30-. Vacaciones Parte 2.

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-Bueno hay que estar tranquilos y no entrar en pánico, ya que desagradablemente estamos en medio de la nada, no hay señal y ni idea donde puede haber un hospital o algo parecido, pero tendramos que buscar antes que eso se le infecte y pues, muera -dijo Connor tomando las riendas de la situación.

-No moriré.

-Eso no lo sabes.

-Te odio Connor.

-También yo, hermana. -guiñó-. Bueno, ¡en marcha! -ordenó el con voz profunda y llena de seguridad.

Me ayudaron cargandome hasta el auto y una ves adentro Connor pisó el acelerador. Horas después de no encontrar nada comencé a sentir más molestias que antes y no dejaba de gemir de dolor. Luke hacia todo lo posible para que yo ignorara el dolor, Lulú se tapaba los oidos cuando me oía gritar cada vez que el auto saltaba bruscamente y yo golpeaba mi píe. Josh y Martu iban dormidos como rocas.

Después ya de un rato creo que he perdido la cordura y he comenzado a reír sin alguna razón concreta. El ambiente estaba silencios y mi risa entre lagrimas era lo único que se escuchaba. Todos me miraban expectantes y yo les sonreí tratando de aligerar el momento.

-¡Ahí! -gritó Lulú llamando la atención de todos-. Creo que vi una pequeña casa. Connor devuelvete.

-¿Estás segura? -le preguntó Josh.

-Si, de verdad que si. No estoy loca.

Connor retrocedió y a lo lejos vimos un pequeño recinto con un luz que iluminaba demasiado poco. Connor se estacionó a un lado del lugar y todos nos bajamos del auto. Para entonces ya estaba amaneciendo.

-Es una maldita veterinaria -masculló Josh.

-¿Y que tiene? -preguntó con indiferencia Martu.

-Da igual, entremos, quizás nos pueden ayudar -comentó Lulú.

-No soy un animal -dije ofendida.

-Quien sabe.

-Si no fuera porque estoy herida y mitad consciente, te golpearía contra un árbol todo el tiempo hasta matarte.

Martu me miró horrorizada.

-Me das miedo.

-Lo sé, bebé.

Un sonido sordo llamo la atención de todos, haciendo que sonriéramos. Connor había cogido un hacha que había un lado de la veterinaria, y había roto el candado con que estaba cerrada.

-Eso es vandalismo, hermano mío.

-¿Quieres curarte o no? -preguntó. Rodé lo ojos y me adentre en la veterinaria cuando me tendió la mano para ayudarme.

Al entrar había un mesón con una pequeña puerta que daba paso a la sala donde se operaba. El lugar era pequeño, pero a pesar de que hay un estante lleno de frascos con nombres extraños es acogedor. Me subí en la mesa que estaba en el centro con la ayuda de Josh y Luke mientras Martu y Lulú buscaba en los estantes algo que me sirviera.

 Me subí en la mesa que estaba en el centro con la ayuda de Josh y Luke mientras Martu y Lulú buscaba en los estantes algo que me sirviera

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