KINGS. (The Vamps)

17. Regalo perfecto.

"Hazel... despierta, ya llegamos."

Poco a poco abrí los ojos, sentía mis brazos muy fríos gracias a el aire acondicionado del jet.

"Y Kari?" Le pregunte.

"Le cambie el lugar porque quería ver que durmieras cómodamente." Dijo y hace que me sonroje.

Desde cuando Bradley me sonroja con lo que me dice?

"Pues gracias." Le sonreí.
Gire mi cabeza disimuladamente para ver a James. El tenía los audífonos puestos y leía un libro, me sonrió y regreso su vista al libro.

"Ya vamos a aterrizar." Dice Brad y lo volteo a ver rápidamente.

Esperamos a que el jet aterrizara, el aeropuerto de la isla es hermoso. Apenas bajo del jet y el calor invade mi cuerpo, en Londres no podemos disfrutar de días soleados y calurosos ya que siempre hace frío.

Un auto muy lujoso ya nos esperaba en la salida del aeropuerto, todos subimos y este nos llevo hasta el hotel donde nos quedaríamos.

"Esta es tu habitación, deja tus cosas y después nos vamos para dar un paseo por la costa." Dijo Brad. Tome las llaves de mi habitación y abrí la puerta, era demasiado grande para una persona. Acomode mis maletas en la cama y eché un vistazo a toda la habitación, en el baño había una gran tina que estaba llena, dentro tenía petalos de rosa que la hacían ver linda y elegante.

"Estas lista?" Reconocí la voz de Kari. Salí de la habitación y puse un sombrero en mi cabeza.

"Lista!" Kari me tomo del brazo y comenzamos el paseo.

La isla era simplemente hermosa, había árboles frutales, flores por doquier y la brisa del mar se sentía tan fresca.

"Y si vamos a comer a algún restaurante?" Propuso Connor.

"Vamos!!" Dije emocionada y con hambre.

"Tu y yo comeremos en otro lugar." Susurro Brad en mi oído.
"Primero quiero comprar algo en esa tienda de regalos." Dijo ya en voz alta.

"Pues vamos." Contesto Tristan.

James no había hablado en todo el viaje, permanencia callado y no se le notaban animos de nada.

~*~

"Porque no fuimos a comer con los demás?" Dije mientras quitaba mis zapatos para no llenarlos de arena.

"Porque tengo preparado algo." Dijo Brad y sonrió.

Yo pensaba venir a la playa con Kari y así poder jugar con ella pero, Brad se adelanto trayendome a una caminata a la orilla. Era muy cómodo para ser honesta, caminar entre la arena con los pies descalzos era algo hermoso.

"Llegamos!" Bradley corrio frente una pequeña mesa redonda llena de comida, esta se encontraba también a la orilla de la playa. Era algo lindo, algo que no me esperaba de Brad.

"Sientate." Acomodo mi silla como todo un caballero. "Se que querías venir con tus papás y tu hermano." Saco un celular de su bolsillo "Los llamaremos por video llamada y así los podras saludar."

"Mis papás no tienen un celular, cómo van a contestar?"

"Cariño, tengo todo bajo control." Me dio el celular y de repente escuche la voz de mi pequeño Tomm.

"Holaaa Hazel!" Escuche a papá y podía verlos por la pantalla.

"Como quisiera que estuvieran aquí." Dije y mis lagrimas se empezaban a asomar.

"Diviértete, pequeña." Papá se puso en la pantalla.

"Cuidate mucho y recuerda que te amamos!" Siguió mamá.

La video llamada se corto y limpie mis lagrimas, se que fue muy corta pero no quería abusar de la generosidad de Brad.

"No estes triste, vamos a regresar y te prometo que vendremos con tu familia." Dijo el rizado, yo solo asenti.

Comenzamos a comer y para ser honesta el rato a solas con Brad me hace ver que no es tan malo como pensé claro que, trate de no hablar de cosas que lo molesten.

"Ya terminaste?" Pregunto y asenti. "Vámonos!" Bradley salió corriendo y yo apenas podía levantarme.

"No te metas al agua, acabas de comer!" Le grite pero no me hizo caso.

Se metió, se ahogó y murio.

Es broma.

Me levanté y camine hasta donde estaba Brad.

"Hay que deshacernos de tanta ropa." Dijo y comenzó por quitarse la playera.

"Bradley, no comiences." Termine de hablar y lanzo su playera mi cabeza. "Ponte la puta ropa!"

"Uy, Hazel tiene una boca muy sucia." Empezó a deslizar su short y cuando su boxer se asomó, tape mis ojos con ambas manos.

"Tranquila Hazel, no haré nada." Destape mis ojos y gracias a Dios no se había quitado el short.
"Donde esta el celular que te di?"

"Se quedo en la mesa."conteste.

"Es tuyo, puedes quedartelo. Si pasa algo como podré localizarte? Regresa por el."
Rode los ojos y sonreí, regrese por el celular y Bradley me seguía por detrás.

"Vamonos, quiero mostrarte algo." Dijo y entrelazo su mano con la mía. Mire nuestras manos, era la primera vez que nos tocabamos sin lastimarnos. Mire a Bradley directamente a los ojos y esta vez es el quien se sonroja. Trató de soltarme para evitar mas contacto.

"No me molesta." Dije y aprete su mano, el asintió y comenzamos a caminar.

Un auto nos esperaba, subimos y este nos llevo a un helipuerto.

"Subiremos a un helicóptero?" Pregunte incrédula.

"Si, no podemos ir caminando." Dijo y sonrió.

Subimos al helicóptero y me pusieron unos enormes audífonos de casco, nos acomodamos en los asientos traseros, el motor se encendió y el ruido de las hélices se comenzó a escuchar.

Estaba nerviosa, no sabía que era lo que Brad me iba a enseñar pero rezaba porque no fuera nada estúpido.

El helicóptero había tomado altura, toda la isla se podía ver desde arriba.

"Hable con tu papá cuando fui a pedirle permiso para vinieras." Dijo Brad.

"Que te dijo?"

"Que iba a ser un reto difícil que me quisieras, también dijo que no me rindiera." Me sonroje y agache mi cabeza.
"Como no quieres que te regale cosas caras..." Se sonrojo demasiado y rasco su nuca. "Quiero regalarte mi corazón." Hizo una seña para que me asomara por la ventana, lo primero que vi fue un gran corazón en medio de paisaje verde.
"Lo aceptas?" Dijo y sonrió.

Lo mire a los ojos, tenían un brillo especial. Nos acercamos lentamente, podía sentir su respiración. Las imágenes de cuando fue un maldito llegaban a mi cabeza pero las ignore.
Cerre mis ojos y mi estómago se revolvió en cuanto sentí sus suaves labios.
Y entonces se volvió nuestro primer beso correspondido, suave y romantico.
Brad me tomo por los hombros y me pego mas a su cuerpo.
Cuando el beso termino, ese brillo especial seguía en sus ojos y yo no podía estar más sonrojada.