¡Estoy contigo!

437 58 17
                                    

Bonnie tiró su mochila en el supuesto  sillón de la habitación sin fijar la mirada en su amigo.
Una voz suave y melodiosa interrumpió su cansancio.

—¡Bonnie!—dirigió la mirada a la camilla, encontrándose con el chico peliazul despierto, sonriendo.

—¿B-bon?—sus ojos se llenaron de lágrimas y corrió hacia él—¡No lo puedo creer!¡despertaste!—con sus débiles y temblorosos brazos rodeó al chico sonriendo.

—sí...fue corto, no te preocupes.—cuando el chico pelimorado se separó, tenía los ojos llenos de lágrimas, más que antes.

—Bonnie—acarició su mejilla con la pálida mano gracias a todo el tiempo que estuvo con agujas.—no llores—limpió sus lágrimas con los pulgares, haciendo de ese momento, uno muy tierno.

—no vuelvas a dejarme sólo...

—Estoy aquí, estoy contigo

(...)

Los chicos sólo se miraban a los ojos, había una conección muy grande entre ellos dos, demasiado.
Ambos tenían su propio brillo, era un brillo especial, pero, en ese momento, ambos necesitaban del brillo del otro.

Bonnie lo sentía, sabía que no era normal que sintiera eso por un chico, no era normal que fuera por él.

Bon lo tenía todo claro, lo amaba, más que a nadie, y daría su vida nuevamente por él.

Ambos se necesitaban el uno al otro, ambos sentían lo mismo.

Un escalofrío recorrió la espalda de Bon cuando su contrario tomó su mano delicadamente. Su mano era cálida, pero la del peliazul estaba muy fría.

—¿Sabes qué día es?—le preguntó sin mirarlo a los ojos.

—eh...¿martes?

—¡Martes de pudín!—exclamó, haviendo que la mejillas del ojiverde se tiñeran de rosado.

—¿por qué no vas a comer con tus amigos?—le preguntó.

—porque te necesito, y tu a mí, no importa que día sea, siempre estaré a tu lado—

—¿es una promesa?

—¡es una promesa!

(...)

Ahí se encontraba un chico dormido, apoyado en él, su cabello estaba desordenado, y se le notaba cansado.

Bon sonrió y empezó a acariciar el suave pelo de su compañero.
Ya era de noche, y aunque la hora de las visitas habían terminado, las enfermeras, como siempre, había dejado a Bonnie tranquilo, pues ya lo conocían.

¿por qué demonios éste chico era tan tierno?
Dios, nunca había pasado por su mente ser gay o enamorarse de, presisamente, Bonnie.

Ahora mismo su padre lo hubiese matado, literalmente.
Uno de la familia no podría ser “maricón”.
Un escalofrío recorrió su espalda y el temor volvió a apoderarse de él.

¿qué pasaba si su padre se enteraba?

Se congeló completamente.

¿por qué tuvo que nacer en una familia así?¿¡por qué su madre tuvo que morir!?

Ella lo aceptaba como era, todo iba bien hasta que ella murió.
Su padre se volvió alcólico, despreocupado, y Bon tuvo que vivir por una temporada robando.

Era obvio que su padre ahora odiaba la vida.
Era obvio que su padre ahora lo odiaría a él.

Hilos de color Sangre #PremiosFNAFHS[PAUSADA]Where stories live. Discover now