I

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   Es imposible no notarlo, no verlo cuando camina por el pasillo y su cabello se mueve al compás de sus pasos. Y no puedo dejar de pensar en él, de seguirlo con la mirada cuando está cerca y de desear estar cada vez más cerca de él.

— La he regado en grande está vez —susurró abrazando aquella canción contra mi pecho, sabiendo todo el esfuerzo y dedicación que Bonnie puso en ella. "Soy tan estúpido" pensó tratando de aguantar las lágrimas.

   La mañana llegó con demasiada rapidez y en la entrada de la escuela tan pronto le vio quiso evitar a aquel muchacho de cabello morado, pero éste mismo ni siquiera le dirigió una mirada al entrar. Bon sintió que algo se rompía en él y tomó aire con fuerza, sentía que se ahogaba, que ni siquiera voltease a mirarle dolía hasta el punto de asfixiarle. Se apoyó en la pared queriendo recuperar el aire, mas este no entraba. Sus ojos se cristalizaron y la dulce voz del otro chico se escuchó al fondo de su cabeza, llamándole con alegría.

   Entonces algo le sacudió, mejor dicho alguien con rostro preocupado le sacudió, Bon levantó la vista y pudo ver a Mangle, la chica parecía demasiado preocupada, es más, allí venía Joy con un profesor y los ojos llenos de una gran preocupación.

— ¿Bon? ¿Estas bien? No respondías y parecías tener un ataque de asma o algo así. —Joy ahora estaba a su lado y el profesor hacia preguntas sobre su estado, pero Bon no podía responder, las palabras no salían. Algo le decía que buscase a aquel chico de ojos rojizos y le dijese que le necesitaba, que si volvía a ignorarle o no dirigirle una de sus hermosas miradas él perdía el aire y se moría lentamente. El profesor finalmente le pasó un brazo por los hombros y le ayudó a llegar a la enfermería.

   Bonnie por otro lado también se sentía mal, Bon era -o al menos él lo sentía así- su amigo y ignorarle de aquella forma no le gustaba nada, en especial cuando esté le había defendido tantas veces, no sólo estaba en deuda, Bonnie sentía cariño por aquel chico de tez acanelada.

   Supuso que si Bon estaba realmente interesado en su amistad vendría el mismo a verle, no podía ser siempre él quien le buscase y que su estúpida imagen le fuese más importante que su amistad. Recordó las palabras del chico y su pecho dolió, su corazón estrujándose dolorosamente.

   Iba tan metido en su cabeza que no piso bien y cayó por las escaleras, dos profesores y el conserje que le vieron caer fueron a ayudarle, pero había sido una caída fea y una vez al final ya no estaba consciente de lo que pasará a su alrededor, todo era negro.

   Bon había vuelto a ahogarse, cada vez que recordaba como Bonnie le había ignorado, era incapaz de responder cualquier pregunta entonces las chicas se fueron a clases y la enfermera se acercó a él a hacerle una pregunta un poco más directa.

— ¿Te gusta alguien? —preguntó ella mirándole con sus grandes ojos color ámbar, era hermosa, pero definitivamente no le era atractiva a Bon.

— ¿Por qué la pregunta? —dijo finalmente mientras el color subía a sus mejillas, sonrosandolas de forma notoria.

— Porque definitivamente eso que tienes no es asma, es angustia. ¿Peleaste con tu novia o algo? —Bon mordió su labio, iba a responder cuando la puerta se abrió de golpe y entró una profesora que dio rápido la orden de arreglar una camilla, detrás otros dos entraban con un cuerpo en brazos. El cabello morado se balanceo y Bon sintió que se ahogaba de nuevo o peor, esta vez ni siquiera se ahogaba, estaba demasiado preocupado para perder el control. La mujer de cabello rojo y ojos ambarinos le miró con suspicacia por un segundo.

   Una vez Bonnie fue instalado y examinado regreso con su otro paciente que tras escuchar que la única posible secuela que tuviese Bonnie de la caída era un feo chichón parecía mucho más calmado que antes. La mirada preocupada y esa luz de enamorado que iluminaba aquel hermoso verde hizo a la enfermera sonreír.

¿Qué te detiene?Where stories live. Discover now