–¡Claro! ¿Pero me dirás quién es? No, espera. No me digas quién es. Mejor me espero hasta verla. No me arruines la sorpresa. 

–Está bien. 

–De acuerdo, vámonos entonces. 

–Espera, me tengo que arreglar. 

–¿Para qué? Así te vez bien. Además, les brindarás un nuevo hogar a algunos pajaritos en el camino –dice sonriendo. 

–Eso sería estupendo –. Le devuelvo la sonrisa–. Pero no creo que a tus papás les agrade que lleve un zoológico. 

Se echa a reír–. De acuerdo. ¿Puedo ver el resto de tu casa mientras te espero? 

–Puedes hacer lo que quieras. Ponte cómoda, esta es tu casa –contesto, mientras me dirijo a mi habitación para cambiarme.

≈ • ≈ • ≈ • ≈ • ≈ • ≈

Dastan 

–¿Que vendrá con alguien? ¿Por qué?

–¿Y qué tiene? ¿Acaso estás celoso? –dice Kaa en el teléfono. 

–Claro que no. 

–Sí, claro –. Noto que se esta burlando. 

Me tallo la cara con una mano y luego la paso por mi cabeza, exasperado–. ¿Está ahí contigo? 

–Ahora no. Se está arreglando. 

–¿Van a tardar mucho en venir? 

–La verdad no sé, pero no creo. Sólo tenemos que ir a recoger a esta otra persona y ya de ahí nos dirigimos a casa. 

–De acuerdo. Regrésense con cuidado. 

–Claro. Nos vemos al rato –. Y cuelga. 

Tuve que poner todo mi autocontrol para no arrojar el jodido teléfono y estrellarlo contra la pared. Desde entonces, siento que me llevan los mil demonios.

~ · ~ · ~ · ~ · ~ · ~ 

–Vamos, viejo, ¿qué te pasa? Desde que colgaste con Kaa, estás muy serio –me dice Lex, tomándome por el hombro. 

¿Por qué me molesta tanto que venga con alguien más? 

–No tengo nada –miento. 

–¿No va a venir? 

–¿Quién? 

–¿Cómo que quién? Pepper, idiota.

–Sí. 

–¿Entonces? 

–Vendrá con alguien. 

–¿Y? 

–¿Cómo que y

–Estás celoso 

Empieza a sonreír. No le encuentro la gracia. 

–No estoy celoso. 

–Creí que habías dicho que no querías nada con ella. 

–Y así es. 

–¿Entonces por qué estás celoso? 

–Que no estoy celoso. 

–Bueno, como sea. ¿Qué tal si sólo son amigos? 

–Se supone que es una comida familiar. ¿Cómo piensa venir con alguien que no es de la familia? 

–Ella tampoco es de la familia –dice, y cuando ve que lo miro con ojos asesinos, agrega–. Pero no lo digo por excluirla, si no que apenas nos conoce, Dastan. Tal vez no se sienta tan fuera de lugar trayendo a alguien que conozca un poco más –. Por más que me cueste aceptarlo, tiene razón. Lo único que hago es asentir con la cabeza–. De acuerdo, ¿vamos a cocinar la carne, o te vas a quedar aquí sentado con tu cara de amargado? 

Huellas en la Piel ©Where stories live. Discover now