capitulo 8 Leyxa

625 66 4
                                    


Capitulo 8 Leyxa

-¡Corre!- grité intentando alcanzar la mano de Keri pero corría demasiado deprisa para alcanzarla, el Heracles recorría mi cuerpo desde la nuca hasta los talones haciéndome más veloz, mi respiración acelerada y los fuertes golpes de mis piernas dando zancadas hacían que me ardiese el cuerpo, escuchábamos el sonido del trote de los grandes bufantes tras nosotras, me alcanzaron rápidamente viéndolos correr a mi alrededor adentrándome en la estampida mientras perdía de vista a Kerisal, uno de ellos pasó a mi lado haciéndome parecer enana, grandes y gordas bestias hacían sonar sus fuertes y robustas patas apenas sin pelo haciendo resonar todo el claro levantando las piedras, los hocicos gordos y demasiado gruesos para sus pequeñas cabezas resoplaban a mi lado ignorándome y adelantándome, de pronto vi la melena rubia de Keri sobresalir entre la multitud de los grotescos animales, se dejó caer sobre uno de ellos agarrándose al cuerno que sobresalía de su frente que al parecer solo los machos poseían, cabalgó como si de un garballo se tratase, lanzando carcajadas mientras zarandeaba su cuerpo compensando el movimiento brusco del animal, me tropecé cayendo contra el césped, me cubrí la cabeza encogiéndome todo lo que pude, notaba como la tierra temblaba al paso incesante de la manada, el chillido característico de Theralis se mezcló con los pasos de las bestias, sentí como la tierra se sacudía a mi alrededor por el movimiento de las alas del dragón negro, aproveché para incorporarme y saltar hacia Theralis justo antes de que un bufante me arrollase, sentí como el Heracles blanco empujó mis talones y por un instante parecía que flotaba, inclinándome hacia Theralis quien bajó la cabeza para que pudiese agarrarme a sus cuernos, me mantuve flotando sobre su lomo, ¿estaba levitando? Posé con brusquedad mi trasero contra el lomo del dragón y alzó el vuelo sacándome del claro, sobrevolamos planeando la extensa pradera, no veía a Keri entre las masas gordas y marrones de los bufantes que parecían parar de correr. Keiran descendió hacia el bufante que continuaba haciendo movimientos bruscos intentando zafarse de algo, Keri reapareció encima de su lomo por un instante antes de volver a desaparecer, me pregunté si mi pequeña levitación también había provocado que Keri fuese invisible ahora, tal vez nuestra proyección se estaba haciendo más fuerte, Keri apareció de nuevo esta vez permanentemente, atacó con brusquedad usando su Heracles contra el animal, Keiran descendió hasta ella lanzando una ráfaga de fuego -vamos- dije golpeando con suavidad a Theralis con mis talones, Theralis cayó en picado hacia Kerisal, me agarré con fuerza para no caerme mientras controlaba el movimiento de Keiran que se acercaba a Keri por la derecha aun manteniendo la ráfaga de fuego, Theralis caía a toda velocidad, alargué el brazo al igual que Keri quien lo alzó hacia mí, la agarré y tiré de ella ayudada por la levitación se colocó a mi lado justo antes de que Keiran arrollase a la bestia con su fuego, suspiré aliviada -ha faltado poco- escuché a Keri entre risas de nerviosismo, realmente no sabíamos si Keiran era consciente de que Kerisal estaba sobre el bufante, o quizás sabía que yo llegaría a tiempo para salvarla, tal vez no tengamos que hacernos muchas expectativas sobre lo que se le podía pasar por la mente de un animal. Theralis descendió con más suavidad cerca del chamuscado animal, Keri bajó primero y me ayudó a mi sosteniéndome de la cintura hasta tocar el suelo, -al fin una comida en condiciones.- exclamó comprobando su presa, el olor a carne quemada era bastante penetrante, Keiran se abalanzó sobre el animal muerto gruñendo, clavó sus garras desgarrando con brutalidad, Theralis se metió por medio mordiendo pequeños trozos, me recoloqué las botas mientras Keri sacaba la pequeña daga negra para arrancar un trozo, un tercer gruñido aun más grave nos hizo alzar la mirada hacia el cielo despejado, una enorme sobra se echó sobre nosotras, un chillido nos hizo apartarnos de la presa, dos grandes mantos sacudían y levantaban tierra, un enorme dragón se dirigía hacia nosotros a toda velocidad, tan grande que tuve que mover la mirada para verlo entero, tenia numerosas cicatrices y rasguños en las cartilaginosas alas verdes pálidas, la cabeza gruesa poseía dos cuernos tres veces más grandes que los de Keiran, echamos a correr hacia la jungla pero el grotesco animal posó sus patas y garras en el césped frente a nosotras, nos lanzó un gruñido mostrando sus fauces tan grandes como la cabeza y el cuello de Theralis, notaba como me temblaban las rodillas y me sudaba la espalda, me agarré a Keri quien se había quedado clavada en el suelo mirando fijamente los ojos negros de la bestia, alzó el manto que tenía como alas haciendo parecer aun más grande, sentimos un viento demasiado cálido como para ser una brisa, Theralis se echó sobre la bestia lanzando fuego incesante, los tres dragones se mezclaron en una pelea de garras y mordiscos, a penas distinguiéramos nada entre gruñidos y chillidos, nuestros dragones lo atacaban desde los flancos pareciendo mucho más pequeños en comparación con el tercero de escamas esmeraldas. Keri me agarró del brazo empujándome a correr hacia la selva, continuamos con los brutales sonidos de las bestias de fondo, la selva nos envolvía y notaba como me raspaba todas las piernas con os yerbajos, escuchamos como los arboles se desquebrajaban tras nosotras -Subete al árbol- me indicó Keri empujándome hacia el tronco, ella levitó hasta la compa extendiéndome la mano, pero el tronco era demasiado grueso y me temblaban los brazos del pánico, escuchábamos como el bosque daba paso a la gran bestia que se acercaba dificultosamente, -¡No puedo!- grité angustiada, probé a saltar intentando impulsarme con el Heracles, Keri clavó su mirada en mi mientras me gritaba que subiera, noté como mis pies se elevaban lo suficiente como para agarrarme a una rama, ella tiró de mi hasta sentarme junto a ella, me abrazó para evitar que me cayese ya que apenas había espacio para las dos, -tengo que enseñarte a usarlo- susurró sonriente, refiriéndose a la levitación. La bestia llegó hasta nosotros rastreándonos con su morro entre los árboles, se mimetizaba con el verde de sus escamas a pesar de que era enorme. Solo se escuchaba el sonido de nuestras respiraciones entrecortadas, agarré a Keri con fuerza haciéndonos invisibles, si no fuera porque la estaba tocando, pensaría que estaba abrazando al aire. El enorme dragón desplegó las alas destrozando los arbustos, se elevó costosamente hasta alzar el vuelo levantando consigo la tierra.

Hijas De Las BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora