IV

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— ¿Qué hacemos ahora? —preguntó Foxy a su hermana, la chica estaba pensativa.

— Observemos a distancia mientras tanto, si los dos ya lo aceptan sólo hay que esperar a que se junten ¿no? —Foxy asintió, Bonnie parecía decidido a hacer algo al instante y Bon aunque lo estaba evitando tenía claros sus sentimientos, mucho más claro y formales que los de Bonnie. Sólo habían necesitado un pequeño empujón y las cosas comenzarían a marchar sobre ruedas.

   Bonnie en todo ese tiempo nunca lo había notado, aunque suponía que era su despistada forma de actuar la que ignoro todas las señales, como Bon se alejaba cuando estaban muy cerca, como su rostro enrojecía con bastante frecuencia. Ahora que sabía los sentimientos de Bon y tenía ligeramente entendidos los propios, Bonnie era capaz de notar aquellos pequeños detalles y le molestaban.

— ¡Bon! —exclamó colgándose del cuello del moreno, este pegó un brinco exclamando:

— ¡Santa...! ¡No hagas eso! —El rostro de Bon estaba rojo y aún así Bonnie no se descolgó, debía admitirlo, abrazar a Bon era mucho más agradable que abrazar a cualquier otra persona.

— Este fin de semana podemos salir, podrán una feria en el parque cercano y quiero ir a verla ¿me acompañas? —Bon iba a negarse, iba a preguntar por qué no iba con sus otros amigos, pero esa mirada... ¡ESA MIRADA!

— ¡AH! Bien... Iré contigo —Bonnie se soltó y dio unos pequeños aplausos.

— ¡Si! —Luego de eso continuaron practicando. Bonnie se sorprendió un poco, ocultar tus sentimientos en esas situaciones era horrible y a la vez pasar tiempo junto a esa persona era magnífico, las dos sensaciones chocaban, siendo confunso. ¿Bon llevaba pasando por esto todo ese tiempo?

— ¿Tenemos algo el fin de semana? —preguntó Mangle mirando a Foxy quien asintió.

— No sé tú, pero el Estropajo y yo tenemos un trabajo. —Mangle pensó un poco, no quería estar sola vigilando a esos dos como una descarada y poco disimulada psicópata. Ya se enteraría de cómo les fue después, por ese fin de semana les dejarían solos.

   El fin de semana llegó como una avalancha, no es como si les hubiese quedado mucho de semana tampoco, pero Bonnie por primera vez en su vida se había preocupado de vestir bien para que Bon no pudiese quitarle la mirada de encima, o bien no, esa no era la intención, sólo algo en su cabeza cada vez que elegía una prenda le decía "¿De verdad planeas presentarte así? Seguro con esa ropa Bon te dejará" y así siguió probando hasta que las voz en su cabeza no comentó nada.

   Bon por otro lado no tuvo problemas para elegir ropa, por lo general siempre se preocupaba de eso. Los nervios le hicieron llegar más temprano y espero a la entrada del parque por más de treinta minutos, aunque aún así seguía siendo temprano. Bonnie también llegó temprano, quizá no tanto como Bon, pero de igual forma fueron como díez o quince minutos antes.

— Llegaste temprano —dijo con una sonrisa y Bon se sonrojó mirando hacia otro lado.

— Mi reloj tenía mal la hora... una hora mal... para ser exactos. —"Buena escusa", pensó Bonnie sonriendo y entonces tiró del brazo del otro chico.

— Bueno, ya que ya estamos ¡Revisemos la feria! —exclamó con una sonrisa.

   Ambos chicos caminaron entre los puestos mirando aquellos objetos artesanales o no, cada puesto distinto, bromearon con la ropa en venta, la crema, los perfumes y lentes. Compraron algunas cosas pequeñas y finalmente fueron a sentarse en la zona verde del parque, entre los árboles y fuentes del lugar.

— El día está hermoso, no me creo que vaya a llover, el tipo del clima estaba drogado —dijo Bonnie con una sonrisa, la camisa blanca que traía puesta le quedaba magnífica, se pegaba a su cuerpo en las zonas precisas y esos pantalones se ajustaban a sus caderas, también a aquel trasero que Bon llevaba todo el día aguantando el no mirar.

— De igual forma traje un paraguas —dijo Bon mostrando el delicado estuche de su paraguas y balanceandolo en el aire.

   Había más gente paseando en ese lugar, sonriendo y divirtiéndose. La conversaciones les distrajeron de ver como el cielo se iba llenando de nubes y al notar que estaba más oscuro Bon no alcanzó a reaccionar cuando ya estaban cayendo gotas y eran los pocos que quedaban en el parque.

   Ambos chicos se juntaron debajo de la sombrilla y entonces Bon noto como Bonnie mantenía su vista fija en alguien, siguió aquella mirada viendo a una mujer avanzada de edad que acababa de perder su paraguas pues se había volteado y los fierros de este se partieron. Bon sonrió enternecido y caminó a la señora.

— Tome —dijo quitándose el paraguas de encima de él y Bonnie, el chico sonreía con amabilidad, la mujer trató de rechazar la ayuda con humildad, pero aún así ambos chicos se lo dejaron, debían buscar un refugio hasta que la lluvia se detuviera.

— ¡Mira! —exclamó Bonnie apuntando lo que parecía una pérgola, corrieron entre risas cómplices hasta el techo y allí se sentaron en las bonitas bancas de madera—. ¡Eso fue horrible! —exclamó Bonnie riendo, Bon le había empujado y estuvo apuntó de caer en un charco.

— Era una carrera. —Bonnie entrecerró sus ojos y empujó al otro de forma amistosa.

— Eres un tramposo. —Bon sonrió con inocencia fingida y se encogió de hombros.

El silencio les rodeo por unos segundos y Bon miró la lluvia cayendo frente a ellos, incesante y fuerte.

— Pareciera que el cielo se cae de tanta lluvia y aún hace calor. —Bonnie asintió, ambos estaban empapados y Bon al fin noto que la camisa de Bonnie se traslucía y podía ver esos rosados pezones erectos de frío, su rostro se sonrojó y miró hacia otro lado — Tu camisa se trasluce, Bonnie —El chico miró su torso y su cara se puso roja.

— Pues eres tú quien se fija en eso—gruñó con un puchero empujandole la cara para que mirará otra cosa, Bon rió con burla y algo de nervios lanzándose hacia el otro y haciéndole cosquillas—. ¡Eres un tramposo! ¡Detente! —decía Bonnie entre risas tratando de empujar al contrario.

   Una vez calmados notaron aquella comprometedora posición, el sonrojó subió a las mejillas de ambos, aun más que por las anteriores cosquillas. Bonnie sintió el extraño deseo de que el de cabello turquesa le besara, noto como su cuerpo reaccionó antes que él mismo y sus labios se entreabrieron, sus ojos se entrecerraron y una mirada de anhelo se posó en ellos, Bon sintió que algo se removía en su interior y soltó una suave risa sin salir de encima del otro.

— Luces como alguien que quiere ser besado —Bonnie se sonrojó aún más y golpeó el hombro del muchacho sobre él exclamando con sarcasmo.

— ¡Claro él! ¡El experto! —Bon se puso extrañamente serio, sus ojos sin perder cierto velo de timidez y Bonnie sintió su corazón saltar en su pecho.

— La verdad es que si te hubiese besado habrías sido mi primer beso. —Bonnie abrió la boca y luego susurro mirando hacia otro lado.

— Y tú el mío. —Se quedaron mirando en silencio, entonces Bonnie se armó de valor y susurró suavemente— ¿Tú quieres serlo? —Bon sonrió con cariño ante la dudosa y asustada mirada de Bonnie.

— Si —respondió acariciando la mejilla de Bonnie mientras este cerraba sus ojos entregándose a la caricia.

— ¿Qué te detiene? —preguntó con los ojos cerrados, sintiendo la respiración de Bon chocar con su boca y humedecer sus labios. Bonnie pudo escuchar un suave "Nada" antes de que sus labios se juntaran.

   Su primer beso fue torpe, superficial, pero a pesar de todo se sintió bien. Bonnie había rodeado el cuello de Bon con sus brazos y tardaron un poco en separarse.

   Una risa avergonzada se les escapó mientras buscaban hacia donde mirar y  que no fuese el contrario.

Fin

¿Qué te detiene?Where stories live. Discover now