• Bebé a bordo

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Hace aproximadamente tres meses, la vida bendijo a Guren y Shinya Ichinose, un matrimonio de diez años, con un precioso bebé que habían logrado adoptar legalmente después de un extenuante proceso de varios meses

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Hace aproximadamente tres meses, la vida bendijo a Guren y Shinya Ichinose, un matrimonio de diez años, con un precioso bebé que habían logrado adoptar legalmente después de un extenuante proceso de varios meses.

Le habían comprado de todo, y para celebrar su llegada, organizaron una fiesta de bienvenida con todos sus amigos cercanos, especialmente Mikaela Shindou y Yuuichirou Hyakuya, sus respectivos mejores amigos, a quienes habían nombrado padrinos del infante.

Ahora, ya se habían ido todos excepto ellos dos, que ayudaban a limpiar los restos de papel de regalo rasgados mientras Guren les traía refrescos y Shinya mecía al bebé en sus brazos.

—Michirou es tan lindo y tranquilo —mencionó sin dejar de ver el rostro del bebé—. Espero que sea así siempre.

—Solo espera a que llegue a su etapa rebelde y no dirás eso —se burló el rubio, dejándose caer en un sillón, a su costado.

—Oye, acaba de empezar a vivir, todavía le falta mucho para llegar a su adolescencia —musitó Yuu, cerrando una bolsa de basura—. Y levántate, no hemos terminado de limpiar.

—Yo ya terminé.

—¿Hablas en serio? Ni siquiera tomaste la escoba, yo soy el único que está limpiando —se quejó el azabache, frunciendo el ceño.

—No vayan a empezar —gruñó Guren entrando a la sala. Traía una charola con tres vasos y una taza en ella—. ¿Acaso no pueden terminar un día sin discutir?

—Podríamos, si Yuu-chan no fuera tan quisquilloso...

—¿Quisquilloso yo? ¿disculpa?

—Basta, los dos —ordenó el albino—. Si despiertan a Michi, serán ustedes quienes lo vuelvan a dormir.

Rodando los ojos casi que al mismo tiempo, los dos más jóvenes se quedaron callados, a la vez que el matrimonio compartió una mirada. Y es que ambos sabían que, muy en el fondo, eran la pareja perfecta, por mucho que no se soportaran.

Hace algunos años, cuando Shinya llevó a Mikaela por un trago después de su trabajo, él le había confesado que, la primera vez que vio a Yuu, se había sentido demasiado atraído por él, y que incluso, trató de coquetearle. Claro, antes de darse cuenta de lo molesto e insoportable que era. Y algo parecido sucedió con Guren y Yuu, solo que este último se lo confesó en pleno uso de sus facultades y en medio de una conversación casual.

Entonces, y ya que se veían obligados a pasar tiempo juntos por los amigos que tenían en común, debían convivir. Lo gracioso es que era fácil darse cuenta de que, detrás de todo ese fastidio y molestia, se ocultaba una fuerte tensión sexual sin resolver entre ellos. Que ambos pretendían que no existía y fingían demencia al preguntarles.

De hecho, la razón de tanta fricción entre ellos era muy simple: Mikaela era demasiado relajado, respecto a todo. Comida, hábitos, sexo, todo. Hacía lo que quisiera, comía lo que se le venía en gana y dormía con cualquiera. Tenía una interminable lista de personas con las cuales tenía encuentros casuales. Y para Yuu eso era intolerable. Él, por el contrario, era más rígido. Tenía horarios establecidos, comía muy sano y no dormía con nadie a menos que tuvieran un fuerte vínculo antes.

Bajo el mismo techo [MikaYuu] |Terminada|Where stories live. Discover now