C O N N O R

357 50 19
                                    

Nací un doce de septiembre en Wisconsin, Estados Unidos. Cuando tenía apenas tres años mis padres decidieron mudarse a Australia por una razón que aun desconozco.

Ser hijo único me llevo a conocer grandes cosas. Dicen que quien no tiene hermanos se vuelve una persona caprichosa, déjenme decirles que no es mi caso.

Mi madre se ha encargado de inculcarme buenos valores o eso creo.

Tenía solo dieciséis años cuando descubrí que mi orientación sexual me confundía. No fue tan difícil asumirlo para mí mismo, me había encargado de informarme acerca de ello.

Con el paso del tiempo aprendí a dejar atrás las personas que no merecían estar en mi vida. Cuando "salí del closet" mi vida dio un cambio radical.

"Mi mejor amigo" no supo aceptarlo, él se alejó y fue allí cuando descubrí que no siempre debemos contar con las personas que nos rodean.

Mis padres son muy católicos y tener que confesarme ante ellos fue algo que me tuvo alterado varios meses, aun así lo hice.

Me sentí un idiota al creer que ellos dejarían de quererme. A pesar de que la noticia fue inesperada, con el pasar de unos días la tensión disminuyo y nada cambio en nuestra estrecha relación.

Termine la preparatoria prácticamente solo, no volví a hacer amigos, siempre fui simpático y me juntaba en los recesos con algún que otro chico conocido, pero llamar a alguien amigo fue algo difícil de hacer. No quería más decepciones, sentir que a esa persona que llame mejor amigo durante gran parte de mi vida se alejó de buenas a primeras, dolió.

Cuando debí enviar mis solicitudes a las universidades, la primera que cruzo en mi mente fue la que este más alejada de esa ciudad en la cual pase tantos años. Extrañaría a mis padres, claro que sí. Pero era una buena oportunidad para aprender a ser yo mismo. La constante sobreprotección de mis padres sobre mis hombros era cada vez más pesada y al crecer comenzaba a irritarme.

No quería discutir sobre ello, entendía que era lo único que tenían y por ello cuidaban tanto de mí, pero independizarme era algo que todos necesitábamos.

La universidad marco un antes y un después en mí, mejor dicho, Troye lo hizo.

Mis dos primeros años fueron normales, supongo. Me integre en un grupo de chicos geniales hasta que conocí a Kali este último año.

Estudiar la misma carrera facilito la formación de nuestra amistad y eso estuvo bueno.

Llevábamos solo unos meses de "amistad" cuando la vi en el club junto al chico de bellas artes que me traía algo curioso.

Lo había visto en varias oportunidades en la biblioteca y aunque él ni siquiera me notara, yo amaba observar sus expresiones al leer.

Solo fue unos días después que descubrí que eran primos y no pude sorprenderme más por las vueltas de la vida.

Troye saco el lado bueno de mí, con él me siento diferente, soy feliz.

Me mantuvo confuso durante mucho tiempo, quise abandonar todo luego de unos meses de no entender realmente su vida, pero era un imán, no podía alejarme aunque quisiera.

El día que prometí no alejarme lo hice tan sinceramente que no pude romperlo, lo quise desde un momento en que no lo note, solo que cuando supe admitirlo fue la cosa más linda que pude sentir por alguien.

Pasaron muchas cosas en un corto periodo de tiempo, su leve depresión me hundió junto con él, incluso allí intente mantenerme firme.

Estaba desesperado, quería tratar con cada médico que solucionara todo eso, ver sus ojos tristes me dolía, tanto que agonizaba.

Troye... Troye supo salir adelante, levantándome a mí junto a él.

No entendí su depresión hasta hace solo unos meses, cuando revelo su historia ante mí. Estoy sorprendido de lo fuerte que es mi pequeño, de seguro nadie soportaría convivir con lo que él lo hacía.

Mirarlo a los ojos me devuelve la calma, me advierte de cada cosa que pasa por su mente. Quizás suene raro, pero comenzar a leerlo de esa manera me ayudó muchísimo en el último tiempo.

En un principio me mareaba no comprenderlo, sus ojos expresaban tantas cosas que a la vez se veían vacíos, hoy puedo decir que sus ojos son lo que me mantienen junto a él. De no ser así, no podría haber seguido.

No tengo mucho que decir acerca de mi historia, solo lo suficiente para que comprendan porque estoy tan jodidamente enamorado de ese pequeño de ojos azules.

Tengo 23 años de vida, en donde en cada oportunidad he aprendido algo nuevo, bueno o no, pero a fin y al cabo fue eso lo que fue formándome como persona.

Aprendí a aceptar a las personas gracias a ese "mejor amigo" que no supo hacerlo, creo que aprendemos las cosas de la peor manera o hasta que no nos sucede a nosotros mismos no lo entendemos, asique creo que podría agradecerle por dejarme esa enseñanza, gracias a eso hoy estoy aquí, aceptando la cualidad de cada persona sin permitirme juzgar.



---

REPITO: GRACIAS INFINITAS POR DARME LA OPORTUNIDAD!

REGALITO POR LOS 5K!!!

LOS QUIERO ♥

Iris → TronnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora