CAPÍTULO 19. Soy problemático.

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CAPÍTULO DIECINUEVE.

Soy problemático.

No soy un príncipe azul, princesa.

No sé cómo pasó tan rápido, cómo de un momento a otro yo había dejado de estar sobre su regazo, para encontrarme en la tierra seca de aquel lugar aterrador, en medio de la completa obscuridad, con sólo la mínima iluminación de una enorme luna llena. Mi espalda sobre el duro suelo y adolorida por el repentino y brusco golpe del piso. Justin prácticamente sobre mí, con una mirada asesina, si no hubiera estado tan asustada, incluso me lo habría imaginado con espuma blanca saliendo de su boca. En su frente se había saltado una vena y estaba algo rojo, con una expresión depredadora y casi enloquecida.

Su mano derecha viajó a mi cuello y lo rodeó con sus fríos dedos, los mismos que me habían tocado tan dulcemente segundos atrás. Y ahí, justo en ese momento, en la obscuridad, en un lugar deshabitado completamente, volví a ver lo que había visto aquella tarde en su mirada. Lo que tanto me había aterrado, y que tanto había tratado de olvidar, lo que había conseguido olvidar sólo para poder refugiarme en sus brazos sin sentir miedo.

Creía que se había ido, creía que nunca había estado ahí, que sólo me lo había imaginado, después de todo, nadie es tan malvado, ¿no? Pero ahí estaba, profundo en su mirada, ahí estaba la maldad, el odio, el rencor acumulados durante 18 años, y en este momento, me miraban sólo a mí.

Sentí como su mano comenzó a apretar, sin impedirme respirar normalmente, aún.

-Justin… -susurré calmada, más de lo que habría imaginado, más de lo que cualquier persona podría estar en una situación remotamente similar. –Está bien, si no quieres decírmelo, está bien.

Pero no funcionó y su mano apretó un poco más.

-Hay cosas de las que no debe hablarse, Marissa, preguntas que no deben hacerse, personas que no deben respirar… -murmuró con una voz siniestra que jamás le había escuchado, que jamás había escuchado en nadie, ni siquiera en él en sus peores momentos.

Justin estaba como ido, me miraba pero sabía que su cabeza estaba en otra parte, en otro lugar, parecía estar recordando.

Su mano comenzó a apretar más aún y entonces tuve problemas para llevar oxígeno a mis pulmones; fue ahí cuando me aterré, y aunque no sabía la historia detrás, con sólo mirar sus desquiciados e inhumanos ojos, supe de alguna manera u otra porqué le decían así.

Había una bestialidad enorme en él, en ese momento Justin era lo más parecido a un monstruo que había visto en toda mi vida.

Su mano apretó y apretó, hasta que el aire no tenía posibilidad de entrar en mis pulmones para nada, pasaron algunos segundos, creí que estaba a punto de morir y entonces él me soltó.

Tosí y me arqueé frenéticamente durante unos minutos y hasta ese momento me di cuenta de las lágrimas que bañaban mi rostro. Justin se levantó y se quedó mirando al vacío. Yo también me levanté minutos después, dispuesta a correr, a hacer despertar al fin mi instinto de supervivencia, pero la mano de Justin me detuvo, tomó la mía y entrelazó nuestros dedos.

-¿Estás bien, princesa? –preguntó en susurros.

Yo lloré aún más sin poder creer sus cambios de humor, además estaba aterrada y me temblaba todo el cuerpo de frío, las lágrimas empapaban mi rostro, tenía la espalda llena de tierra y el cabello despeinado, pero lo peor de todo, era el miedo.

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