Con el corazón dividido

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El coche de Pablo estaba arrancado. María estaba junto a la ventanilla dándole el último beso antes de que se fuera. El corazón le latía tan fuerte que si el viento hubiera dejado de soplar todos los allí presentes podrían oírlo. Pablo le decía que pronto se volverían a ver, que se iba tranquilo que sabía que aquí estaba bien. Nacho iba de copiloto y miraba al frente, no quería mirarla, la amaba y se había equivocado al venir aquí, iba a ser padre y eso lo cambiaba todo. María le miró y le pidió a dios, al cielo y a las estrellas que Nacho la mirara. Si me mira me voy con él, pensó. Pablo puso la marcha y aceleró. María no dejó de mirar a Nacho ni un solo segundo hasta que ya no pudo mirarlo. Solo mírame y me voy contigo, se dijo de nuevo. Pero Nacho no la miró.

Nacho no quería mirarla, sabía que si lo hacía se bajaría del coche y la besaría ahí mismo, sin importarle quien estuviera delante. Pero la amaba tanto que iba a dejarla ir. Entendía que solo tenía 22 años, que estaba en la flor de la vida, que no tenía porqué vivir sufriendo ni en una relación a tres con él, su futuro hijo y la madre de su hijo. Esa no era la vida que quería para ella. Su dulce María. Su princesa.

María cuando el coche salió por la verja gritó con todas sus fuerzas. Ellos, que estaban ahí a su lado la miraron y al ver su cara llena de rabia y dolor, sin decir nada, se acercaron y la abrazaron. María estaba rodeada por tres hombres guapos, sexis, altos y que la hacían disfrutar como nunca, pero no... ella ahora solo quería a Nacho.

Por la noche, cuando llegaron a Barcelona y Nacho entró en su casa vio a Julia dormida con un montón de trozos de papel tirados por el suelo y con su mano posada en su barriga. Nacho suspiró. "¿Porque es tan jodida la vida? Mírala, tan preciosa y tan jodidamente sexy... ¿Porque cojones no te enamoras de ella Nacho, por qué?" Se quitó la ropa y se metió en su cama, con Julia. Ella sintió como se tumbaba y se despertó.

- ¡Has vuelto! - Nacho no quería ser desagradable, pero lo fue.

- Es mi casa Julia - A Julia se le agitó la respiración y Nacho lo notó. Respiró hondo. No quería hacerle daño.

- Julia, si me quedo contigo te estaré engañando, me estaré engañando. Te quiero, pero mi corazón no te pertenece.

- ¿Es por María?- Nacho se sorprendió. Y ante su cara Julia le aclaró que una mujer nota esas cosas.

- María me robó el corazón cuando entró en la habitación de su hermano Sergio y ella tenía apenas 4 años y sin conocerme se acercó a mí y me dijo con esa vocecita que si le hacía un bocadillo de nocilla.

- Le llevas 15 años Nacho - Julia quería razonar con él, hacerle ver que esa relación no era posible.

- Pero ahora es una mujer, ya no es una niña. Contigo me llevo 6.

- ¿Crees que Pablo o Sergio te dejarían estar con ella?

- Pablo y Sergio la aman tanto que le dejarían hacer cualquier cosa. La aman tanto como yo - A Julia se le rompió el corazón en ese instante. Ella era modelo de lencería, tenía un cuerpo de escándalo, una sonrisa preciosa y muchos hombres se masturbaban todos los días viendo sus fotografías. Había hombres que pagarían por tenerla en su cama. Pero él no... él tenía que preferir a una niña que podría hasta ser su hija.

- Soy la madre de tu hijo, ¿no significo nada para ti? - Julia tenía los ojos encharcados en lágrimas.

- Por favor Julia, no llores. No me hagas esto, no quiero hacerte daño.

- Pues quédate conmigo - Le suplicó Julia entre sollozos.

- No puedo Julia, de verdad. - Nacho se levantó, cogió su almohada y se fue a dormir al sofá. Julia se quedó rota y sola, llorando en la cama en la que Nacho y ella se habían jurado amor eterno y habían creado una vida.

En la cama de María - Trilogía María parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora