∆ Primeros días

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A dormir, Michirou, tienes que descansar, a dormir, mi bebé, anda, ve a soñar —cantaba dulcemente Yuu mientras mecía al azabache menor en sus brazos.

Pareces una mujerse burló Mika parado en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

Cállate, Michirou está cerrando los ojos —gruñó el moreno.

Ya habían pasado varios días, habían recibido formalmente la custodia de Michirou y se hallaban en la casa de sus amigos; aquella estructura se sentía desolada, como si algo faltara.

Tras hacer que el pequeño bebé durmiera, ambos buscaron escapatoria de sus presencias; ese día Yuu durmió en la habitación de invitados, mientras que Mika bajó hasta la sala y durmió en el sofá.

[...]

Levantate, perezosoespetó el ojiesmeralda pateando levemente al rubio que se encontraba tirado a mitad de la sala—. ¡Shindou!

Ya me levantémusitó el aludido de mala gana.

El ojizafiro se levantó del suelo mientras maldecía en voz baja todo lo que existía, al menos hasta que notó algo que le causó curiosidad.

¿No que trabajas?inquirió el moreno.

Lo hago, pero tengo mis asuntos justo ahora, así que tengo el día libre —contestó con simpleza mientras mientras se ponía un delantal azul oscuro y se adentraba en la cocina.

¿Demasiados problemas para que te dieran el día libre? —interrogó estirándose y tratando de sacarle conversación al más bajo.

En realidad no —abrió la nevera y rebuscó en ella.

¿No?bostezó—. Para que te den un día libre es todo un reto.

Yo soy mi propio jeferodó los ojos.

¿Tu propio jefe?

Así esconfirmó sin voltear se a verlo—. Tú tienes que trabajar, ¿no? —el más alto asintió—. Ve a bañarte, apestasespetó Yuu; el rubio simplemente rodó los ojos y se fue al baño, dejando al azabache solo en la cocina con el pequeño infante—. Michi, vamos a darte algo deliciosole sonrió al bebé que estaba sentado en su sillita, muy atento a todo lo que pasaba a su alrededor.

Ma...

¿Qué?emocionado, el azabache giró hacia el ojizafiro menor, que había pronunciado aquella simple sílaba.

Ma... ...volvió a decir el bebé con algo de dificultad seguido de una tierna risa.

¡Oh, Dios mío! chilló con una amplia sonrisa—. Dilo de nuevo, masusurró.

Bajo el mismo techo [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora