Capítulo 15: "Yo"

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Quedaban kilómetros y kilómetros de camino. No sabía que hacer para distraerme.

¿Cómo explicar este sentimiento?

No lo entiendo... Acaso... ¿Quiero seguir? Esto es en vano... Creo...

Bien. ¿Por qué hago esto? ¿Por Ai? ¿Por mi abuelo? No lo sé...

Llegué a un bosque. Todo parecía muy calmado.

-Chico - dijo una voz.

La reconocí inmediatamente.

-Electro.

-Escúchame, estoy haciendo esto por un bien mayor. Estoy haciendo lo que el Creador no fue capaz de hacer.

-¿A que te refieres? - pregunté.

-Unir los mundos.

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- No te creo - contesté. - Si de verdad quisieras eso, no harías tanto daño.

-Cómo veas. Tu mismo - dijo riendo.

-¡Ken!

Empuñé mi espada al vuelo. Este también invocó una espada.

De repente, una imagen vino a mi mente.

Un pueblo. Pacífico y lleno de gente. Los pájaros cantaban y los niños jugaban.

Al fondo, una figura encapuchada.

La imagen se volvió negra.

Cuando regresó, cambió radicalmente.

Sangre. Cuerpos sin vida.

-¡Libera a Ai!

No era capaz de alcanzarle. Era muy veloz.

- Te lo advierto, Tsuki. No llegas a imaginar el poder que poseo - informó.

Se acercó a mi y me tumbó. Colocó su afilada hoja en mi cuello.

-Última oportunidad...

-Yo... - dije con dificultad. Un chorro de sangre bajo de mi frente tapando mi ojo derecho. 

Cerré los ojos pensando que era el fin. Una serie de imágenes de mi vida aparecieron.

Mi nacimiento, mi primer día de escuela, mi hermano...

Cumpleaños, fiestas, viajes...

Todo acaba en un segundo.

- Yo sólo... quería ver a Ai... una vez más...

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Me encontraba en un espacio vacío. Flotaba.

A mi alrededor había unas luces que se acercaban a mi.

Pude contar diecinueve.

Una de las luces me cegó.

Cuándo recuperé la vista, vi a Ai en lugar de la luz que me había cegado.

-Nos reuniremos, todos.

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Volví en mi, estaba tumbado en el duro suelo del bosque.

La hierba me hacía cosquillas en los dedos. Una brisa pasó por mi frente. Sentí dolor.

Mi ropa estaba muy gastada y sucia. Iba descalzo.

Una gota de agua cayó justo en mi ojo derecho. Limpió algo de sangre que quedaba en el párpado.

Cayó otra gota. Y otra. Empezó a llover.

- Ya me siento mejor - me dije. - Tengo que seguir...

Pude incorporarme. Al hacerlo vi un pueblo.


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