Capitulo 15

9K 783 44
                                    

| DAMIÁN |

Sabes tan bien Kristel. Tan delicioso. Tan placentero y dulce. Deslicé una de mis manos por tu pierna, acariciándola con fuerza en el proceso, ganándome un gemido ahogado de tu parte en mi boca. No me cansaba de besarte. Dudaba que algún día me saciaría verdaderamente de ti. Justo cuando metí mi mano en su camisa alguien llamó a la puerta con pequeños toques. Dejé de besar a Kristel, saliendo al instante un fino hilo de saliva uniendo nuestros labios, prueba de lo que había sucedió ahí.

— ¿Quién? —pregunté casi gritando.

—Sr. el Sr. Marshall lo busca —informó.

—Dile que estoy ocupado —besé a Kristel, restregándome fuerte y lentamente en él. Haciendo que él enredará sus piernas a mi cintura. Buscando más contacto.

—Es que... dice que es urgente.

—Dile que no estoy —dije entre besos mientras pellizcaba cuidadosamente un pezon. Kristel suspiró ahogadamente.

—Pero... —bufé, al separarme de los labios ajenos.

— ¡Dile que me esperé!

—Enseguida. C-Con su permiso Sr. —escuchaba sus pasos alejarse.

Mire a Kristel. Me acerqué a su rostro, rozando mis labios con los suyos.

—Cuando regresé... te quiero desnudo y totalmente dilatado para no esperar tanto. Y más te vale que lo hagas si no quieres que te castigué —sentencié seductor, lamiendo la parte inferior de sus labios color sandía. Me prendía con solo verlos.

Salí de la habitación, no sin antes robarle un beso a Kristel. ¡Bonito precioso!

— ¿Qué haces aquí? —pregunté bruscamente al verlo parado observando una foto de Kristel cuando estaba por sus 15 años.

Me miró de arriba y abajo.

—Que empalmado te dejó —se burló. Me crucé de brazos, notablemente enfadado por su comentario.

—No te lo voy a volver a repetir. ¿Qué haces aquí?

—Que humor, yo que venia a saludar.

—Ajá. Claro —ironicé—. No quiero que te le acerques.

—No deberías andarme vigilando a mí precisamente, sino a Kristel.

— ¿Por?

— ¿Lo preguntas? He investigado acerca de un amigo suyo. Da la casualidad que es un Narváez. ¿Te suena?

—Es solo su amigo.

— ¿Entonces sí lo has visto?

— ¿A qué viene este interrogatorio?

—Deberías alejarlo de ése mientras puedas. Puede hacerle algo... ¿Ya le vino el celo, cierto?

— ¿Eso qué?

— ¿Cómo que eso qué? Cuando un omega de lobo blanco le viene el celo por primera vez puede que exista la posibilidad de que con cualquier Alpha se mojé sí tan sólo sintiera una caricia o unas palabras calientes. Es la naturaleza después de todo. El Omega obedece al Alpha. Lo sabes.

Me desconcerté. Entonces por eso...

—Cuídalo, porque sí no te lo quitó yo... lo hará ése —advirtió dándome una ultima mirada antes de irse.

Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora