Cáncer.

Adiós.

10, tenía 10 años cuando me diagnosticaron. Al principio no lo sabía, lo único que sabía en ese momento fue que era malo, muy malo; Mamá nunca lloró por cosas insignificantes.

Al llegar a casa, toda mi familia se reunió a penas los llamaron, estaban atentos de lo que decía mi mamá, mamá solo se echó a llorar, entonces fue que mi papá la dio. Todos lloraron, no entendía nada, ¿Fiebre alta? no estoy normal, ¿Gripe? No, nunca he tosido, ¿Resfriado? no, no he estornudado. Alguien me explique qué es el LEUCEMIA. El doctor solo dijo que algo ocurría en mi cerebro.

Comenzó con dolores de cabeza muy seguidos, a veces hasta no podía hacer mis tareas, ni concentrarme, hasta que un día solo no podía respirar.

Me explicaron que mi cabello se caerá, (no quería eso) que estaría débil. Me ahogaba un vez en el colegio, me preguntaron si estaba enferma, quería decir la verdad, pero mis papás me dijeron que no debía, así que solo me mantuve callada, perdí amigos, me quede sola, hasta que apareció mi mejor amiga, no le importo que yo estuviera calva, ni que estuviera débil, ni que estuviera a punto de morir, lo sabía, sabía que moriría, había investigado.

Madure muy rápido, vomitaba día tras día por 3 años de tratamientos, quimioterapias, mi cabello se cayó, use peluca, hasta que el mejor día de mi vida llegó, ''Felicidades Delilah, el tratamiento fue un éxito'' Sentía que era libre, no tenía que lidiar más, todo volvió, mi vida empezó de nuevo, salía con mis amigas, mi pelo regreso, salí de esa ''depresión'' me sentía feliz, me sentía completa, ¿lo bueno no dura, verdad?.

Volvió, y esta vez con más fuerza a los 17, fue como un hoyo negro, bueno, en ese hoyo se fue todo. Pero esta vez, yo había cambiado, no me importaba, no planeaba desperdiciar mi vida en tratamientos, solo... solo viví, mi vida no se apagó, más bien, me dio la oportunidad de volver a sentir, me dio la oportunidad de vivir, de hacer cosas que nunca pensé hacer. Nunca me despedace, siempre seguí con optimismo, mi madre siempre lloraba en las noches, eso sí me destrozaba.

Aunque, lo odiaba, odiaba que la gente me tuviera lastima, odie que las personas me miraran como loca, simplemente lo odiaba, no odio la leucemia, no, pero le tengo rencor, ¿porque le tenía rencor?, fácil, mamá estaba embarazada, no podre estar con mi hermana o hermano en sus problemas, no estaré para molestarle, no estaré cuando su primer corazón este roto, no estaré para ayudarle en la tarea, no estaré en su primer logro, simplemente, seré un fantasma, al que cualquiera podría olvidar, ¿Por qué ataca a personas que eran felices?, no,más bien no ataca, más bien te da una lección dolorosa, te devuelve a la vida, te hace aprovecharla, a cometer los errores más estúpidos pero graciosos, te da la libertad que necesitas. Si mueres, pero, morirás sabiendo, que alcanzaste por hacer cosas que siempre quisiste, eso hice yo, aproveche mi vida al máximo, aunque eso signifique estar lista para la muerte. 

Al diablo las opiniones de los demás, al diablo los problemas que tendrás, lo mande a la mierda todo, Me pinte mi cabello (lo siento mamá, sé que no te gusto que lo hiciera), Me tatué lo que siempre he querido (de nuevo lo siento, tampoco te gusto mi tatuaje), vi mis metas cumplir, y eso me hacía feliz más que nada. Aunque, nunca me haya casado, nunca tuve novio, morí virgen, no tendré hijos, lo más importante, es que mi familia salga adelante,(aunque tengo miedo del olvido) gracias mejor amiga, por esos recuerdos, nunca tuve infancia, aun así pase mi vida de lo mejor. ¿Saben?, el Cáncer no es un Huracán que destruye, sino una nueva oportunidad de sentir la vida.

-Gracias por la mejor experiencia, con amor, Delilah.

Gracias por asistir al —sollozó—   funeral de mi hija, Delilah.

Dicho esto, personas vestidas de negro iban desapareciendo, dejando solo una lápida, dejando a una chica extraordinaria enterrada, dejando, una parte de sus vidas muerta.

Una chica a lo lejos, se acerca a la lápida, sonríe.

-Descuida, estamos en un lugar mejor. –Sonríe mirando la lápida- Mamá, te amo.

Y se fue, dejando su propia lapida, para luego desaparecer.