CapítuloCuatro|Nervios|

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¿En serio haría tanto sólo por golpear a un tipo de esos y entregar un simple bolso? Estaba bastante claro que era un imbécil. ¿Valía la pena arriesgarse por una chica de ésas? Quién sabe.

...

Estaba seguro que si esa persona tardaba otra media hora en llegar, se iría y lo dejaría todo justo donde lo encontró, como debió de hacer al principio.

Pero no podía irse de ahí si no le daba una buena golpiza al Tipejo ese y probablemente tendría que golpear también al Tipejo Dos si se atrevía a meterse. 

Aunque sería un poco difícil pelear con dos a la vez, pero no es nada que no hubiera hecho ya.

Quería romperles unos cuántos huesos, golpearlos hasta que no se pudieran levantar y pidieran clemencia..., todo era demasiado tentador como para irse y dejarlo todo por la calma. Claro que no.

Miró el bolso de la mesera, el cual, tenía a su lado. Resistió la tentación de abrirlo. ¿Qué habría ahí? Lo más probable es que hubiera ropa y unos cuántos productos personales. Sin embargo, quería, deseaba saber qué tipo de ropa se encontraba ahí metida.

¿Tendría su ropa de bailarina ahí? ¿Le haría un baile en modo de agradecimiento por llevarle sus cosas y golpear a la persona que la maltrataba? Noah agitó la cabeza en modo de diversión y alejó esos pensamientos absurdos de su mente. Debía de ser serio.

Su vista voló hacia la entrada y maldijo al ver el auto de Mike entrando. ¿Qué hacía ese entrometido vomita autos allí? No le gustaba para nada que se hubiera entrometido, y mucho menos le gustaba verlo por lo que le había hecho a su auto.

—¿Se puede saber qué haces aquí, estúpido vomita autos?—Preguntó Noah mirando fijamente a Mike.

—¿Se puede saber por qué llamaste a mí prometida para que viniera a encontrarse contigo en un Club de Stripptease cuando son más de las diez de la noche, y que además tenía que venir sola y no decirme nada? No lo sé, ¡pero a mí me parece muy sospechoso!

—Lo siento, Noah..., me interceptó cuando estaba a punto de salir.—Explicó Mary sonriendo levemente en modo de disculpa.

—No te preocupes, eso ya no tiene importancia. Y ahora que lo pienso, puede que sea beneficioso que éste vomita autos se haya metido donde no lo llaman.

—¡Deja de llamarme así!

—¡Cállate! ¡Por tu culpa tuve que tocar tu vómito!

—¡Estaba borracho, obviamente vomitaría, imbécil!

—¡Callense mastodontes!—Gritó Mary haciéndolos callar—. Noah, deja de hablar del vómito de Mike y dime de una vez para qué me querías aquí.

Noah gruñó.

— Bueno, el caso es que...

...

Kara entró en el Club sintiéndose totalmente acosada por Marcus. La miraba demasiado y no dejaba de apretarla por sus doloridas costillas. Sabía que en algún momento debía ir al médico, pero no sabía exactamente a dónde debía de ir. De pequeña, su madre nunca la llevó a un consultorio. En su infancia se había enfermado muy pocas veces, y cuando lo hacía, su madre llevaba siempre al mismo hombre a curarla. Él siempre tenía una cara amenazante, sin embargo ella nunca le tuvo miedo. Quizá era porque él sí la trataba como la niña que era en ése momento. Era la única persona que recordaba de su infancia que la hubiera tratado bien. Kara alejó todos esos recuerdos de su mente y se obligó a concentrarse en el trabajo. Tenía una noche muy larga.

Corazón Principiante✔️Where stories live. Discover now