Como detestaba a Tony en las mañanas.
Y más particularmente aquel día.
Para empezar me despertó con su desquiciante alarma de trompeta militar que según él era para no olvidar los viejos tiempos.
De mala gana tuve que meterme a bañar después de ello y para mi sorpresa había tomado mis cosas sin permiso y se había terminado el agua caliente.
En el desayuno no dejó de hablar con una de sus secretarías ignorándome por completo.
Más tarde encontré sus archivos y experimentos por todos lados regados.
Y por último mi escudo lo había usado para que su escritorio no se tambaleara.
Estaba harto de que él fuera un desastre y no respetará nada de lo que yo tenía.
Al final del dia decidí ir a reclamarle.
-Tony tenemos que hablar- dije entrando a su laboratorio.
-Eh si, pero antes podrías pasarme esa herramienta- dijo señalando algo a mis espaldas.
Yo la tomé y se la entregué.
-Gracias, ahora también esa caja- señaló una vez más.
No fue tan dificil encontrarla, tenía un llamativo envoltorio color rojo y azul.
-Toma- se la extendí para que la tomara.
-Eso es para tí- me miró avergonzado. -Vamos, ábrela antes de que me haga tan anciano como tú-.
Yo la abrí con delicadeza y me encontré con una medalla.
De un lado tenía una estrella y del otro una especie de círculo en el medio.
Eso definitivamente nos simbolizaba a ambos.
-Gracias....
-Lamento ser tan desastrozo y siempre molestarte Steve- dijo acercándose. -Prometo que a partir de hoy cambiaré aunque sea un poco-.
No pude evitar sentir ternura así que lo abracé.
