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Yoojung


Según el pronóstico del tiempo, el día estaría soleado, desde el día que fui a la cafetería con Sanha los días no habían sido muy cálidos, por lo que pasé dos semanas recibiendo ese calor que se me hacia necesario en sus brazos, no había día que no estuviesemos juntos.

Me encontraba mirando por la ventana de mi habitación. Solía mirar siempre por ahí cuando los días eran agradables.

Tenía ganas de verlo. Pero lo obligaron a ir a un paseo familiar, pensó en invitarme pero quería darle su espacio. Por ello me quedé en casa, ¿mis padres?, como siempre, trabajando, pero nuestra relación no era incómoda a esta alturas, todo iba bien, si se puede decir así.

Me puse a pensar que necesitaba conocer más personas. Sanha, Sanha y Sanha, no podía seguir siendo así; increíblemente, nunca tuve una mejor amiga ni amigos, tan sólo compañeros con los que realizas proyectos y tareas de la escuela, pero nunca hice lazos más íntimos con nadie de ellos.

Le dije a la aún niñera, sí, niñera o sirvienta, no sé como más llamarla, pero es la mujer de la cual temía más cuando era pequeña; le dije que saldría, seguramente a la biblioteca del centro, ni yo misma sabía mi rumbo, pero con eso se quedaría tranquila.

Caminé por las calles las cuales ahora no eran para nada frías; por ello me vestí con ropa delgada y cómoda.

Tenía dinero del que recibía semanalmente por mis padres, pues les sobraba y yo no les pedía que me lo dieran, pero aún así insistían, así compraba materiales escolares, pero esta vez se me antojaron las ganas de un delicioso helado.

Fui a una heladería cualquiera, ni su nombre recuerdo haber visto, tan sólo entré en busqueda del helado perfecto.

Había una gran fila; eso quería decir que deben ser buenos. Me coloqué en ella y una chica de cabello lacio hasta la cintura me dio un empujón.

—Wow, de verdad lo siento. Es que las niñas están demasiado inquietas por el helado.—Dijo tomándome por los hombros para colocarme en la fila fuera de peligro.

Me sorprendí por su acto; ella estaba delante de mí. Entonces percibí que no habían más que niñas en la fila, se me hizo extraño.

—¿Por qué tantas niñas?—Pregunté con algo de curiosidad. Ella volteó a verme con una sonrisa.

—No sé si es porque se les antoja helado o para ver al chico lindo de la caja.—Apuntó hacia adelante. Pero no podía ver nada con tantas cabezas más después de las nuestras.

—No veo nada...—Murmuré poniéndome en puntillas. No logré ver.

—No te preocupes. Muchas vienen sólo para coquetearle, pobrecillo.

—Que triste. Yo sólo vengo por helado.—Suspiré.

—Al menos no eres una de ellas. Yo también vengo por helado, chócalas.—Me mostró la palma de su mano.

Choqué la mía con la suya y reímos. «Estás siendo sociable Yoojung, vas bien.»

—¿Deberíamos ir a otro lugar?, digo, así compramos más rápido.—Me encogí de hombros.

—No, es que aquí venden unos helados muy ricos. Esperemos.—Ella miró hacia delante viendo que la fila se estaba acortando.

Ya estábamos cerca de la caja.

—Oh, ¿es por eso?, ¿o eres una acosadora encubierta?—Bromée y reí por mi comentario. Ella me miró con los ojos entrecerrados.

En serio, estaba tratando de sacar mi personalidad para poder charlar con ella.

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