-Me alegra conocerte al fin. Dastan y Kaa no han dejado de hablar de ti. En especial Dastan.

Otra vez me ruborizo. ¿Qué mierda está pasando conmigo?

-¿Entonces qué es? -pregunta Kaa, emocionada.

-Bueno, no es algo tan grandioso como esto -le digo nerviosa, haciendo referencia a sus regalos.

-Tonterías. Seguro es genial. Vamos a verlo, ¿sí?

-Bueno, pero tenemos que ir a donde está mi auto. Lo tengo ahí.

-Vamos entonces -dice Dastan.

¡Mierda! No pensé que todos lo fueran a ver, al menos no estando yo presente.

Cuando llegamos a mi Jetta, estoy muy nerviosa. Si al principio temía la reacción de Kaa, ahora le tengo que agregar a eso dos reacciones más: la de Dastan y Lex.

-Espera. Antes de dártelo, tienes que cerrar los ojos -le digo a Kaa y luego a los otros dos-. No es para ustedes, pero también ciérrenlos.

Ambos se echan a reír y Kaa no deja de dar brinquitos de emoción. Todos cierran los ojos.

-Ven, ella sí sabe darle emoción al momento. No como ustedes que me dijeron: toma tu regalo, felicidades -les dice Kaa a los chicos, haciendo una voz como si los imitara, aún con los ojos cerrados.

Cuando saco su regalo del maletero del auto, estoy temblando, tengo que calmarme, pero ¡que nervios!

-Extiende tus brazos -le digo a Kaa, y cuando lo hace se lo doy.

Cuando abre los ojos da un grito de alegría-. ¡Hasta está envuelto y todo! Gracias, Pepper.

-Por nada. Ojalá te guste.

-¿Bromeas? ¡Lo amo! Y eso que ni sé que es. La caja está muy grande. ¿Qué será? Hagan apuestas, chicos.

-Agítalo para hacernos una idea -le dice Lex.

-¿Tú estás dañado de la cabeza o qué? Que tal si se rompe.

-Hazlo -le digo-, es resistente.

Y entonces lo agita un poco.

-Mmmm, yo creo que es un paquete con muchos zapatos -dice Dastan.

-No, no se escuchaba así como para que fueran tantos -dice Lex-. Yo digo que es...

-Ay ya, se tardan mucho -lo interrumpe Kaa, y empieza a romper la envoltura como si fuera una niña pequeña-. Necesito un cuchillo o algo para romper la cinta que pega la tapa de la caja.

Entonces Lex saca unas llaves y le ayuda a romper la cinta. Dastan estira un poco el cuello para ver. Cuando terminan, Kaa saca su regalo y todos tienen cara de sorpresa.

-¿Tú lo hiciste? -me pregunta Dastan.

-Sí -contesto, nerviosa.

-¡Es estupendo! -dice Lex.

-No, no, no, no, no -dice Kaa -. Esto es lo más grandioso, espectacular, maravilloso y bonito que he visto en mi vida. ¡Una escultura de pavo real! -. En su cara está dibujada la sonrisa del millón.

-Me dijiste que te gustaban los pavo reales -le digo-, así que te hice uno. Espero que te guste.

-¿Gustarme? ¡Me fascina! Es grandioso, Pepper. Muchas gracias. Más le vale al tatuador que lo haga bien en mí.

-¿Te lo vas a tatuar?

-Claro. Ya tengo mi pavo real favorito. Quiero que esté en mi piel también.

Huellas en la Piel ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt