Citius, Altius, Fortius

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-¿En qué consisten las pruebas? -preguntó una chica rubia perfectamente peinada y con voz chillona, que tenía pinta de no haberse roto una uña en la vida.
-Buena pregunta -se detuvo unos segundos y respondió-. Las pruebas están dedicadas a analizar todos los aspectos del usuario.
Son 9 las pruebas de: fuerza, velocidad, resistencia, flexibilidad, inteligencia teórica, idiomas, relaciones interpersonales, manejo de armas teórico y manejo de armas práctico.
Después de unas cuantas preguntas absurdas sobre la comida a bordo o la cantidad de almohadas que se podía tener, se dió por terminado el desayuno y nos indicaron el camino para la prueba de fuerza.

Nos condujeron como un rebaño de ovejas por los pasillos oxidados y mal iluminados hasta que llegamos a una puerta de metal de unos 10 centímetros de grosor, el la cual hicimos una parada breve.
Al abrirla el viento nos golpeó violentamente, y pudimos ver que al otro lado de la puerta había un chirriante puente de cobre de unos 20 metros suspendido en el aire.
Este era firme y seguro, pero eso no me evitó sentir vértigo al mirar por la barandilla y no alcanzar a ver el suelo.

El puente dió paso a otra puerta de metal gruesa la cual descubrió un pabellón de unos 30 metros de alto, y 50 metros de ancho, del cual ni siquiera se alcanzaba a ver el fondo.
El pabellón estaba bien iluminado gracias a las incontables ventanas que dejaban pasar la luz natural, y permitían respirar aire fresco, lo cual se agradecía después de estar encerrada en aquellos pasillos llenos de sudor y testosterona.
Nos indicaron el camino a la prueba de fuerza, que consistía en varias máquinas con una cuerda gruesa conectada a un mecanismo.

Darian y yo nos pusimos a la cola de una de las filas, y esperamos especulando sobre el ojo perdido de Heatwave, y concluimos que probablemente lo habría sacrificado en cambio del conocimiento supremo.
Cuando al fin llegamos a la máquina, el veterano encargado de la máquina le entregó unos guantes a Darian.
El veterano, de pelo castaño muy corto, parecía infinitamente aburrido.

Darian tiró con todas sus fuerzas y esperó un poco: 34, 65 Kilos de fuerza. Comparándolo con la media de los demás, unos 50 Kilos, era una nota bastante mala, pero él parecía feliz.
Cuando me puse los guantes, tuve compasión y tiré lo suficiente para aprobar, pero sin esforzarme demasiado. 45,34 Kilos. Cuando me giré sonriente hacia Darian, él tenía el ceño fruncido.
-Hazlo de nuevo, y hazlo bien -replicó enfadado-. Si me sale mal a mí, más razones para que te salga bien a ti.
-Pero...
-A mí no me engañas. Tú, el encargado -señaló al veterano, que le devolvió una desagradable mirada condescendiente- ¿Puede repetir la prueba?

Vaciló unos segundos.
-Pero rápido -respondió en esperanto con un marcado acento francés-. No tengo todo el día.
Resignada, tiré de la cuerda con ambas manos y sin mucha dificultad la rompí, y de repente me di cuenta de que todo el mundo me estaba mirando, así que simplemente me encogí de hombros.
El veterano parpadeó muy rápido dos veces y llamó al siguiente en la fila.

De camino a la prueba de velocidad, repliqué:
-¿Quién eres, mi padre?
-¿Por qué finges? -preguntó, serio.
-¿Por qué ahora te importo tanto?
-Solo me preocupo por ti, tonta.
Suspiré.
-Mi padre siempre me decía que tenía que ser discreta con mis... Talentos especiales -susurré.
-¿Talentos especiales? ¿Como tocar el codo con la lengua?
-Como pegar saltos de 4 metros, correr a 40 kilómetros por hora...
-¿Puedes hacer eso? -preguntó, emocionado.
-¿Tú no?
-Eh, no puedes dejarme así, dime algo más.
-Es que no sé si estás preparado.
-¡Venga ya, claro que estoy preparado!

Vacilé unos segundos para introducir tensión....
-De acuerdo, te lo contaré: pero prométeme que no se lo contarás a nadie... puedo leer la mente -susurré aún más bajo.
A Darian se le iluminó la cara como a un niño que ve un juguete nuevo.
-¿En serio? ¿En qué estoy pensando ahora mismo?
-¿Estás seguro de querer saberlo? Algunos se han quedado traumatizados al descubrir mis dotes... sobrenaturales.
-¡Sí, sí, claro que quiero! -dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
Me acaricié ambas sienes, haciendo como que le estaba leyendo el pensamiento, y lentamente comencé a hablar.
-Estás pensando en los abonos artificiales... Te preocupa mucho la contaminación de la tierra, y estás contemplando la posibilidad ir de nómada por los campos de cultivo proporcionando tu propio abono natural... -dije entre risas.
Entonces su sonrisa se convirtió lentamente en una expresión de sorpresa y luego en un ceño fruncido.
-¡Eres idiota! ¡Me lo había creído! ¿Todo era mentira?
-No lo sé, depende de tus preferencias sobre el abono... -respondí aún riéndome.
-En serio...
-Lo de leer la mente era mentira, todo lo demás era verdad.
-Demuéstralo -dijo, ya desconfiado después de yo le hubiera tomado el pelo.
-Ya lo verás.
Para demostrarlo, quedé primera en la prueba de velocidad, aguanté corriendo media hora para la prueba de resistencia, y conseguí tocar la frente con el pie para la de flexibilidad.

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⏰ Last updated: Mar 29, 2018 ⏰

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