¿Te opones a nuestro noviazgo?

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- ¿Te quedaste con ella todo lo que restaba del mes?- preguntó Abraham por lo que yo asentí.

- ¿Y no eran novios?- ahora Bianca era la de la duda.

- Nop.- respondió Adelaide. Suspiró.- No fuimos nada hasta después de un mes.

- Lo que restó de esas tres semanas solo la pasamos juntos todo el tiempo, como si estuviéramos en plena luna de miel.

- Pero era evidente que al terminar el viaje de Adelaide no nos veríamos otra vez. Ya que ella vive en Nueva York y yo vivía en Michigan.

...

La noche antes de la despedida, yo preparé algo para Adelaide, no estaba dispuesto a despedirme de ella, además semanas atrás mis padres me habían preguntado si algún día dejaría la casa.

Estaba dispuesto a matar dos pájaros de un tiro.

...

- ¿Te mudaste por conveniencia?- pregunto Bianca horrorizada.

- No.- respondió Adelaide.- Él se mudó un par de semanas en mi apartamento, pero después busco donde vivir. Porque a pesar de lo loco que fue la mudanza, ambos sabiamos que teníamos que ir "despacio".

...

Dave me invitó a cenar a un restaurante con vista a la playa, todo era como todas las tardes, chistes absurdos, coqueteo y pláticas infinitas. Eso realmente me agradó, ya que hacia la despedida menos intensa.

Al sentarnos a cenar los dos nos pusimos a platicar, sobre qué quería hacer de su vida y yo qué haría con la mía.

- ¿Administradora de eventos?- preguntó entusiasmado.

- Sí, es algo que amo hacer. De hecho vine a este hotel por "negocios". Ya que el dueño quería que trabajara para él, pero en vez de eso, llegamos un acuerdo.- dije con aires de victoria.

- ¿Qué tipo de acuerdo?- me miró interesado.

- ¡Voy a dirigir los eventos de su sucursal de hoteles en Nueva York!- grite entusiasmada.

- ¡Wow, eso es fabuloso!- se levantó con su cerveza en mano y gritó.- ¡TODOS! Un brindis por esta mujer tan encantadora que logró dedicarse a lo que más le gusta.- mis mejillas enrojecieron y los demás invitados de la sala aplaudieron con diversión.

- No es para tanto, es solo un trabajo.- me tape la cara avergonzada.

- Adelaide.- dijo serio. Levanté la mirada con lentitud y lo mire a los ojos.- No quiero no volver a verte.- sonrió de lado.

- Yo tampoco quiero no volver a verte Dave.- tomé su mano y acaricié sus nudillos.

- Sé que esto es una locura.- empezó a decir.

- Por favor no te arrodilles.- dije alarmada, a lo que él volteo a verme y se tiró a reír a carcajadas.

- ¡No! ¡Me falta un poco para eso!- dijo entre risas. Mientras tanto, yo estaba morada de la pena.- Pero aún así es algo muy importante, y no quiero que te alarmes.

- Ok.- suspiré nerviosa.

- Yo aún vivo con mis padres, y eso ya no es normal.- empezó a decir, por lo que solo me limité a asentir.- Tú vives a un vuelo de distancia de mi. Y como ya me aseguré de que tampoco quieres dejar de verme, decidí que me mudaré.

- Mi departamento es muy chico y no estoy lista para ello.- escupí sin ningún filtro. Estaba tan nerviosa que no me daba tiempo ni de procesar mis ideas.

- No me voy a mudar contigo.- suspiré de alivio.- Ouch, pensé que te agradaba, ¿tan mal compañero de habitación fui? ¡Te lleve desayuno a la cama!- exclamo indignado.

- ¡No, no es eso! Pensé que querías mudarte conmigo, cuando llevamos un mes de conocernos ... Además, aún no somos nada.- tomé un trago de mi soda.- Solamente eres el chico con el que me acosté en estas vacaciones.

...

- ¡OUCH! ¡Eso es matar la llama!- dijo el sobrino de Bianca que tenía alrededor de 13 años.

- ¡Uy y se pone mejor!- exclamó Dave.- La cena aún no termina.- se rió.

...

- ¿Dave? ¿Dave Franco?- pregunto las voz de una chica a lo lejos, levanté la mirada en busca de la dueña de esa voz y me encontré con Margo Fleming.

- ¡Margo!- exclamé con alegría, levantando la mano y pidiéndole que se acerque.

- ¡Tanto tiempo Dave! ¿Qué haces aquí?- pregunto mientras me abrazaba cariñosamente.

- Estoy cenando con mi ...- respondí titubeante.

- Novia, soy su novia.- Adelaide se levantó y la saludó cordialmente, sonrió y luego me tomo de la mano.

- Jajajaja, ya veo. ¡Me da gusto Dave!- exclamó Margo.- Bueno, ya me tengo que ir, pero nos vemos pronto.

Tiempo después cuando la cena llegó a su fin, nos fuimos al hotel en silencio, hasta que ella comenzó a reír.

- Lo siento.- dijo entre risitas.

- ¿Por?- pregunté.

- Porque no soy tu novia.- se metió un dulce de menta a la boca y luego escondió la cara.

- ¿Quién dice que no?- me acerque a ella y levanté su mentón.- ¿Te opones a nuestro noviazgo?- le sonreí tiernamente.

- N-no, no me opongo.- se sonrojó para después soltar una risita.

- Entonces seamos novios, ¿si?- la besé fugazmente.

- Sí.- dijo volviéndome a besar, pero ahora de una manera más tierna.

...

- ¿Y qué pasó después?- dijo una niña.

Ahora que lo pienso, es raro narrar todo esto en la boda de Bianca.- Lo siento Bianca, les estamos robando tiempo.- dije avergonzada.

- No te preocupes. Créeme que estas haciendo de nuestra boda, algo realmente interesante.- me sonrió con amor.- Además nos salvaste del vídeo bochornoso que hizo mi mamá y del baile mal coreografiado que tenemos.

- Cierto, están haciendo de esta boda algo más divertido.- dijo Abraham abrazando a su esposa.

- De todas maneras, no creo que podamos acabar toda la historia aquí.- dije haciendo puchero.

- ¡Continúen! ¿Qué paso después?- pregunto otra vez la niña.

- Él se mudó primero a mi departamento Nueva York.- le respondí.- mientras buscábamos un buen lugar donde él pudiera vivir.

- ¿Y qué hacían mientras no buscaban donde vivir?- pregunto otra vez.

- Dormir, comer, reír y tener sexo.

- ¡Dave!- me quejé.

- ¡Es cierto!- se cruzó de hombros.- ¡Comíamos riquísimo en el restaurante de enfrente de tu trabajo! Y yo siempre he sido bueno con los chistes.

- ¿Podemos ir a la parte intrigante?- pregunto Abraham.- Es evidentemente lo que sigue, buscaron un buen departamento, él se mudó. Se pelearon un poco, volvieron a amarse, sexo intenso después, ¿y en año nuevo?

Tragué en seco. Año nuevo.

¡OTRA VEZ TÚ! (Dave Franco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora