Capítulo 7

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Narra Omnisciente

Sin dudas las consecuencias eran nefastas, sabía que nada podía bien. Desde que esa extraña voz apareció todo estaba mal e iban cayendo cada vez más con forme pasaba los días.

Había transcurrido ya tres meses de la muerte de Alex y Gabriela. Aquellos días habían sido duros para las familias y sus amigos, nadie se esperaba esa desagradable noticia.

— Aún no logro entender lo que pasó —dice Alicia con miedo.

— Fuera lo que haya pasado, hay algo que no encaja. ¿Cuál fue el motivo de matar a Alex y luego suicidarse? —ambas voltean a ver a Harry.

La policía había encontrado el arma con el cual mataron a Alex y tenían las huellas de Gabriela, la pistola era evidente que ella misma había jalado del gatillo. Muchas cosas sin explicar.

— No hay pistas ni nada, ya no sé qué hacer —dice Mía con evidente frustración.

— Tú no tienes nada que hacer, es el trabajo de la policía —suelta Harry para calmarla.

— Tal vez Gabriela gustaba de Alex y eso hizo que fuera un crimen pasional ¿no lo creen? —inocentemente opina Alicia.

— No lo creo, Al. Gabriela era difícil de convencer y sus gustos eran algo... algo... peculiares —termina Harry.

— Tienes razón —contesta ella.

La noche por fin estaba poniéndose mientras Mía caminaba a su casa, la conversación con Harry y Alicia la dejaron con dudas ¿crimen pasional? No lograba tragarse ese cuento, solo de pensarlo parecía tonto. Había algo más oscuro detrás de estas muertes, y significaban algo, no iba a darse por vencida hasta encontrar al responsable.

— ¿Aún no lo entiendes? —habló aquella voz a la cual estaba acostumbrada.

— ¿Entender el qué? —preguntó ella distraída.

— Fue Erín —eso la hizo dudar más.

— No sería capaz de quitarle la vida a dos personas que tanto quiero —reprendió a la voz.

— Sí que eres tan tonta —dijo irritado.

— Tal vez ella no fue y has sido tú —dijo sin rodeos.

— ¿Cómo siquiera lo piensas? Está claro que no —dijo riéndose.

— Pudiste haber controlado a Gabriela y matarlos ¿quién más le pediría a alguien que drene la sangre de otra persona? Solo tú, además para que pareciera un crimen pasional has hecho que ella misma se dispare. ¿A caso estoy en lo correcto? —dijo ella sabiendo que la respuesta que le daría la destrozaría.

— Creo que me has descubierto ¿Ahora qué harás, estúpida niña? —dijo la voz con cierta indiferencia.

— Claramente no puedo hacer nada, eres solo una voz idiota que cree tener a todos bajo el control —dijo con rencor.

Luego de aquella conversación un poco irreal termino por entrar a su casa, estaba vacía. Camino hacia la cocina y encontró una nota donde citaba "Llegaré tarde, la comida está en el microondas. Duerme bien. Charlotte." Arrugó la nota y se dispuso a comer, luego de haber terminado fue directo a su habitación la cual al llegar quedo sorprendida, aquella habitación era una montaña de papeles y ropa desordenada. En la pared había dos simples palabras '¿Harry o Alicia?' No dudo en correr hacia la casa de Harry.

Al llegar la mamá, Anne, atiende la puerta.

— ¿Puedo ayudarte en algo, querida? —dijo amable.

— ¿Está Harry? —dijo agitada.

— Claro pasa, está en su Habitación —corrió a donde estaba Harry y lo halló sentado en su escritorio.

— Hey ¿Qué pasa? —dice al verla

— Sé quién fue, y no se detendrá. No sé lo que quiere pero matará a Alicia si no hago nada —dijo al borde de lágrimas.

— Tranquila, explícame que sucede —trata de calmarla.

— Desde hace unos meses escucho una voz y me dice cosas, la misma que mató a Alex y Gabriela. Ahora dejó una nota refiriéndose a quien es el siguiente, si tú o Alicia —no hubo ningún comentario de parte de Harry— No me crees ¿Verdad? —dijo ella con enojo y tristeza.

— No es eso, solo que nadie creería eso verídico —trató de explicarle.

— No me crees —dijo en susurro— Harry te necesito —cada vez se acercaba Harry y ella se alejaba.

— Mía reacciona, nadie escucha voces. Tienes una enfermedad y hay que tratarla. —dijo con calma.

— No, Harry, tú no —repetía varias veces— Créeme por favor —decía llorando.

— Lo haría Mía pero simplemente me parece algo que tú has inventando por la muerte de Alex y Gabriela. —decía acercándose a ella cada vez más.

— ¡Eso no es cierto! —gritó mía y salió corriendo.

— ¡Mía! —se lograba escuchar desde lo lejos.

No podía creer que él le diera la espalda en estos momentos, le quedaba una última esperanza. Erín White.


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