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Quería quitar sus manos de mi cuello, poco a poco iba perdiendo la visión, hasta que llegué al punto que la visión se volvió completamente borrosa.
Comencé a perder mi audición poco a poco y llegué al punto que perdí la noción del tiempo.

...

Desperté en una habitación muy extraña, era blanca, tenía una silla con aspecto antiguo y una mesa, ambos eran de un color oscuro. Sobre la mesa, lo único que se encontraba era un papel que parecía tener algo escrito.
Me acerqué a la mesa, pero cada vez que daba un paso hacia la misma, sentía que algo o alguien estaba detrás de mi.
Yo solo podía sentir escalofríos al escuchar susurros.
Decidí voltear a ver, lo pensé varias veces, pero al final lo hice. Como lo supuse, no había nada.

Decidí ignorar el sentimiento de miedo y me acerqué a la mesa.
Cuando estaba a punto de tomar la nota que estaba encima de la extraña mesa, algo comenzó a tocar mi cabello, quedé casi inmóvil por esto.

Cuando logré tomar la nota, me comenzaron a tirar más y más de mi cabello. Logré leer la nota rápidamente y decía " Has comenzado otra vez el juego, ahora debes terminarlo". Inmediatamente después de qr terminé de leer la nota, una figura de apariencia angelical apartó con una fuerza sobrenatural a aquella figura que me atormentaba así mismo convirtiéndola en polvo. Aquella figura de luz me envolvió en sus brazos y dejé de sentir temor y adquirí paz inexplicable.

Luego desperté dando un pequeño salto, todo eso había sido solo un sueño y por suerte ya era de día. Me levanté de mi cama, y lo primero que hice fue mirarme al espejo que estaba en mi cuarto, para comprobar si habían quedado marcas en mi cuello, pero no había ni una sola e incluso el rasguño de mi espalda había desaparecido, lo que me sorprendió mucho.

Busqué en mi armario ropa y la puse encima de mi cama. Luego, fuí al baño para darme una ducha y calmarme un poco debido a lo inexplicable.

Salí del baño y caminé hacia mi cuarto, pero había algo extraño. La ropa que había dejado sobre mi cama, ya no estaba. Esto ya era demasiado.
Busqué ropa nueva en mi armario y me vestí.

Fuí al piso de abajo, en el cual solo estaba mi papá, ya que a Angelique le tocaba trabajar en la mañana, y cuando iba hacia la cocina pero mi papá me llamó.

-Alaska ven, necesito hablar contigo

-¿Qué sucede?

-Bueno, Angelique y yo tenemos que irnos por cinco días a la ciudad anterior para arreglar unos asuntos respecto al trabajo. Te llevaríamos pero no queremos que te canses debido al viaje.

-Lo entiendo...

-Si, bueno vamos a lo que te iba a decir, esos cinco días te quedarás sola aquí.

-¿¡Sola?! Pero...

-Tranquila, te dejaremos dinero

-N-no es eso...

-¡Bueno ya esta decidido!, mañana Angelique y yo nos vamos.

-Está bien...

Ahora quedaría sola por cinco días, esto era malo, muy malo para mi, estaría en peligro de nuevo.

...

Mi papá salió para ir a su trabajo, y como siempre, salí.
Fuí al mismo parque de siempre, me senté en el mismo lugar y comencé a leer.

Estaba bastante relajada, pero de repente comenzó a llover y el único lugar cerca era un pequeño café.

Entré, no era la gran cosa, pero estaba organizado de manera elegante. Encontré una mesa para dos personas, en una me senté yo y en la otra coloqué mi bolso.
Poco tiempo después una mesera me trajo el menú.

Después de comer, pagué y salí del pequeño café, ya no estaba lloviendo.

Iba pensando un poco, que era lo que exactamente había pasado, esa nota extraña y aquella figura de salvación, ¿A que se refería todo esto?

Cuando ya era tarde, volví a mi casa. No había nadie.
Iba a ir a mi habitación, pero cuando estaba a punto de subir las escaleras, escuché un fuerte ruido, era como si algo de vidrio hubiese sido roto. Busqué cerca de dónde lo escuché, la cocina, la sala, y quedaba el sótano.  Abrí la puerta del sótano y bajé las escaleras. No encontré nada de vidrio roto, pero lo que si encontré fué la misma ropa que yo había dejado sobre mi cama y había desaparecido. De repente, la puerta se cerró de un golpe. Corrí hacia la puerta, pero cuando llegué, no pude abrirla y sentí que había alguien más en el sótano.

Baje de nuevo las escaleras que estaban después de la puerta, pero no había nadie.

Después de un rato ahí, ya no se veía todo normal, todo se comenzó a poner oscuro, y lo único que tenía un poco de luz, era una puerta dentro del sótano que estaba sellada en su mayor parte.

No sabía que hacer. Luego esa misma puerta que se suponía que estaba "sellada" se abrió.
Dentro de la puerta antes de entrar, lo que había era plástico transparente cubriendola, pero no se podía ver del todo lo que había dentro de ese cuarto. Decidí quitar el plástico, pero lo que encontré quedaría en mi mente de por vida.

Habían estantes de metal bastante grandes, pero lo único que había en ellos eran partes de personas. Todo estaba podrido, así que el olor no era muy agradable y tuve muchas náuseas.
Había piel putrefacta por todos lados, incluso en los mismos estantes habían cabezas de personas en estado de descomposición.
Todo estaba cubierto de sangre seca, y habían partes como brazos que lo único que tenían era mordidas. Los huesos abundaban en las esquinas de el mismo cuarto, y la sangre completamente seca sobre ellos también.

Al final de dicho cuarto, había una mesa de metal, que tenía muchos elementos de tortura, los cuales estaban cubiertos de sangre.

No podía seguir en ese lugar, salí corriendo pero algo tomó mis piernas y no me dejaba salir, pero un estruendo resono en el lugar y lo que fuese que me impedía avanzar ahora ya no estaba. Corrí de nuevo y por suerte logré abrir la puerta que estaba después de las ecaleras.

Lo único que hice fue ir al baño y comenzar a vomitar. Ese lugar tenía un olor tan desagradable, putrefacto y abominable que llegué a tal punto.

Decidí ir a la sala y quedarme ahí mientras volvían Angelique y mi papá volvían. Todavía yo no reaccionaba completamente, había quedado en un mal estado después de ver ese cuarto.
Encendí la televisión para tratar de olvidarme de todo, pero no lo lograba. La imagen de ese cuarto seguía muy viva en mi mente, pero de alguna manera extraña sentía que aún tenía esperanza.

La Casa 323 Where stories live. Discover now