Capitulo 3

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Me levanto aún con sueño, pero mi estómago grita y exige que lo alimente. Salgo de mi cama lentamente y me quedo mirando fijamente un punto de la habitación como si algo fuera a pasar, después vuelvo a la vida real. Creo que si tengo sueño. Tal vez cuando termine de desayunar tome una pequeña siesta, bueno, si es que aún tengo el tiempo suficiente para hacerlo.

Bajo a la cocina y me preparo una de las cosas que sé hacer a la perfección. Cereal. Tomo un tazón, vacío el cereal y agrego un poco de leche. Me gusta más agregarle plátano, pero el unico que queda en el frutero está negro y pequeñas moscas de la fruta vuelan sobre el. Tiro los platanos a la basura y después me siento para devorar el cereal. Cuando termino miro la hora en mi móvil y me doy cuenta de que no queda tiempo para una siesta, lo cual me desanima un poco pero tengo que ir a la detención de lo contrario me arriesgaría a que la señorita Sofia me matase, y no quiero eso. En fin, tomo solo lo que necesito, reviso que todo esté bien y salgo de casa.

En el camino me encuentro con un perro que está atorado en un cancel que rodea el grueso tronco de un árbol. Mi subconsciente me dice que lo deje ahí a su suerte pues no quiero llegar tarde y ser casitigado, pero mi otro yo me dice que no costará trabajo sacarlo de ahí. Pero, le hago caso a mi subconsciente. ‹sigue caminando. Sigue caminando› me dice mientras camino lentamente. ‹no mires a tras. No lo mires a los ojos y sigue caminando› pero después entra el remordipizarron

-Está bien, que sea rápido - digo mientras vuelvo hacia donde se encuentra el perro atorado en el cancel.

No se exactamente de que tipo de raza sea, pero es un poco grande pero no demasiado.
Lo tomo por los costados y comienzo a tirar pero el perro chilla así que dejo de hacer eso. Me acerco a su cuello y jalo de ahí tratando de no lastimarlo.
Al fin comienza a salir. Continúo jalando, y al último tirón, caego al suelo y el perro es impulsado a la calle donde después se oye un gran chillido seguido de unos neumáticos derrapando.
‹ouch, mejor lo hubiera dejado atorado en el cancel› pienso.

El sujeto que etropelló al pobre perro sale de su camioneta para ver que fue lo que pasó, mientras tanto una chica sale de la casa más cercana al árbol cercado.

-¡Firulais! - grita, y cuando ve al perro tirado en la acera comienza a llorar.
-Lo siento, yo, yo no lo vi - se justifica el sujeto de la camioneta.
-Yo no vi nada - el lo único que digo para después marcharme discretamente.

Voy caminando lo más deprisa que puedo mientras saco el móvil para ver la hora. ¡Santos cielos!
Creo que de está no salgo vivo.
Comienzo a correr hasta llegar al instituto. Todo esta vacio. Hasta me hace pensar que suspendieron las detenciones, pero esta el auto del director, otro auto que, seguramente es de la secretaria y finalmente el auto de la señorita Sofia.
Entro rapido y entro al salón de clase donde se supone que será mi detención, ahí está la señorita Sofia sentada detrás del escritorio, pero a parte de ella no hay nadie.
Creí que estaría lleno pues era fácil hacer enfadar a la señorita Sofia. Pero al parecer soy el unico con detención.

-Sebastian. Llegás tarde - lo dice sin ni siquiera mirarme.

Tomo asiento.

-Escribirás la palabra: no debo llegar tarde.
-¿Cuántas veces?
-Hasta que tu mano ya no pueda más.

Quisiera decile que no lo haré pero no me atrevo, así que me limito a hacerle caso.

Después de tres minutos escribiendo "no debo de llegar tarde" como niño pequeño en un preescolar, la señorita Sofia se levanta y comienza a escribir en el pizarron. Entonces sucede algo inesperado, se le cae el marcador y cuando se agacha para recojerlo la corta falda que lleva puesta tan apretada se sube lo suficiente para ver lo que lleva puesto debajo. Lleva puesto una tanga color rojo intenso con unas perlas en unos lugares. Mierda. Mierda. Mierda. No debo mirar pero esto es tan tentador...
Lo peor sería que me pillara viendo sus calzones. Tanga en éste caso.
Al fin se levanta. Pero ahora se cae la tapa del marcador. La señorita Sofia maldice antes de volver a agacharse por la tapadera. Está vez se agacha aún más dejando ver más de esa lencería que lleva puesta.

Mierda. Mierda. Mierda. Se me está parando. Me tengo que controlar para no acompletar mi erección, seguramente lo notará.
Se levanta de nuevo y al fin termina el dulce sufrimiento.

-No te detengas - dice cuando se sienta de nuevo - sigue escribiendo.

En el pizarron ha escrito la palabra Detención lo que lo hace más deprimente. Creo que lo que quiere la señorita Sofia es hacerme sufrir y lo está logrando.

Me duele la mano y aún sigo escribiendo, necesito descansar.

-Señorita Sofia... ¿Puedo ir al baño?
-Cuatro minutos y contando - al parecer ese es un si.
-Gracias.

Salgo del salón, en si no tengo tantas ganas de ir al baño... Pero tenía que descansar un poco.
Me hago el tonto hasta que falta solo un minuto para los cuatro minutos que la señorita Sofia me ha dado para ir al baño.

Regreso al salón donde estoy en detención y me siento para volver a escribir la misma palabra cientos de veces.

-¿Ya debo parar? - me atrevo a preguntar.
-No - dice la señorita Sofia sin inmutarse.
-Esto ya no tiene sentido - no me di cuenta de que le estaba contestando.

De haber sabido hubiera dejado al perro atrapado.

La señorita Sofia se levanta y señala las palabras del pizarron.

-¿Que dice aquí Sebastian?
-Detención - contesto un poco apagado.
-Muy bien. Dejame ver cuantas paginas llevas.

Ella se hacerca hacia mi y se agacha un poco para ver mi cuaderno. Cielos se le ve perfectamente el escote. Mierda esta vez mi erección es completa. Para que no lo noté la señorita Sofia decido distraerla.

-Sabe, creí que habría más alumnos... Pero soy el único.
-Exacto - la señorita Sofia pone su mano en mi paquete.

No lo puedo creer. ¿Esto enserio está pasando? ¿O estoy soñando despierto?

El Alumno (+18)Where stories live. Discover now