CAPITULO I Parte III

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–Eudoxia, nosotros... –musita Pete intentando pensar en las palabras adecuadas– Tu, eres descendiente de vampiros de raza pura. Tu madre era la líder del clan del norte de N. Orleans que por aquellos tiempos de guerra contra los cazadores clandestinos, se vio obligada a contraer nupcias con el líder del clan Sabbat del que formo parte ahora. Fue un matrimonio a conveniencia únicamente para unir fuerzas y enfrentar las bajas en ambos bandos. Tu madre era consciente de los peligros a los que se enfrentaba y cuando se enteró de que vendrías al mundo producto de aquella unión a conveniencia, quiso protegerte alejándote de todo eso. Al ser descubierta, fue exiliada de la guarida y llena de miedo huyó a los brazos de su amado, un mortal con el que tenía una aventura.

>>Después de algún tiempo, –continúa– su primer esposo regresó a cobrar venganza por la humillación a la que lo había expuesto Aurora, matándola a ella y a tu padre adoptivo frente a tus ojos, a raíz de eso el odio entre ambos bandos (humanos y vampiros) se hizo más grande. Fuiste criada como hija de mortales, pero nunca perteneciste a esa especie débil e ingenua, tu sangre pura estuvo dormida todo este tiempo, esto solo es un despertar... Tu despertar, mi señora.

– ¿Cómo es que sabes todo eso?­–Lágrimas inundaban sus bellos ojos color plata.

–Yo... Eudoxia... acompañaba a Clarens, el primer esposo de tu madre.

–No puede ser Pete –Le dice Eudoxia entre sollozos– ¿Cómo pudiste ocultarme la verdad durante tanto tiempo? ¡No puede ser posible que haya sido tan ciega! ¡Tú permitiste que mataran a mi madre!

–Señora...

– ¡No me llames así! –Interrumpe Eudoxia llena de furia.

–Eudoxia, yo no pude hacer nada. –Su mirada era imperturbable– Todo lo que pude hacer fue esconderte.

El dolor que sentía al enterarse de tantas cosas apenas le permitía hablar.

–Huí de los vampiros durante tanto tiempo y tú siempre lo supiste...

–Entiende Eudoxia, no estabas preparada para aceptarlo. Nunca quise que te convirtieras en un monstruo cómo yo, por esa razón intenté protegerte a toda costa. Soy un inútil. ¡Fred! ¡Fred, ven aquí! –El sacerdote atiende a su llamado y vuelve a la habitación con un frasco que contenía una extraña sustancia cristalina­–. Lo veía venir, esto te ayudará. Fred, explícale como debe usar la mezcla.

–Hija, –Dice el padre Fred–. Eres un demonio súcubo, al igual que Pete (íncubo), se alimentan de la energía vital contenida en la sangre de los seres humanos mediante el coito. Esta bebida, –pone entre sus manos la botella del brebaje– proviene de la mezcla de varios ingredientes con agua bendita, te ayudará momentáneamente a controlar tus impulsos, pero debo advertirte que comenzarás a debilitarte si no te alimentas.

–Vámonos a casa Eudoxia, tengo que saldar esta deuda con Víctor. –susurra Pete, claramente fastidiado con el tema.

– ¡No! Contigo no iré a ningún lado. –Sentencia llena de firmeza­– Eres una bestia al igual que todos tus camaradas.

–Señora –interviene Fred– deténgase. El se... Pete, todo lo que ha hecho es protegerla. ¿No cree que es injusto para él ese trato?

–Déjala Fred, solo está abrumada.

–Pete, lo más conveniente es que ella se quede aquí. Tarde o temprano empezará a sentir la necesidad de buscar hombres, me encargaré de cuidarla y así evitar que le haga daño a alguien.

–Estoy de acuerdo Fred, agradezco tu ayuda. También han sido tiempos duros para ti. Vendré a verte a menudo Eudoxia, aunque me odies. Ahora tengo que irme. Te amo. –Posa un beso en la frente de ella y se retira de la habitación dejándola conmocionada por todo lo sucedido.

"¿Podrías traer más té Amanda?", le dije a mi nieta cuando sorprendida escucha mi confesión. Es cierto, por primera vez en aquel entonces, le decía a Eudoxia lo que sentía, pero ella parecía no escucharme. Hice que un portazo retumbara tras de mí al salir de la habitación, ella simplemente había decidido no oírme mas, estaba enojada y yo lo sabía, pero necesitaba organizar mis ideas y darle espacio suficiente a ella para no ser atormentada, así que me dirigí hacia el altar a tomar un respiro.

–Claro que se dé quien hablas hija, -intervino el sacerdote- los cazadores clandestinos son una organización bastante antigua y sus costumbres han sido transmitidas a las nuevas generaciones. Ellos vinieron al pueblo desde mucho antes que se desatara el caos, por aquellos tiempos en los que extraños asesinatos se presentaron y nadie hallaba explicación. El encuentro más reciente entre ellos y los vampiros se dio después de muertos tus padres, cuando los segundos, dejaron de esconderse.

>> Martin, –continuó hablando– es el joven cazador que te salvó de Víctor. El siempre está acompañado de 3 personas más. Joseph, Andrews y Christa, la menor de ellos. Tú y Pete deben cuidarse mucho, son bastante hábiles en el uso de armas y luchan muy bien, he visto como matan a vampiros muy fuertes con sus propias manos. La guerra, lamentablemente es contra ellos Eudoxia. Tu supervivencia será tu principal motivo para pelear, porque serán ellos quienes irán tras tu cabeza.

Un gran dilema se formaba entre las manos de Eudoxia en ese momento, pues lideraba a un grupo de seres que bregaban por libertad pero que en el camino amenazaban, atacaban y destruían vidas de personas inocentes. Pensar en este tipo de cosas hacía que los bellos ojos grises de la muchacha se inundaran de lagrimas, nunca pidió hallarse en la situación en la que estaba, no quería ser vampiresa, no quería luchar contra nadie y menos contra los cazadores clandestinos que solo actuaban en pro a la defensa de los habitantes de la ciudad en un esfuerzo por devolver la calma que habían perdido. Ella haría exactamente lo mismo, pero no era ese su deber. ¿Cómo actuaría para salir de ese lío?


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⏰ Last updated: Jul 26, 2016 ⏰

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EUDOXIAWhere stories live. Discover now