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LILY

El irritante sonido de mi teléfono sonaba por alguna parte mientras mi subconsciente no se decidía entre despertarse o no.
Después de tres llamadas seguidas alcé la vista hacia el reloj de la mesita de noche y bufé.

¿Quien llama a las cuatro de la mañana de un sábado?

Cogí el móvil y vi el numero de Em en la pantalla.

—Por favor, dime que no me llamas por lo que estoyp pensando...

—Emily, cállate y escuchame— Chilla irritada Em.—La policía me pilló y...

Colgué, no podía creer que fuera la segunda vez en un mes.
Estaba muy enfadada ahora mismo y para no gritarle prefiero no hablarle, me levanto a duras penas, me visto con lo primero que encuentro.
Unos short jeans y una camiseta de tirantes negra y voy a buscar a mi padre.
Recorrí el corto pasillo, abrí la puerta de la habitación de mi padre casi sin hacer ruido y me acerco a su cama. Papá siempre duerme a pierna suelta y luego no se entera de nada, no me extraña que Emma se meta en más lío de los que pueda.

—Papá.— le sacudo del hombro.—¡Papá!
—Hmmm.— levanta la cabeza alarmado y confudo.— ¿Emily?¿Qué pasa?

—Emma...Em está en la comisaría.

Mi padre me queda mirando durante una larga fracción de segundos, hasta que su cerebro parece reaccionar.

—Joder...— Se levanta refunfuñando, se mete al baño y cierra la puerta de un portazo.

Respiro hondo, pongo los ojos en blanco y bajo a la planta baja a esperar a mi padre.
Voy directamente a la cocina y una vez allí busco algo de comer en la nevera.
Cuando estoy estresada, nerviosa o demasiado contenta siempre me entra hambre.
Encuentro un trozo de tarta de chocolate con relleno de crema y cereza y empiezo a comerlo.
Papá me pilla en la cocina, me echa una mirada de desaprobación, bufa y luego pone los ojos en blanco.

—Emily no es hora de comer, vámonos—Se da la vuelta y empieza a caminar hacia el garaje. Dejé la tarta a medio comer y corrí tras él—Vamos Emily.

—Ya voy, ya voy.

Me meto en el coche y me pongo el cinturon mientras mi padre espera que se abran las puertas del garaje para arrancar.
Tras arrancar papá avanzo a toda velocidad hacia el centro de la ciudad. Aparca delante de la comisaria, se baja del coche rápido y va a paso apresurado hacia el interior del edificio gris y sombrío.

Quince minutos después Emma y Travis salen seguidos de mi padre quien parece bastante cabreado y a punto de que le de un infarto por lo rojo que está. Em es la primera en meterse en el coche y tras ella Travis y por ultimo papá.

—Estoy cansado de que os metáis en líos, tú —Dice señalando a Emma a través del espejo retrovisor—. Estás un mes castigada, nada de fiestas, salir y tendrás que buscarte un trabajo si quieres recuperar tu coche porque no volveré a pagar quinientos dolares para que vuelvas a hacer lo que te de la gana, si tanto aprecias tu lindo coche, será mejor que te pongas las pilas.

—¡No es justo!—Grita Em a todo pulmón golpeando el asiento de mi padre con los pies.

—Em, basta ya— Le digo sin mirarla y volteándome hacia la ventanilla y observo el paisaje nocturno que pasa a toda pastilla delante de mi.

— Lo que no es justo es que tenga que tenerte vigilada las veinticuatro horas del día ¿Te imaginas si te hubiera pasado algo?¿Has pensado siquiera un maldito segundo en Emily..?

Me volteo al instante que oigo mi nombre, esto ha sido un golpe bajo. Em no es la hija perfecta (ni yo lo soy), se mete siempre en lios pero hacerla sentirse mal por el hecho de que pueda hacerme daño es un golpe muy bajo, hasta para papá.

¿Ella? Soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora