Capitulo 1

414 35 9
                                    

Ya pasaron semanas desde que perdí mis recuerdos más recientes, no parece que vaya a recuperar pronto todos los momentos que pasé con mis amigos..... y con Sucrette. Apesar de que yo mismo destrozé su corazón al olvidarla, ella siempre oculta su dolor con una sonrisa cuando me ve, aunque no es que una persona no se de cuenta de lo que oculta, nisiquiera aguanta verme a los ojos más de un minuto. Cuánto quisiera decirle que, estoy bien, que la amo, que no la he olvidado.... pero,...no parecen haber avances, mi otro yo solo recibe recuerdos nuevos y cree aun estar enamorado de Rosalya, y no se da cuenta del daño que le hace a su verdadero amor, en estos ultimos días me he odiado tanto, no puedo creer que haya ovidado a alguien tan importante para mí.

Voy siguiendo a mi otro yo, ya que no puedo separarme tanto de él. - Buenos días, Castiel.- digo saludando a mi mejor amigo.

- Hola, Lysandro.- dice este dándome una palmada en la espalda con una sonrisa de las de siempre. Empezó a decirme tantas cosas que ya no pude entender, porque me percate que Sucrette pasaba justo detrás de él, mi otro yo hacía caso omiso de su presencia, pero yo no podía soportar verla con una cara tan triste, ella no es así. Duele tanto.

Pronto regrese mi mirada a Castiel, y yo ya había terminado de hablar con el, por lo que nos dirigimos al aula, allí estaba ella...pensativa viendo hacia la ventana, nisiquiera se percato de que entramos, pero luego lo hiso cuando Castiel fue a saludarla, ya que aunque no fuera muy propio de el, se preocupaba al igual que yo, por el estado de animo en el que ella estaba.

- Buenos días tabla de planchar!- dijo este sobándole la cabeza, provocando que su cabello se alborotara.

Ella lo vió con una sonrisa forzada y respondió con un apenas audible "Hola."

-Oye Sucrette, ¿qué pasa con esos ánimos?- dijo Castiel, para que está tomara una actitud más alegre para "no preocuparme y no hacer que me sintiera culpable".

Mi otro yo también se acercó y la saludo a lo cual ella respondió con nerviosismo.- H-ha h-hola chicos! Perdón que salude tan bajo, pero esque.... cof! cof! me duele un poco la garganta.- dijo fingiendo una tos y tocando su garganta. Me duele tanto verla así. 

Después de eso, llego el profesor y empezó a dar la clase, en todo el período, ella estuvo pensativa, viendo de reojo a mi otro yo, y pues él.... estaba como si nada, me siento tan estúpido. ¡Ese no soy yo!    Me acerqué a ella, e intente tocarla y abrazarla, pero no podía, soy solo un simple espiritu de recuerdos, que quizá algun día desaparezca. Ella se encontraba aciendo garabatos en su cuaderno, sin poner ni una pizca de atención a la clase.

La maestra llamó su atención.-Señorita Sucrette! -

Ella rápidamente alsó la vista para divisar a la maestra.- S-si?- Preguntó asustada.

- Me puede dar una breve explicación de lo que estoy enseñando?-

Ella bajó la vista hacia su cuaderno, en el cual veía que no había escrito nada.- Y-yo no se...-

La maestra dio un suspiro.- Le encargo que ponga más atención, de lo contrario puede irse a su casa.-

- Si maestra, disculpe.- dijo ella bajando más la mirada.

Castiel y mi otro yo se miraron entre sí. Castiel solo se encogió de hombros fingiendo, despreocupación. Pero yo no me veía tan convencido, volteando a ver a Sucrette disimuladamente, aunque esta ya estaba escribiendo y poniendo atención. 

Terminando las clases, Castiel me dijo, que lo esperara, ya que el iría al baño, pero obviamente siendo yo un espirítu ví que se dirigió a Sucrette, por suerte a la distancia a la que estaba mi yo de carne pude escuchar un poco de lo que decían.

-Perdón Castiel, prometo que me concentraré más.- dijo esta con una cara de preocupación.

- No. Se que esto es dificil para tí, te estás esforzando mucho y Lysandro apreciaría eso.-

Ella dió una pequeña sonrisa.- Gracias.-

- No es para tanto, después de todo, eres mi amiga. Y no te va eso de andar con cara de zombie por todos lados, ve y deja de preocuparte! Ve con tus amigas,anda!- Decía este dandole empujoncitos .

-Esta bien, esta bien. - dijo ella con una sonrisa más notoria. - Enserio que tu si sabes subirle el ánimo a la gente.- 

- Que te puedo decir? Es un don.- dijo él con aires de superioridad. Sucrette le dió una última sonrisa y se dirigió a Iris con quien empezó a platicar amigablemente.

Enserio que amigos como Castiel hay pocos, gracias a él hasta yo me sentí aliviado al ver que Sucrette sonrió tan hermosamente como siempre.

Espero pronto, volver a ser yo , quien la haga una mujer feliz de nuevo. No soportaría perderla.



No te he olvidado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora