Capitulo 1: "La pelea"

637 51 6
                                    

*{Narra Leo}*

Todo comenzó, la tarde en que salimos de una pelea contra Destructor.

-¡ERES UN COBARDE!-, me gritaba Raph. Yo solo me callaba y respiraba, intentando no caer en la pelea.

Sin éxito.

-Era Destructor, era un peligro-, le respondí, empezando una de nuestras matutinas peleas.

Pero esta iba a ser bastante diferente.

-¡LO TENÍAMOS CONTROLADO!-, me respondió. Entonces note como los otros se ponían detrás suya.

Y empezaron a destrozarme.

-Es cierto, lo podríamos haberles ganado. Si no hubieras decidido que nos retiráramos. A lo mejor, no eres tan buen líder como crees-, comentó mi hermano genio.

Podía sentir como algo en mí se fuera agrietando.

-Solo dices cosas sin sentidos, como 'retirada táctica' 'silencio, que somos ninjas' y muchas tonterías más-, añadió mi hermano más pequeño.

El que creía que no iba a hacer algo tan doloroso.

Pero fue la última gota, para que el mundo se destrozase a mi alrededor.

No sabía qué hacer, sentía como dos lagrimas traviesas salían por los filos de mis ojos. Pero lo que me hizo tanto daño, tanto que me sentía:

Muerto

Fueron las pronunciadas por Raph, que fueron acompañadas por las afirmaciones de mis hermanos.

-No te necesitamos, nunca te necesitábamos. Nunca te merecisteis el puesto de líder. Nunca te merecisteis el puesto de hermano, mundo iría mejor si no existieras-

Eso fue lo suficiente para que saliera corriendo de allí, como el cobarde que soy.

Tenía los ojos nublados, por todas las lagrima que había contenido, y ahora salían sin ninguna intención de parar.

Corría, sin saber a dónde iba.
Sollozaba, sin saber si alguien me hubiera oído.
Y pared, sin saber si alguien me hubiera visto.

Me caí de rodilla, y me uní al lento. Pero me sentía tan destrozado, tan roto, tan muerto; que me sentía diferente.

Me cogí la cabeza entre mis manos, y empecé a gritar, gritar de diferentes maneras.

De llanto.
De tristeza.
De dolor.

Sin saberlo empecé a gritar de manera inhumana.
De una manera, que solo lo hacían, los de mente rota.

Debería admitir, que me habían destrozado el corazón.
Que me habían roto mi mente.

Tanto, que ya no sabía lo que hacía.

Había cogido mi bandana, y empezado a romperlo en pedazos, poquito a poco. Sonriendo de una manera no muy normal; sin saber que había alguien mirándome, estudiándome de manera curiosa.

-¿Leonardo?-, nombró una voz masculina tras mía.

Yo al instante, gire mi cabeza para ver quién era, pero por mi sorpresa no, no le recordaba bien. Tenía una imagen muy borrosa de esa persona, en mi mente, tanto que no sabía distinguir nada que le caracterizase.

-¿Quién eres?-, pregunte al hombre que se acercaba a mi.

Pude notar que llevaba una armadura de metal, pero había telas rojas debajo; tenía también un cinturón, de tela negra, con cuatro trozos de metal a un lado, tres encima del cuarto.

Pero lo que me llamaba más la atención era el casco.

-Leonardo, ¿no me reconoces?-, me pregunto el hombre, justo delante mía. Yo solo me quedaba arrodillado, mirando esos ojos fríos, que le diesen escalofríos a cualquiera. En cambio, me pareció acogedor.

-Tengo una imagen demasiado borroso, para recordarte-, le explique al hombre. Que no se porque, me estrechó su mano, para ayudarme a ponerme de pie. Yo lo acepté, y pude notar que era bastante más alto que yo, él me miró, con un tipo de brillo en sus ojos, un brillo que significaba:

Oportunidad.

-¿Qué es lo último que recuerdas perfectamente?-, me pregunto. Yo me metí en mi cabeza y fui buscando el último recuerdo. Entonces mis lagrimas volvieron a salir, y tristemente conteste:

-Como mis hermanos me destrozaban-, esas palabras, de alguna manera hizo que el brillo de sus ojos fuera más grande. Y como sorpresa me abrazo.

Yo correspondí, nunca había sentido algo así, era diferente. Dejaba que mis lagrimas, cayeran en su armadura, me sentía mejor.

DestruyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora