Aquarion II

Capítulo 30: ¿Eletra huyó?

Los tres chicos que están en la jaula junto con Zen tienen las vestimentas de cada elemento, él de fuego tiene cabello rojo, él de tierra lo tiene marrón y él de aire casi azul.
¿Acaso Eletra los secuestro para tendernos una trampa? Estos chicos parecen estar deshidratados, parece que Eletra no los ha alimentado por semanas.
Él chico de tierra levanta su cabeza dejando ver sus ojos color ámbar, nos observa por un buen rato y sus labios comienzan a temblar, los mueve pero no puede hablar, sus labios están secos así que hago una burbuja y la acerco a él, toma todo y vuelvo a mirarnos.

-¿Quienes son ustedes...?- él chico castaño me mira con miedo.

-Mi nombre es Aquarion, y ellas son Noire, Hikari y Annabet. Tranquilo, no te haremos nada, somos diosas.

-¿Diosas?- sus ojos se dirigen hacia Anna y la observa por un buen rato largo- ¿Annabet? ¿Tu eres la diosa de la tierra?.

-Así es ¿Cómo sabes de mi?- Anna se acerca a la jaula y se arrodilla frente al muchacho.

-Soy de la ciudad del bosque, soy un ciudadano del pueblo. Siempre te admire, cada vez que te veía tenia ganas de acercarme y hablarte pero...con tantos guardias a tu alrededor no podía...

-¿Como acabaste aquí?¿Eletra fue la que te trajo aquí?

-Si...cuando estaba cultivando unas cosas ella apareció de un portal y me rapto, cuando llegue estaban ellos dos aquí. Rayos ¿Donde están mis modales? Me llamo Kenji.

-Kenji, es un gusto conocerte. ¿Sabes quienes son los otros dos?

Él chico de fuego se mueve y levanta la cabeza, logro notar sus ojos negros teniendo los párpados casi cerrados. Cuando logra abrirlos nos mira con una expresión de enojo pero cuando dirige sus ojos hacia Noire su expresión cambia a sorprendido. Le alcanzo una burbuja y la bebe.

-¿Quien eres?- le pregunto preocupada.

-Me llamo...Ryu, soy de la ciudad de fuego, diosa Noire. Es un gusto estar frente a usted, todos dicen que usted es mala y esas cosas pero para mi no lo eres.

-Así que es cierto...lo que importa es...¿Cómo acabaste aquí?

-Una mujer casi rubia apareció y me secuestro, me había dicho si quería conocer más de cerca a Noire, le dije que si pero solo logre acabar en esta jaula. Estoy hace una semana aquí.

-Ya veo...

El último chico, quien ya había despertado, logra ponerse de pie y se acerca a Hikari, sus ojos celestes y su piel color caramelo indican muy bien que es alguien del elemento aire. Hikari le toma la mano y la aprieta con fuerza. Recuerdo que cuando la conocí había dicho que iba a casarse pero lamentablemente ella no pudo volver, parece que este es él chico con quien iba a casarse.

Ella pronuncia él nombre Takeshi, y se le caen lágrimas. Noire nos advierte a todos que nos hagamos hacia atrás, le hacemos caso y dispara una bola de fuego hacia él candado de la jaula y la puerta de esta se abre, los chicos salen pero yo me adentro para ver a Zen. Esta sentado con la cabeza baja, se la levanto de la pera, tiene un pequeño rasguño del lado izquierdo de su mejilla, solo puedo decir que Eletra fue la culpable de esto.

-Zen...dime que estas bien, despierta por favor.

-Aqua...- abre los ojos y me mira sorprendido- ¿En serio...eres tu...? Te ves...más adulta...

-Las piedras que nos dio él anciano en la ciudad de fuego resultaron ser mágicas, cuando estabamos llegando comenzaron a brillar y bueno...ocurrió esto.

Salimos del lugar y les sacamos las cadenas a los cuatro. Las chicas y yo volvemos a la normalidad y al observar nuestras piedras sus colores ahora son oscuros. La energía de estas se acabaron, tendremos que esperar un rato largo pero si queremos enfrentarnos a Eletra ¿Cómo lo haremos sin las piedras?

-Eletra huyo- dice Ryu- Parece que predijo que ustedes llegarían y se fue, creyó que no la escucharíamos pero yo logre escucharla.

-¿Huyo? Esa maldita...- Noire aprieta los puños y su expresión es de enfado- ¿Y ahora que hacemos Aqua?

-Tendremos que seguir él rastro de a donde fue, mientras las piedras recuperan la energía iremos tras ella.

-Nosotros también iremos- dicen los tres- No queremos que les suceda nada.

Las cuatro afirmamos con la cabeza y nos largamos de la guarida.