1

95.2K 4.2K 345
                                    

Pepper

5 años después

Voy de camino a la facultad, a mi primer día de posgrado. Tardé un tiempo en decidir si hacerlo o no, pero al final decidí continuar, quiero ocupar mi tiempo en algo productivo. Pero tengo que hacer una parada, muero por un vaso de chocolate caliente.

Me estacioné en un Starbucks que queda de camino, y al entrar, supe que llegaría tarde a mi primera sesión, hay una fila enorme. Solté un bufido y dirigí mi vista al cielo, o al techo más bien, pero no me moveré de aquí hasta conseguir mi chocolate, así que para no aburrirme en la espera, me puse mis audífonos y encendí mi iPod.

Después de unos veinte minutos, por fin llega mi turno y me quito los audífonos.

-Un expreso americano -oigo que dice alguien detrás de mí.

-¡Hey! Espera tu turno -dije, girando un poco la cabeza para que me oiga, pero sin verlo en realidad.

-La chica va primero, señor -dice el chico que está detrás del mostrador, en un tono irritado. Estábamos deteniendo el avance, que en realidad era por culpa del tipo soy-el-dueño-del-mundo.

-Voy atrasado -dice el tipo.

Decido que tengo que enfrentarlo y cuando me giro, me quedo pasmada. ¡El cabrón es bastante atractivo! De un metro ochenta y cinco, cabello negro alborotado y ojos increíblemente azules que resaltan en su piel blanca con un ligero toque bronceado, y usa barba de largo como de tres días. Lleva un traje gris oscuro a medida y con chaleco, corbata negra y camisa blanca y puedo jurar que hace ejercicio, y usa unos zapatos negros Stefano Bemer estilo oxford. Desborda seguridad, clase y poder por todos lados.

Se me queda viendo con una expresión seria y recuerdo para qué me giré.

-Cada quien tiene sus asuntos. Espera tu turno como todos -logro decir, apenas de forma coherente.

¡Mierda! Me he de ver como una completa estúpida.

-Escucha, tengo prisa.

-Que lastima. Espera tu turno -. El hecho de sentirme como estúpida, no quiere decir que sea una y lo deje salirse con la suya.

-¿Qué vas a pedir?

-¿Qué?

-¿Qué vas a pedir? -me repite en un tono mandón. Me doy cuenta de que piensa pedir lo que quiero con tal de deshacerse de mí. Idiota. Decido cambiar mi simple chocolate caliente.

-Un pumpkin latte.

Veo un ligero movimiento en su rostro. ¿Irritación?

-Lo que ella dijo y un expreso americano -le dice al chico que nos atiende. Que falta de modales, ¡pero lo logré! Está irritado.

-¿Por favor? -le digo, alzando las cejas mostrándole su falta de modales. Sólo pone los ojos en blanco.

Estamos esperando nuestras bebidas en silencio. ¿Por qué demonios tardan tanto? Ah sí, sólo están dos personas: el que nos atendió y otro que hace las bebidas, y pedí algo más laborioso que un simple chocolate caliente. Ya no llegué a mi primera sesión, mal comienzo. Pero reconozco que me agradó molestar al mandón.

-¿Ahora ya no hablas? -dice, rompiendo el agradable silencio.

Creo que hubiera sido buena idea que me pusiera mis audífonos de nuevo. ¿Por qué no lo pensé antes?

-¿Por qué habría de hacerlo?

-Acabo de comprarte un café -. Mete las manos en los bolsillos de su pantalón, lo que hace que se vea un tanto más arrogante, pero jodida y maliciosamente sexy.

Huellas en la Piel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora