30:"¿Sueño?"

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- ¿Qué mierda paso ese día? - repitió el.

Parpadee repetidas veces mientras pensaba en cuál sería la mejor manera de explicárselo todo de una manera... sutil.

No sería sencillo. Tendría que contarle todo lo que había sucedido durante los últimos meses, con quienes me había topado, que había vivido...

-Zackary...- comencé, buscando las palabras correctas como si intentara encontrar agujas en un inmenso pajar.

- ¿Enserio vendiste tu alma? – me tomo tiempo entender que me lo había preguntado a mí. Por un momento estuve totalmente desconcertada, sorprendida. Me quede con la boca abierta y las palabras en flotando en el aire mientras observaba curiosa su rostro.

No demostraba estar confundido, o bajo algún hechizo, lo cual solo hacia todo más extraño.

- ¿Qué? ¿Cómo sabes eso?

-Porque estuve ahí cuando aquel loco te amenazo- ¿loco? -. Estuve ahí Kate, todo el tiempo. No sé qué paso. No sé qué fue lo que me paso.

-Oh espera un segundo. Zack, ¿de que estas hablando? ¿Estuviste ahí todo el tiempo? Zack no entiendo que intentas decirme.

-Katherine, ese día sobre la pista de patinaje, algo raro sucedió. Apenas si logro recordar cómo me sentí obligado a patinar hacia el centro del lago, aun sabiendo que esa parte podría ser a menos adecuada. Luego recuerdo tu rostro asustado, entre todas esas personas, llamando mi nombre... Todo fue oscuridad después de eso. No estoy seguro de cuando desperté, ya que mis recuerdos son vagos y borrosos; pero si me acuerdo del baile. No tenía control alguno sobre mi cuerpo, pero estaba presente. No sé cómo explicarlo, Kate. Aquella noche, créeme cuando te digo que no fuiste la única que se sintió confundida.

-La noche en la que Isaac se presentó por primera vez...- confirme. El asintió. Su cabello mojado aun goteaba y sus labios aún no habían recuperado su color natural por completo.

-No tarde en entender que no podría hacerme cargo de mis acciones. Conocí mejor a la nueva esencia que habitaba mi cuerpo y aunque lo intente innumerables veces nunca pude deshacerme de él. Viví los últimos meses estando más cerca de lo que tú te habrías imaginado jamás. Y cada vez que intentaba darte a entender que aún estaba ahí, él lo prohibía. No sé cómo lo hacía, pero él lograba comunicarse conmigo; me decía que lamentaba que tuviera que pasar por todo esto, pero que él tenía que protegerte. No me dijo jamás de que exactamente tenía que protegerte, pero no hizo falta. Yo mismo estuve presente en el momento en el que la cosa que amenazó con matarte casi me mata a mí- eso no era posible, Axel había borrado los recuerdos de Isaac...pero; ¿también los de Zack?

-Zackary no comprendo... ¿cómo te acuerdas de todo eso? ¿Y cómo es que no te volviste loco todavía? – pregunte, haciendo referencia al hecho de que él también se había enterado de la existencia de seres mitológicos entre nosotros- fue la primera vez desde que había vuelto a ser el en la que sonrió.

- ¿Qué no me volví loco? La locura se convirtió en una parte importante de mi vida cotidiana. Ignorarla habría sido imposible.

-Preguntaste que fue lo que paso aquel día, pero parece que ya lo sabes- Zack negó efusivamente con su cabeza.

-Tenía la esperanza de que todo hubiera sido un sueño. Aparte que todo parece ser tan distante, tan ajeno; como si fuera parte de un...

- ¿Sueño? - nos observamos mutuamente. El asintió una vez, antes de volver a hablar.

-No me respondiste todavía, ¿vendiste tu alma? – me sentí avergonzada, pero no sabía porque tendría que estarlo. Puede que, porque le había vendido mi alma a un diablo, como toda una adolescente enamorada, sin pensarlo correctamente y de manera precipitada.

-Es una larga historia- di como respuesta.

-No...- rogo el con la voz un poco baja-, dime que no lo hiciste. O que al menos eso se puede anular...

- ¡Zack! - eleve el tono de mi voz- No se puede anular. ¡Se trata de un maldito trato con el diablo en persona! ¡Y lo peor de todo es que fue un trato estúpido, injusto! - mi voz se quebró un poco.

- ¿A qué te refieres? - inquirió el cuidadosamente. Evite mirarlo a los ojos y baje la mirada.

-Diego ya no se acuerda de mí. Es un humano ahora. No tengo ni la menor idea de donde pueda estar Isaac. Y tu estas aquí... pero mira cómo te dejo- y entonces rompí en llantos. Me desahogue dejando que las lágrimas bañaran mis mejillas. Había aguantado tanto tiempo el llanto, que, en ese instante, era un pequeño alivio poder deshacerme de mis preocupaciones compartiéndolas con alguien más, al menos una cierta parte.

Llore en silencio un rato. Llore aún más cuando Zackary me abrazo, como solía hacerlo siempre que me sentía mal.

-Katie, lo lamento tanto...- Zack se apartó y tosió un momento con su puño cerrado tapando su boca. Me enderece y limpie mi rostro.

-Zack vas a resfriarte, tengo que llevarte a casa- suspire, mientras me quitaba mi abrigo y se lo ponía sobre el que ya tenía puesto. El mantuvo silencio y se arropo a el mismo.

Lo acompañe hasta la puerta de su casa, pero no me quede a esperar con él a que alguien abriera la puerta, ya que en la abrió con la llave que sus padres solían esconder bajo la entrada cuando salían a algún lugar.

-Katherine...- empezó a hablar, pero un fuerte estornudo lo interrumpió.

-Descuida- dije sonriéndole. Lo inste a entrar, más una vez dentro él se volvió a verme.

-Katherine lo siento. Lamento no haber estado allí para ayudarte como debería.

- ¿Qué dices Zack? Estabas poseído, por el espíritu de mi antiguo amigo vampiro, quien intentaba protegerme de un demonio ancestral que intenta apoderarse de mi alma y al mismo tiempo hacer de mi vida un infierno. ¡Como ibas a ayudarme! – conseguí reír un poco y aligerar el ambiente. El también sonrió. En una situación así, el hecho de que ambos sonriéramos era casi un milagro.

-Kate, te ayudare a salir de esta. No dejare que cualquier persona se apodere de tu alma así por así- prometió el abrazándome fuertemente-. Extrañaba hacer esto por mi propia cuenta- susurro el antes de soltarme y volver a entrar a su casa.

Se quedó parado bajo el umbral, esperando a que entrara en mi auto y fuera a casa. Me abrace a mí misma para calentarme un poco y camine hasta mi auto, sintiendo sus ojos vigilarme.

-Zack no creo que haga falta que veas que llegue sana y salva a mi auto, ya que está a dos pasos de distancia- grite sonriendo. El imito mi gesto.

-Solo quiero asegurarme de que enserio te vayas- respondió el a modo de broma.

- ¡Hasta mañana!

-Cuídate, y por favor, no vendas nada más si no estoy cerca para hacer una buen trato.

Mi Ángel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora