Sobre el azul - 2min&JongKey

» Capítulo 2: Acuerdo;

Jonghyun creyendo que tenía ya algo de ventaja al haber observado al hombre, atacó. El capitán reaccionó con facilidad y escaqueó el movimiento del príncipe, bloqueando su ataque con facilidad.

Los ataques del príncipe iban y venían, arremetiendo sin piedad y los sonidos de metal iban chispeando y resonando en el silencio total del patio.

Al principio el ladrón solo esquivaba los movimientos, pero a medida que iba a avanzando la pelea, notó cómo el cuerpo de Jonghyun perdía energía. Así que atacó, avanzó con agilidad y raudamente, haciendo que al príncipe se le hiciera un poco más difícil el reto. Dejaba libre muchos puntos donde su espada podría atravesar con facilidad y traspasar la carne. Conocía la técnica, pero aquel no podía compararse a la práctica que llevaba en ese arte, ese arte sangriento que el practicaba desde niño.

Atacando para sobrevivir.

En algún punto, el príncipe se descuidó y tropezó, causando el golpe final (que podría haber sido mortal). Minho lo había acorralado, había lanzado la espada hacia alguna parte y con los ojos abiertos e igual de apuñaladores, presionaba con fuerza el mango de la espada contra la yugular.

— Para la próxima, majestad, recomendaría que tuviese más cuidado. Sería lamentable una pérdida así.

Su padre lo miró con desaprobación mientras Minho hizo un gesto de ayudarlo.

Se le había antojado demasiado forzado.

Conforme pasaron los días, su padre, hombres conocedores de los misterios del mar, el antiguo capitán de la flota del reino y su viejo y leal consejero principal, revisaban los por menores de lo que sería una de las más grandes y arriesgadas expediciones de los tiempos.

Minho iba trazando rutas en el mapa acompañado del capitán que hacía opiniones. Jonghyun se mantenía distante pero siempre mirando por encima de ellos, escuchando atentamente. A veces, de manera disimulada, indicaba a su pequeña guardia que tomase notas.

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Dos semanas antes de terminar todos los preparativos, encontró al capitán chequeando algo en la gran sala de estudio, avanzó sin responder al saludo y se acercó a él, altanero y serio.

Minho no dijo nada y siguió. Pero la mirada del príncipe sobre él la hallaba molesta y entrometida.

— Es un largo camino que recorrer. Espero pueda guiarlos con seguridad, se lleva hombres valientes y leales.

— Sé la carga que llevo, pero estos hombres saben, al igual que yo, que lo primero es traer gloria a la corona. Su majestad ha puesto su entera confianza en mí.

Jonghyun asintió sin muchas ganas y empezó a dar vueltas por el estudio.

— No estamos tan seguros de que real sea ese tesoro.

Minho dejó de lado los pergaminos y recostó la espalda contra la mesa, mirando al príncipe con cierta confusión.

— ¿Falto de esperanza?

— No tengo tiempo para alimentar cuentos de fantasía—espetó tajante—. ¿Un vasto tesoro dentro de alguna especie de isla olvidada?

— Existe—replicó el capitán.

El príncipe lo observó con detenimiento y lanzó una risilla burlona al aire sin quitarle la mirada de encima.

— Capitán Choi, puede dejar las mentiras conmigo. Si aún no está muerto es porque me parece divertida la manera en la que está jugando con el rey y la manera en cómo va creando personajes en cada situación.