, pero, después de años a tu lado, apareció como si se hubiese ocultado bajo algún lugar y la luz de esta mismas velas y de tus ojos la hubiesen descubierto.

—Michael —miré sus dos ojos concentrados en mí—, yo también siento que te amo. Todos estos años he estado conociéndote y eres un hombre que no se consigue todos los días. Un hombre lleno de valor.

—Entonces —besó mis nudillos y volvió a observarme—, quiero estar contigo toda la vida —Mordí mi labio mientras sonreía—. Hagamos de esta noche, una inolvidable para ambos. Permíteme tocarte con mi amor en las oscuridades de la noche y hacer que te sientas muy bien. Sé parte de mis sueños y de mi futuro.

Sus palabras se oían tan sinceras y tiernas. Me ofrecía un hermoso futuro junto a él. Yo le conocía tanto como él a mí; conozco su corazón y su amor. En ese momento, me invitaba a subir a un tren junto a él y ver el recorrido juntos, frente a nuestros ojos. Me esperaba una larga vida con su compañía, pero para que esta comience sólo hacía falta mi decisión. ¿Cómo decirle que no? Él era el hombre de mi vida...





Quédate conmigo © | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora