Capítulo 3

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Narra Omnisciente

— Lo siento mucho, Harry —dice Alex abrazando a su amigo.

— Me siento tan impotente aquí, debería de estar buscando a ese maldito depravado —escupe Harry enojado.

— No te pongas así, ella está en un mejor lugar —dice Alicia.

— Es que no entiendo ¿Cómo diablos paso esto? ¿Por qué a ella? —dice Harry derramando lágrimas.

— Cálmate, ya verás que harán justicia. —dice Gabriela.

Mía solo miraba a sus amigos y no sé inmutaba en decir algo o decirle algo a su mejor amigo, algo que lo alentará. Solo estaba ahí sentada sin hacer un movimiento. Alex al parecer no era el único que había visto la actitud de Mía.

— ¿Te pasa algo? —le pregunta Alicia.

— Eh no, nada. —dice distraída.

—Te noto distante.

— No es nada, es que no me he sentido bien, nada importante. —dice Mía mintiendo excelentemente pero la verdad era que estaba enojada, no soportaba ver así a su amigo ¿Por qué mierda se preocupaba por una muerta? Acaso ¿Era mejor que ella? Se preguntaba.

— Recuerda que era su estúpida novia, no me vengas con celos para un muerta —dice burlándose la voz— Además no creo que te siga estorbando o ¿Si?

— No —dice en susurro haciendo que sus amigos la volteen a ver.

— ¿Segura que estas bien? —pregunta Alex.

— Si estoy bien, creo que es mejor que me vaya. —dice fría.

Mía se sentía tan enojada que fue al baño y golpeo la pared con su puño, logrando que le saliera sangre en sus nudillos.

— Mierda, lo que me faltaba —decía para ella.

— Controla tu mierda, acabarás poniéndote de sospechosa y todo se irá a la basura. —le recuerda la voz.

— Joder, es que no lo puedo creer. —dice sentándose en el suelo frío.

— Tranquilízate, es solo esta etapa. Él la olvidará y ya lo podrás conquistar, aunque no te entiendo ¿Por qué le ruegas por un poco de atención? Eres mujer valórate. A veces las mujeres son tan estúpidas por andar detrás de un hombre que ni importancia les pone. —dice enojado la voz.

— Vete al diablo, él me tendrá que querer o yo lo haré que me quiera. —dice ella viendo la sangre en su mano.

— Solo óyete por favor, pareces una maldita demente por un hombre. —dice la voz.

—Bien, lo dejaré pero me las pagará. — dice poniéndose de pie.

— Ve a la enfermería —demanda la voz.

— Eso haré, estúpido.

Mía sale del baño y con la mano ensangrentada se dirige a la enfermería. Cuando llega la enfermera se sorprende por la mano de Mía pero al final de acabo la cura y le pone una venda, durante el tiempo que estuvo en la enfermería la clase de Historia ya había comenzado, la casualidad era que les tocaba la misma clase a los cuatro amigos. Mía toco la puerta con la otra mano y el profesor la abre.

— Ya es tarde —le dice enojado

— Estaba en la enfermería —dice sin ánimos.

— Que no se repita señorita. —dice dejándola pasar.

Todos en la clase voltean a ver a Mía, ella solo camina para su escritorio sin ponerle importancia a alguno. Lo que agradecía es que la mano con la que escribe está bien, puso la mano izquierda vendada sobre el escritorio y de reojo pudo ver como algunos le miraban la mano.

El CementerioWhere stories live. Discover now