Donde los pájaros no cantan.

Nadie

No hay sensación semejante a la de sentirse perdido.
Todos los caminos conducen a Roma,
pero, ¿cuál guía hacia uno mismo?
Y aun más exasperante es deambular sin conocer el destino.
Y entretanto, exploramos los senderos: avanzamos o volvemos;
hacia lo que creemos que es un punto de partida.
Un espejo, que nos desorienta algo más que el anterior, valiendo de acceso hacia un nuevo laberinto de preguntas
que nos inundan los ojos.
Pupilas, de las que solo
reconozco su color.

Somos lo que mostramos a la nada.
Somos lo que gozamos cuando no pretendemos ser.
Somos cuando no buscamos, y simplemente: somos.

Y las incógnitas se multiplican bajo mis pestañas,
y la incertidumbre golpea en mi cabeza
mientras que agonía es todo lo que soy
cuando en tierra de nadie es donde estoy.