Capítulo 4: Un viejo amigo, mi primer amor.

Start from the beginning
                                    

- ¿Un Volkswagen Scirocco? - me preguntó Gabriel en cuanto estuve a su lado. Sólo faltaban la pelirroja e Isma por llegar.

- Sí, ¿no lo ves?

- Me encanta, - me dijo Cristina - te lo cambio por el mío. - Ella señaló hacia un Polo de 1990.

- Lo importante es que anden y nos lleven a sitios - le dije con una sonrisa.

- Ya vienen - nos avisó Adrián.

Ellos llegaron. Sus manos... estaban entrelazando sus dedos, sentí que algo me dolía en el pecho pero lo ignoré.

- ¿Vamos? - preguntó Ismael.

Nos fuimos de nuestro lugar de encuentro y pronto llegamos a la discoteca, era bastante cercana al centro de la ciudad.

Gabriel y Cristina empezaron a bailar, nosotros cuatro estábamos pidiendo algo de beber. Pero yo repetía, bebía una y otra vez, lo necesitaba, tenía que despejarme.

Fue entonces cuando Ismael y Lidia empezaron a besarse, y cuanto más lo hacían, más me dolía.

- Veo que somos los solterones del grupo - soltó Adrián riéndose - ¿o tienes novio?

- No, no tengo.

- Entonces... - él empezó a acercarse a mí, luego rodeó mi cintura con su brazo.

- Entonces, ¿qué?

- ¿Qué te parece sí...? - Él iba a besarme, a BESARME. Di un paso atrás. Adrián era guapo, pero no quería liarme con él, no deseaba entregarle mi segundo beso. - Oh, vamos, ¿nunca te has besado con nadie? - Noté cómo Ismael nos escuchaba, parecía que iba a venir a ayudarme - ¿en serio nunca nadie te ha besado con lo preciosa que eres?

- Sí, yo la he besado. - Una mano sujetó mi brazo y se deshizo del agarre de Adrián.

Lo miré atónita, no podía creerme lo que estaba pasando. Lidia estaba realmente boquiabierta. Él sonreía, sonreía de oreja a oreja, como siempre hacía.

Y entonces decidió darme mi segundo beso, su segundo beso.

Mi boca y la suya se movían a un mismo ritmo. Su lengua pidió paso entre mis labios y jugó con la mía. Acaricié su pelo introduciendo mis dedos entre él, me puse de puntillas para falicitarle el acceso a mi boca.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, había esperado tanto tiempo por volver a sentir esos labios... y aquí lo tenía. Sin embargo, tuve que separarme de él, una mano en mi hombro nos separó.

- Naiara, ¿quién es este? - me preguntó él, a medio metro de distancia.

- Él es Yoel. - Le dije con una sonrisa triunfante.

- ¿Y tú eres? - le preguntó a Isma el chico que acababa de soltar mis labios.

- Yo soy Ismael, y quiero que te larges de aquí ahora.

Se miraron desafiantes, así que, ignorando a Isma, me lancé torpemente a los labios de Yoel, de nuevo. Pero no conseguí alcanzarlos, alguien me había cogido por detrás, llevándome a otro lugar. ¿Los baños?, ¿los baños de hombre?

Me encerró con él, nadie podía vernos, estaba a muy poca distancia de mi cuerpo.

- ¿Qué mierda quieres? - le pregunté.

- ¿Por qué te besas con cualquiera que aparece?

- ¿Cualquiera? ¡Él es Yoel!

- ¿Y a mí eso qué coño me importa? Estás borracha, no deberías besar al primero que pasa, hubiera sido mejor si hubieses aceptado a Adrián, al menos lo conoces de unas horas.

- No me hagas reir. - Suspiré - ¡A Yoel lo conozco desde que tenía seis años!

Entonces la cara de Ismael parecía el reflejo de la vergüenza, acababa de quedar fatal por imaginarse cosas raras. Empecé a reirme.

- No tiene gracia, has hecho que me preocupe por ti.

- ¿Y por qué ibas a preocuparte por mí?

- Porque... porque tú te preocupaste por mí en primer lugar.

- ¿Sólo por eso?

- Bueno, también porque... - acercó su rostro al mío. Sus ojos se conectaron muy bien con los míos, haciendo que ese momento se hiciese eterno. Entreabrió los labios y dejó mis ojos abandonados para mirar mi boca. Se acercó y poco más, y un poco más. - Porque te acabo de conocer, pero empiezas a gustarme.

Mis ojos se abrieron de par en par. No podía creérmelo. ¿Gustarle yo?, ¿no tenía novia? Sí, tenía novia, no debería decir esas cosas.

Su boca se acercó a la mía, con intención de besarme, estaba claro, así que decidí reaccionar. Puse mi dedo índice entre sus labios y los míos, que se separaban a un sólo centímetro de distancia.

Pero luego él quitó el dedo que yo había puesto entre su boca y la mía, y siguió aproximándose...

Regálame una sonrisa.Where stories live. Discover now