Capítulo 5

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Narra Omnisciente

— ¿Vendrán a cenar? —les pregunta Harry a sus amigos.

—Claro, no nos perderemos la comida de tu mamá —contesta Alicia.

— Yo no podré —dice Gabriela— tengo que salir con mis padres.

— Oh, no hay problema. Mía ¿Vienes a casa?

— Sí.

— ¿Alex?

— Cuenta conmigo.

— Bien, la cena es a las 7:00, traten de no llegar tarde —dice el rulo serio.

— Si Harry —dice cansada de escucharlo Alicia.

— Mía te acompaño a casa —dice Harry pero más bien es una afirmación.

— Está bien.

Las clases habían terminado y por fin era viernes, un día muy apreciado por los estudiantes ya que era el último día a la semana recibiendo clases. La mamá de Harry había preparado una cena para los chicos ya que cumplían 3 años de amistad, parecía tonto pero era algo que ellos habían hecho tradición en su amistad.

— Puedo preguntarte algo —dice él.

— Sí.

— ¿Tú me quieres? Me refiero a que si me quieres más de lo normal. —Mía había quedado callada, no sabía que responder en ese momento. Era algo tan íntimo y no estaba preparada para ese gran paso.

— Harry, yo...

— Está bien, no tendrías por qué responder, descuida. —responde rápidamente.

— No, Harry. Yo —hace una pausa— sabes que siempre te he querido más que para una simple amistad, verte con otra persona no era fácil y menos cuando te veías muy a gusto con ella. —dice Mía con nerviosismo.

— Debo de confesar, yo nunca sentí algo por Verónica. Claro, me veía feliz pero era porque en ese momento creía que era la correcta. Cuando murió, sí, me puse triste porque ella era buena persona a pesar de todo y no merecía morir de esa forma. —explica.

— Si, ya lo veo. ¿A qué se debe tu pregunta?

— Esté, yo, em, no sé —dice colocando su mano en la nuca.

—Algo me dice que no te creo. —dice soltando una risita.

— Créeme bebé —dice éste abrazándola.

— Me gusta cuando me dices esas cosas. —dice ella feliz.

— A mí me encantan poder abrazarte. —dice él sonriendo.

— Eres tan tierno. —dice agarrando las mejías de Harry.

— No hagas eso, haces que mi hermosura se deteriore. —los dos ríen como niños.

— Perdone señorito, no quise lastimar su hermosura. —dice Mía.

— Perdonada doncella. —dice haciendo una reverencia.

— Eres un tonto.

Luego de esa extraña conversación cada uno se fue a casa. La tarde había pasado rápido y cada uno estaba preparándose para la cena. Mía iría con un usual vestido.


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Mientras tanto en la casa de Harry ya estaba todo listo

Mientras tanto en la casa de Harry ya estaba todo listo.

— ¿Mamá, segura que todo está listo? —pregunta por tercera vez Harry.

— Sí Harry, a la otra que me preguntes lo mismo no comes en la mesa. —le advirtió

— Tranquila, eh

— Ya verás que todo saldrá bien, hijo. —dice ella con voz suave.

— Eso espero. —dice el soltando el aire retenido.

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